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Mil doscientas millas en misión

Equipo de ciclistas que pedaleó desde Washington DC hasta St. Louis tiene una historia para contar


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Grupo de ciclistas pedaleó desde Washington DC hasta St. Louis para participar del Congreso de la Asociación General (Foto: Marcos Paseggi)

Cuando un equipo de ciclistas adventistas del séptimo día decidió que pedalearían desde Washington DC hasta St. Louis, Missouri, Estados Unidos, para llegar al Congreso de la Asociación General de 2022, sabían que necesitaban entrenar duro y prepararse.

“Sentí que debía incrementar mi entrenamiento y estar más en forma si quería participar en un proyecto como este”, dijo Torben Bergland, director asociado del Ministerio de Salud de la Asociación General y uno de los participantes. “Necesitaba enfocarme en mi salud”.

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Pero de lo que Bergland y varios otros en el equipo no se habían dado cuenta es que a medida que el día de inicio se acercaba, algo más los preocuparía. “Nunca había colportado, nunca había ido a hablar con las personas en las calles acerca de mi fe”, reconoció Bergland en un programa especial de sábado en la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Thompsonville, Illinois, justo un día antes del final del viaje planificado para el 5 de junio.

El director asociado de la Asociación Ministerial de la Asociación General, Anthony Kent, muestra la copia del libro El conflicto de los siglos que ayudó a uno de sus tatarabuelos a aceptar la verdad bíblica y unirse a la Iglesia Adventista en la década de 1890 (Foto: Marcos Paseggi).
El pastor de la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Thompsonville, John Lomacang, le da la bienvenida al equipo de ciclistas a un programa especial del 4 de julio de 2022 (Foto: Marcos Paseggi).
Exhibición de la literatura adventista que el equipo de ciclistas distribuyó al conocer personas a lo largo del trayecto entre Washington DC y St. Louis, Missouri, Estados Unidos (Foto: Marcos Paseggi).

Los comentarios de Bergland fueron un eco de lo que sintieron los demás participantes de “I Will Go Ride” (Yo voy a pedalear). Varios de ellos, que se definen como personas “tímidas” e “introvertidas”, estaban más preocupados por la parte de testificación del viaje que acerca del desafío físico de la iniciativa. “Pero resultó ser una experiencia extraordinaria”, relató Bergland durante el programa. “Todavía tengo la timidez de acercarme a las personas, pero me he dado cuenta de que hay tantas personas allí fuera que necesitan algo, que aprecian no solo los libros que les dimos, sino también la interacción”.

Uno de los participantes, Rob Hansford, un contador adventista en Australia, estuvo de acuerdo. “La parte más atemorizante fue compartir mi fe con las personas. Estaba asustado. Pero esta experiencia realmente cambió mi vida. Aprendí que puedo ir y contarle la historia de mi familia a cualquiera”, afirmó Hansford.

Un proyecto misionero

Desde el mismo comienzo, los participantes reconocieron, el viaje fue planificado no solo como una iniciativa de aptitud física, sino también como una forma de testificar a otros a lo largo del camino. Los vehículos de apoyo en estas 1.200 millas (unos 1.900 kilómetros, aproximadamente) hacia el oeste cargaban cajas con literatura adventista que los ciclistas compartían al encontrarse con extraños y contarles acerca de su viaje y ofrecerse a orar por ellos.

El editor ejecutivo de Adventist Review Ministries, Bill Knott, fue el anfitrión de la presentación del equipo de ciclistas el 4 de junio en la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Thomsonville. Adventist Review es uno de los varios ministerios que patrocinan y apoyan este viaje (Foto: Marcos Paseggi).
Las esposas de tres de los ciclistas del equipo comparten sus experiencias. Ellas condujeron delante y detrás del equipo de ciclistas, cuidando de parte de la logística del viaje (Foto: Marcos Paseggi).

Todo comenzó cuando el secretario asociado de la Asociación Ministerial de la Asociación General, Anthony Kent, y sus amigos buscaban recrear la iniciativa misionera de Philip Reekie, un inmigrante escocés del siglo XIX en Australia, quien pedaleó miles de millas en su bicicleta, compartiendo literatura adventista con las personas con las que se encontraba. Uno de los que se beneficiarían de la lectura del libro El conflicto de los siglos, de Elena de White, fue Thomas Kent, el tatarabuelo de Anthony. La eventual aceptación del mensaje adventista por parte de Thomas llevó a la formación de una iglesia local y a varias generaciones de pastores adventistas y miembros laicos comprometidos. Kent estima que más de 20.000 personas han encontrado esperanza en Jesús a lo largo de los años, gracias a un hombre en una bicicleta.

Salvar dedos y extremidades

La pedaleada también tiene otros objetivos. El presidente de la División Pacífico Sur y miembro del equipo de ciclistas, Glenn Townend dijo durante el programa del 4 de junio: “En el Pacífico Sur, alguien pierde un dedo o una extremidad debido a la diabetes cada veinte minutos. [Mi esposa y yo] hemos vivido en Fiyi, y he tenido compañeros que han perdido extremidades y otros que han muerto debido a la diabetes”.

Según Townend, esta es la razón por la que la Iglesia Adventista del Séptimo Día se ha asociado con otras organizaciones para la iniciativa “10,000 Toes” (10.000 dedos), la cual tiene por objetivo apoyar los esfuerzos de frenar la incidencia de la diabetes en la región. La Iglesia Adventista está transformando a las congregaciones en centros de bienestar y está enseñando cómo cambiar sus hábitos y estilo de vida para evitar esta enfermedad.

"La iniciativa no ha sido pasada por alto", dijo Townend. “Una universidad australiana realizó un estudio acerca de las iniciativas de salud en el Pacífico Sur, y "10,000 Toes" ganó un premio como la mejor iniciativa durante dos años consecutivos”, completó. Este año, el programa también ganó una beca de AU$37.000, lo cual será invertido en agrandar el alcance de la iniciativa, dijo.

Todo se trata de la misión

Lo resaltado del viaje, según los participantes, fue el elemento de testificación. La directora de Publicaciones y Salud de la Unión Sudeste Asiática, Pham Nguyen To Phuong, de Vietnam, es la única participante femenina del viaje. Ella empezó con el ciclismo hace cinco años y nunca dio marcha atrás. “Solía orar ‘por favor, Señor, usa mi pasión para tu gloria’”, compartió. “A través de este viaje, Dios respondió mi oración”.

El secretario de la Unión Australiana, Michael Worker, dijo que pedalear a través de ciudades pequeñas y caseríos en su misión de llegar a St. Louis les dio muchas oportunidades de testificación. “Compartir lo que estábamos haciendo era una forma muy buena de comenzar una conversación”, afirmó. “Las personas nos saludaban, nos daban la bienvenida, y compartir nuestra historia abrió las puertas para la testificación. Y al compartir e interactuar con otros cristianos, muchas veces sucedió que ellos querían orar por nosotros. Vinimos para dar, pero recibimos”, dijo Worker.

El especialista sénior en sistemas ministeriales de la División del Pacífico Sur, Russ Willcocks coincide, añadiendo que él sintió que Dios iba delante de ellos, preparando el camino y los corazones de las personas para interactuar con ellos. “Solía pasar que cuando llegábamos y nos encontrábamos con personas, descubríamos que Jesús había llegado primero”, afirmó. “Estaban listos y abiertos a recibirnos”.

La directora de Publicaciones y Salud de la Unión Sudeste Asiática, Pham Nguyen To Phuong, vietnamita, es la única participante femenina del viaje (Foto: Marcos Paseggi).
La vicepresidente de 3ABN, Jill Morikone, y el presidente Greg Morikone dieron la bienvenida al grupo de ciclistas durante el servicio sabático en la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Thompsonville, el 4 de junio de 2022. La red TV 3 ABN se asoció para proporcionar recursos humanos y logísticos para el viaje (Foto: Marcos Paseggi).
Foto grupal de los ciclistas y el equipo de apoyo que ayudaron a que el proyecto de ciclismo desde Washington DC a St. Louis fuera una realidad (Foto: Marcos Paseggi).

"La clave es estar dispuesto a seguir la dirección de Dios", dijo Willcock. “No preguntar ‘¿debería ir?’, o ‘¿puedo ir?’, simplemente hay que decir ‘yo iré’, y Jesús se encontrará con usted allí”.

Respondiendo al llamado

Durante el programa, el editor ejecutivo de Adventist Review Ministries, Bill Knott le recordó a la audiencia presencial que los que seguían la transmisión en vivo que el llamado a hacer misión no se origina en nosotros, sino en Dios. “No nos movilizamos a servir a la iglesia porque pensamos que tenemos algo que ofrecer. Es el llamado de Jesús. Sin el llamado, no puede haber misión”, dijo.

El pastor de la iglesia de Thompsonville, John Lomacang está de acuerdo. En los pensamientos finales, Lomacang enfatizó que el viaje no coincidía con la mayoría de las zonas de confort de los participantes. “Pero he aprendido que Dios puede hacer cualquier cosa con un corazón dispuesto”, afirmó.

Lomacang añadió que estos ciclistas nunca sabrán el impacto completo de su viaje hasta que lleguen al cielo. Pero, nuevamente, enfatizó que la clave es aceptar el llamado de Dios a alcanzar a otros. “Dios puede hacer cualquier cosa a través de nosotros si simplemente decimos las palabras ‘yo iré’”, cerró.


Esta noticia se publicó originalmente en el sitio web Adventist Review.