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Pero, ¿qué quiso decir Lutero?

La luz de la salvación que trae Jesús.


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Silvia Scholtus de Roscher

Imagen: Adventist Review

La historia de un monje alemán clavando las tesis en la puerta de una iglesia el 31 de octubre de 1517 es la historia del comienzo del gran debate teológico que nos trajo la Reforma Protestante. La epístola de Pablo a los Romanos tiene la culpa.

La carta de Pablo a los romanos

Textos como Romanos 1:17 y 5:1, 2 fueron claves para el entendimiento teológico de Martín Lutero, y de vital importancia para su argumento teológico. En el prefacio a su comentario de Romanos, Lutero señala la necesidad de comprender algunos términos claves como “justificación”, “fe”, “paz”, “gracia”, “esperanza” y “gloria”, antes de comenzar el estudio de la epístola.[i] Estos términos, todos encontrados en los versículos mencionados arriba, son palabras clave para describir el proceso de salvación desde el comienzo hasta el final.

De acuerdo con Romanos 5, Dios puede transformarnos: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios” (Rom. 5:1-2, RVR). Los creyentes pueden estar en paz con Dios, aunque para algunos, encontrar la paz pueda llevar toda una vida.

La nueva luz maravillosa que Lutero fue impulsado a hacer brillar sobre todo el mundo fue cómo los pecadores pueden acceder a la gracia: no por la circuncisión, no por nuestras obras meritorias; sino solo por la fe en Jesucristo.

Entendiendo la gracia divina

¿Por qué el énfasis en Jesucristo? Porque él hace toda la diferencia: “siendo justificados gratuitamente […] mediante la redención que es en Cristo Jesús” (Rom. 3:24). “Justificación” es un término judicial. Ser justificado es lo opuesto a ser condenado. El mensaje del evangelio es que aunque el pecado nos condena, aceptar el sacrificio de Cristo por fe nos absuelve. El juicio final permite solo dos posibilidades: justificación o condenación. Sin Cristo todos somos condenados; pero todos los que están en Cristo son justificados. Para ellos no hay condenación; están en paz con Dios (Rom. 5:1; 8:1). Esto es lo que entendemos de la Biblia, que se explica a sí misma y cuya explicación es autosuficiente. Dios quiere que aprehendamos de su Palabra todo lo relacionado con nuestra salvación, incluyendo términos claves como:

“Propiciación” ―un término religioso, el sacrificio que Dios ofrece para satisfacer la justicia: Dios sacrifica a su Hijo como “propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados” (Rom. 3:25).

“Redención” ―un término comercial, el precio que Dios pagó por nuestro rescate: Somos “justificados gratuitamente por su [de Dios] gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús” (Rom. 3:24; ver también Col. 1:14).

“Justificación” ―Un término judicial. La defensa legal de Dios que nos declara inocentes (como anteriormente, Rom. 3:24).

“Reconciliación” ―un término con base en la familia. El abrazo de Dios para restaurarnos a una relación con él mismo: Dios nos “reconcilió consigo mismo por Cristo” (2 Cor. 5:18).

Entender el uso divino de estos términos bíblicos es razón para dar gracias profusamente: podemos agradecer a Dios por su sacrificio, por el precio que pagó para nuestro rescate, por declararnos inocentes cuando sabemos que no lo somos y por su abrazo de restauración.

En la parábola de Jesús sobre el hijo pródigo, escuchamos, en la historia del abrazo del padre a su hijo que una vez estuvo perdido, la narración de Jesús acerca de la historia de nuestra salvación.

Las 95 tesis de Lutero

Lutero no era el único interesado en los temas que se discutían en sus tesis. Pero era un experto intérprete del sentimiento generalizado entre otros eruditos de su tiempo. Otros habían intentado introducir cambios,[ii] frecuentemente a través de concilios eclesiásticos, pero también a través de esfuerzos individuales y colectivos.[iii] Las tesis de Lutero impactaron la sociedad de finales de la Edad Media de la manera en que lo hicieron porque expresaban los sentimientos de muchos alemanes de ese tiempo.

Las motivaciones religiosas influenciaron poderosamente el viaje interno y la acción externa de Lutero. El monje agustino había experimentado mucha ansiedad sobre la seguridad de su salvación. Pero luego, la declaración categórica de Pablo “el justo por la fe vivirá” (Rom. 1:17 R60), lo sacó de su profunda crisis. Entendió que un Dios misericordioso nos justifica por la fe. A la luz de este principio, toda la Escritura cobró un nuevo significado. Todos ―los vendedores de indulgencias, los compradores de indulgencias, predicadores (de hecho, especialmente los predicadores)― estaban interesados en el “cómo” de la salvación. Lutero estaba “rascando donde pica”. Sus escritos se difundieron.

Comenzando en 1514, Lutero predicó contra el abuso de las indulgencias y como hacían de la gracia algo barato en lugar de guiar al verdadero arrepentimiento. En 1517 sus parroquianos volvían de comprar las indulgencias de Tetzel, creyendo que no necesitaban arrepentirse y cambiar sus vidas para recibir el perdón de sus pecados. Lutero profundizó su estudio en el tema, y buscó consejos de expertos. Predicó del tema varias veces en 1517, explicando que el verdadero arrepentimiento era mejor que comprar indulgencias. Incluso enseñó que comprar indulgencias presuponía verdadero arrepentimiento y confesión, de lo contrario, eran inútiles.

La fe se había convertido en un mero bien de consumo unido a la compra de la justificación y estadías más cortas en el purgatorio.

Entre abril y octubre de 1517 Lutero dejó de predicar estos sermones, tal vez porque se estaba preparando para escribir sus tesis.

¿Por qué el 31 de octubre?

El 1 de noviembre, en la Iglesia de Todos los Santos, en Wittenberg, muchas reliquias coleccionadas por Frederick III, elector de Sajonia, serían distribuidas. Se había prometido que las personas que visitaran la iglesia el 1 de noviembre, “el día de todos los santos”, tendrían indulgencias, algo que la iglesia ofrecía como “una forma de reducir la cantidad de sufrimiento que uno debía sufrir por sus pecados”[iv] o incluso un sistema de convertibilidad.[v] El 31 de octubre era la víspera de un día en el que la Iglesia estaría llena de gente asistiendo a las celebraciones, viendo y adquiriendo reliquias sagradas y a cambio deshaciéndose de sus pecados.

Con mucha hesitación y angustia, Lutero puso las tesis. Algunos amigos lo animaron. Las tesis eran una proposición académica expresada en latín, no en alemán. Lutero pretendía que fueran discutidas en la Universidad de Wittenberg, donde enseñaba. Inicialmente, no tenía nada más en mente. El documento comenzaba:

“Desde el amor a la verdad y desde un deseo de elucidarla, el reverendo padre Martín Lutero, magister en arte y teología sagrada, y profesor ordinario en Wittenberg, tiene la intención de defender las siguientes declaraciones y debatirlas en ese lugar. Por lo tanto, pide que aquellos que no puedan estar presentes para debatir oralmente lo hagan por carta”. Su introducción concluía “En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, amén”.

A continuación, estaban las 95 tesis. Luego de que el documento fuera impreso en latín, puesto en la pizarra de la universidad y enviado a las autoridades, las personas comenzaron a hacer y compartir copias de las tesis de Lutero.

Temas de las tesis

Las tesis en primer lugar trataban la base bíblica del perdón. Discutiendo el valor de las indulgencias, sondeaban las bases sobre las cuales los seres humanos eran perdonados de sus pecados. ¿Qué dice la Biblia sobre eso?

En segundo lugar, se enfocaban en las indulgencias y la autoridad para ministrarlas; además, en la posibilidad de hacer favores por aquellos que ya habían muerto, y en la eficacia de tales medios. La concesión de Dios de completa libertad y perdón a los cristianos verdaderamente arrepentidos hacía que considerar las indulgencias como un regalo de Dios fuera una blasfemia.

En tercer lugar, Lutero trataba la relación de estas indulgencias con la ética cristiana, explorando la posibilidad de abuso por parte de los líderes religiosos.

De estas 95 tesis, dos en particular, la 1 y la 62, expresan el pensamiento de Lutero. Ambas son declaraciones cortas. En la primera tesis él escribe: “Cuando nuestro Señor y Maestro Jesucristo dijo ‘Arrepentíos’ (Mat. 4:17), quería que toda la vida de los creyentes fuera de arrepentimiento”. Lutero cita Mateo 4:17 de la Vulgata (versión en latín). Insiste que el verdadero arrepentimiento que Cristo requiere para experimentar el perdón de los pecados es interno, una acción espiritual en lugar de una confesión sacramental externa. Las indulgencias llevaron a los cristianos a evitar el verdadero arrepentimiento y dolor por el pecado, creyendo que al comprar las indulgencias podían reemplazar el verdadero arrepentimiento. Las indulgencias desanimaron a los cristianos de dar a los pobres y de realizar otros actos de misericordia, ya que creían que las indulgencias eran de valor más espiritual.

Las luchas propias de Lutero con penitencias le dieron un claro entendimiento de las ansiedades y preocupaciones de su audiencia. En su propia vida había peleado duro para distinguir entre la contrición y el arrepentimiento sincero, una contrición nacida del miedo al fuego del infierno. Después de años de tormento en los cuales la fe se había convertido en un mero bien de consumo unido a la compra de la justificación y estadías más cortas en el purgatorio, encontró el evangelio renovador, refrescante, liberador, incomparable. Su tesis 62 declara: “El verdadero tesoro de la iglesia es el más santo evangelio de la gloria y gracia de Dios”.

Lutero cita a Jesús, quien comenzó su ministerio diciendo “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17). En el verdadero cristianismo, la solución al problema del pecado implica arrepentimiento. Pero en la Edad Media, otros elementos fueron añadidos: esfuerzos espirituales, sustitutos materiales, sacrificios monetarios. Y había abusos del sistema que Lutero sentía que afectaban al servicio sacerdotal. Algunas personas ya no confesaban sus pecados, pensando erradamente que las indulgencias habían resuelto sus problemas.

Pero vivir una vida cristiana requiere que cambiemos el curso errado que nos lleva al pecado, volvamos a Dios y aceptemos su esfuerzo de abrazarnos y restaurarnos. Es imposible comprar la entrada al reino espiritual de Cristo o experimentar “no tener remordimientos” acerca de nuestro estado previo y conducta en nuestra vida. Jesús dice que para entrar en su reino se comienza con el arrepentimiento –lamentando nuestro pasado– que es un don de Dios, junto con su perdón por nuestros pecados (Hech. 5:31).

Otro punto llamativo de la tesis 62 es que la iglesia tiene un tesoro. Lutero discute la teología del mérito, el cofre del tesoro de los méritos que podría ofrecerse. Escribe: “No olvidemos que el mayor tesoro de la iglesia es el santo evangelio de gloria y gracia”. El tesoro de la iglesia es el evangelio, es decir, las buenas nuevas de Jesucristo. No hay otro tesoro además de Cristo y las buenas nuevas de su gracia –el favor inmerecido que él nos extiende para extraernos de nuestro estado y condición desastrosos; y nos ofrece la seguridad de su perdón, paz y esperanza de eterna gloria. En su parábola del tesoro, el hombre que lo encuentra vende todo para comprar el campo donde está enterrado el tesoro. El tesoro del evangelio vale más que cualquier cosa en esta Tierra.

Las tesis de Lutero y nosotros

¿Son relevantes las tesis de Lutero de 1517 para nosotros, 500 años después? ¿Podemos aprender de ellas algo sobre la salvación? Sí, podemos. Las tesis de Lutero explican cómo puede el cristiano obtener el perdón, la justificación y la salvación por la fe en Jesús. Aún más, nos lleva a un mejor entendimiento del Dios de la Biblia.

Las reflexiones de Lutero continúan señalando la importancia del estudio individual de las Escrituras. El estudio de la Biblia en sus propios términos nos presenta al único Dios de amor que nos ofrece perdón y vida eterna a través de Jesús. Conocerlo a través de las Escrituras elimina todas las barreras erigidas por falsos maestros y doctrinas erróneas que se interponen entre Dios y nosotros, hijos de su amor altruista y abnegado. Escuchar su Palabra diciéndonos cómo se siente con respecto a nosotros nos ayuda a respetar y valorarnos a nosotros mismos y a nuestro prójimo de la misma manera como Dios nos valora.

La misión de Lutero continúa mucho más allá de su tiempo. Su trabajo hizo que la Biblia fuera más accesible; la libertad religiosa se volvió importante; y muchas estructuras sociales discriminatorias fueron abolidas. Pero muchas personas todavía no saben que “justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Rom. 5:1).[vi] Muchos todavía deben ser inspirados por este texto fundacional tan importante para Lutero y los reformadores. Nosotros que hemos oído, ahora compartimos su deber de difundir la luz del evangelio para que hombres y mujeres en todo el mundo puedan disfrutar la paz de Dios que supera todo entendimiento. El privilegio de tal obra es una deuda que debemos al mensajero medieval que Dios usó para traernos la verdad de nuestra propia reconciliación.

[i] 1.           “Vorrede auff die Epistel S. Paul: an die Romer,” en Martin Luther, Die gantze Heilige schrift Deudsch 1545 aufs new zurericht,ed. Hans Volz and Heinz Blanke (Munich: Roger & Bernhard, 1972), vol. 2, pp. 2254-2268. Ver http://www.biblestudytools.com/commentaries/luther/romans/1.html.

 

[ii] Los acontecimientos que condujeron a la ruptura de Lutero ―en última instancia, una revolución teológica y política― incluyeron doctrinas conciliares, factores políticos como los conflictos entre papas y emperadores y otras causas derivadas del estado de cosas alemán: decadencia moral dentro del clero (especialmente del episcopado ), el monopolio de la nobleza, la debilidad del poder soberano en un imperio fragmentado en un sinfín de principados y ciudades; y especialmente, el resentimiento contra Roma.

[iii] Considere a Juan Hus, Jerónimo, Juan Wiclef, Girolamo Savonarola, los valdenses, los cátaros, Francisco de Asís, y otros.

[iv] Edward Peters, A Modern Guide to Indulgences: Rediscovering This Often Misinterpreted Teaching (Mundelein, Ill.: Hillenbrand Books, 2008), p. 13. Ver también: http://www.newadvent.org/cathen/07783a.htm.

[v] Martin Luther, “Disputación acerca de la determinación del valor de las Indulgencias: Las 95 tesis,” traducción al español por Rodolfo Olivera Obermüller, Chile, 2011. En: https://es.scribd.com/document/142485872/Las-95-Tesis-Indulgencia-y-Gracia-1517-Adap-2011. Consultado el 2 de agosto de 2017.

[vi] Incluso la fe de creer en su amor es un regalo gratuito de él (Rom. 12:3; Efe. 2:8).

Silvia Scholtus de Roscher enseña Teología del Nuevo Testamento en la Universidad Adventista del Plata, Argentina.