Milagro de sanidad pone fin a días de angustia
El Grupo Pequeño que se formó en el hogar de Eva, fue el apoyo fundamental que le ofreció contención y orientación cuando se encontró medio de un profundo dolor.
Coihueco, Chile – Coihueco es una localidad situada a 26 Kilómetros al este de Chillán y precisamente allí, se produce un milagro de sanidad en la vida de Eva Lagos, en el peor momento de su historia personal. Pero a pesar de todo, por el cambio que se produjo en ella, y el impacto que provocó en su familia, la llevó a tomar la decisión más importante de su vida. Se entregó completamente a los pies de Jesús mediante el bautismo y reconoció que Dios intervino directamente a su favor.
En esta historia interviene su hermana Lucía y el hermano Juan Venegas. Quienes fueron un pilar importante en el desarrollo de los acontecimientos (ella, es adventista gracias a que asistió a un grupo pequeño llamado “Vida Abundante” que se desarrollaba en el hogar del hermano Juan). Ambos tuvieron el interés que los padres y la familia compartieran la misma fe, razón por la que en algunas ocasiones insistieron en crear un grupo de oración y estudio de la Biblia en el mismo hogar, pero por distintos motivos no lograban concretar este deseo.
En el transcurso de esos días, Eva estaba pasando por duras experiencias matrimoniales. Había tratado de arreglar sus problemas en el pasado, pero no tuvo éxito. Por lo tanto, la situación se volvió cada vez peor hasta que tomó la determinación de separarse definitivamente de su esposo y refugiarse en la casa de un familiar. Fue firme y lo hizo.
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Pero su esposo no logró aceptarlo y decidió quitarse la vida abruptamente. Cumpliendo de esta manera la promesa que había hecho si la separación lograba concretarse. Ella al enterarse, sufrió un choque emocional extremadamente fuerte que la dejó en un estado de irracionalidad, que despertó en ella el enérgico deseo de perder la vida de cualquier forma posible y tomar el mismo camino y fin de su marido. En esto pensaba reiteradamente hasta que se convirtió en una obsesión.
En ese estado, fue internada en un centro médico para recibir atenciones para evitar que una nueva tragedia volviera a repetirse. Por lo tanto, era urgente lograr su sanidad. A esto, se agregó el esfuerzo que desplegó su familia al intentar ofrecerle contención. Pero, todo lo que se hacía parecía no producir los cambios que se deseaban. Aún así, no todo estaba perdido, porque sus padres conmovidos por lo que había pasado, deciden abrir las puertas de su casa, para que en el mismo seno del hogar se celebraran reuniones de oración en favor de Eva y lograr su sanidad.
En ese momento, Lucía y el hermano Juan, establecieron un nuevo grupo pequeño allí, que logró reunirse dos veces a la semana para dedicar el mayor tiempo posible a la oración para la restauración de su hermana y ofrecer apoyo emocional a su familia.
A estas alturas, estando ella bajo un intensivo tratamiento médico y aún en un estado de salud muy delicado, el hermano Luis Lemus, quien asistió también al grupo, ofreció intervenir en la enfermedad y rogar a Dios para que se manifieste su poder en la vida de Eva, por medio del ungimiento. Ella accede y una vez que se desarrolla este acto, viene lo esperado. ¡Comienza de inmediato a disminuir su ansiedad y la angustia desaparece! Días más tarde ella dijo: “…era algo que yo no podía creer, era algo inexplicable porque Dios hizo un milagro. Ese dolor desgarrador, él me lo había quitado y fue en un instante…” Sentenció.
De esta manera, empieza a vivir en carne propia la restauración y la paz vuelve a su corazón. También se integra como un miembro más al grupo recién formado en su propio hogar. Allí participa junto a su hermana, sus padres y sus dos hijos recibiendo el apoyo espiritual del naciente “Pequeño Grupo de Miraflores”.
Al siguiente control médico, relata lo sucedido a su psiquiatra, quien hasta ese momento le estaba dando una alta dosis de medicamentos. Al oir, queda sorprendida. En ese instante, le pregunta cómo había sucedido todo, considerando en el delicado estado que estaba sólo un par de días atrás. Le pregunta además, si asiste a alguna iglesia que le permitió lograr el cambio. Eva le explica que asiste a la “Iglesia Adventista del Séptimo Día”. Al ver que ella estaba totalmente distinta y serena y con un rostro lleno de alegría, la psiquiatra queda sorprendida y dice: “…si es así, los medicamentos van a disminuir y te aconsejo que tú sigas asistiendo a esa iglesia.”
Reconoce que lo sucedido se produce sólo por la misericordia de Dios y días más tarde, Eva cumple su deseo de unirse a la iglesia y es bautizada el 18 de Octubre por el Pastor Joel Jerez. Allí en medio de una emotiva fiesta espiritual testifica frente a sus hijos y sus padres quienes ven cómo Dios pudo restaurarla y devolverle la sanidad. De este modo, al finalizar la ceremonia bautismal y tras la invitación que hizo en ese momento el Pastor Alberto Silva, ellos aceptaron el llamado para prepararse y entregar también sus vidas a Cristo y seguir el ejemplo de su hija y su madre. [Raúl Salamanca Muñoz]