Matrimonio brasileño comparte el evangelio enseñando portugués en el Fin del Mundo
Cerca de 20 personas del sur de Chile, entre adolescentes y adultos, han asistido a las clases donde también han recibido el mensaje de esperanza.
El Servicio Voluntario Adventista invitó a servir a un valiente matrimonio brasileño en la ciudad de Puerto Williams, conocida como el "Fin del Mundo", al sur de Chile. Ismael de Oliveira y Olivia Allen han dejado de lado las agradables temperaturas de Brasil y las preciosas playas para emprender una nueva aventura en este extremo sur de Chile.
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Puerto Williams, es una localidad que los 365 días del año vive en frío, llegando a una máxima anual de 7.2º en su mes más cálido y -2.8º como mínima en su mes más helado. Un clima que dista mucho de lo que estaba acostumbrado Ismael, quien viene de una ciudad con temperaturas que oscilan entre los 40º.
Una nueva realidad
“Es un cambio bastante grande para nosotros, antes habíamos vivido en Argentina, allá hace bastante frío en algunas épocas del año también; sin embargo, este es un desafío. Aquí hay temperaturas muy bajas y eso no lo habíamos vivido antes”, señala la misionera del Servicio Voluntario Adventista, Olivia Allen.
Este ha sido todo un desafío que no ha estado exento de múltiples complicaciones, las cuales han sido abrazadas con fuerza por Ismael y Olivia, quienes se comprometieron a llevar el mensaje de salvación a esta localidad y su comunidad de 2 mil personas.
El método de Cristo
Siguiendo el objetivo de alcanzar los corazones de los pobladores del extremo sur de Chile, este matrimonio ha buscado diversas formas para impactar a la comunidad, usando de esta manera el Método de Cristo.
Velando por las necesidades de la gente, y sus intereses; es como Ismael y Olivia decidieron dar clases de portugués al público.
Estas clases fueron impartidas en el Liceo de Puerto Williams 3 veces a la semana durante 2 meses. Clases que de igual manera tenían un contenido previo referente a la fe Adventista, teniendo así una meditación y una oración antes del inicio de cada sesión.
A estas clases han asistido 20 personas, entre adolescentes y adultos, quienes han aprendido desde cero el idioma, y además se han visto enriquecidos por el mensaje de esperanza.
Una grata experiencia
Esta oportunidad ha sido sumamente valiosa, según relata Olivia, quien ve de forma positiva los nuevos vínculos con la comunidad del sur de Chile.
“Lo más importante son los vínculos, estamos muy satisfechos con los resultados con la comunidad, la cual nos pide ya la segunda parte de la clase”, comenta Olivia.
Mucha gente se mantiene atenta a la labor que desempeña este matrimonio voluntario por el gran aporte que el Servicio Voluntario Adventista realiza en distintos puntos del mundo.
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