Más de 5 millones de niños son víctimas del trabajo infantil
El 12 de junio de cada año, todos tenemos la oportunidad de fomentar y coordinar iniciativas en la lucha contra el trabajo infantil.
Por Rosmery Sánchez
La huella del sol y el frío en sus tiernos rostros, la suciedad en sus pequeñas manos y sus inocentes miradas llenas de cansancio solo expresan un solo mensaje: ¡Ayúdame!
Esta es la realidad que enfrentan 5.7 millones de niños en América Latina y el Caribe, al ser expuestos a diferentes situaciones de trabajo infantil sin haber cumplido la edad mínima de admisión al empleo. Ellos son quienes han dejado de lado los juegos, los superhéroes, los amigos y lo que es peor, la educación; haciendo de la calle su lugar de trabajo y dejando de lado el deber y la responsabilidad de estudiar. En muchos casos, ellos trabajan en la agricultura y también en otros sectores de alto riesgo como la minería, los basureros, el trabajo doméstico, la cohetería y la pesca.
Para la Organización Internacional del Trabajo (OIT), este hecho priva a los menores de su niñez, su potencial y su dignidad que es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico.
Miles de niños trabajan en las calles vendiendo caramelos, lustrando zapatos y realizando piruetas exponiéndose a toda clase de peligros con el fin de recaudar algún dinero, algo que no siempre acaba en sus bolsillos debido a que muchos de ellos son explotados trabajando largas horas del día. Sus fantasías han sido cambiadas por la dureza del trabajo y por este tiempo que jamás podrán recuperarlo. Su momento de saltar, correr y jugar han desaparecido.
La OIT aclara también que, en Sudamérica, Perú y Bolivia son los países que lideran en trabajo infantil. En el mundo, aproximadamente, 168 millones de niños y niñas son víctimas de estas acciones que atacan la integridad y el desarrollo psicológico y social de los menores.
Las causas son muchas: pobreza, hogares disfuncionales, explotación infantil, entre otros que les han robado la niñez, la etapa más bonita del ser humano.
Por lo tanto, comprarles los dulces que venden o adquirir los servicios que los niños prestan, significa mantener el trabajo infantil y condenarlos a la pobreza en las calles. Más bien, ayudemos a fomentar la educación para estos menores.
En este sentido, la OIT creó el Día Mundial contra el Trabajo Infantil para concientizar acerca de la dimensión de este problema y unir esfuerzos para terminar esta realidad. El 12 de junio de cada año, todos tenemos la oportunidad de fomentar y coordinar iniciativas en la lucha contra el trabajo infantil.
Denunciar un acto de trabajo infantil es el deber de todo ciudadano para no contribuir a que los niños continúen en esta situación.
La calle no es su lugar, respetemos sus sueños y apoyemos al futuro de mañana.
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