Por Felipe Lemos

Rita Labra vivía a solo cuatro cuadras de un centro de influencia llamado Espacio Vida Sana, ubicado en la región de la avenida Cañoto, en el centro de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. Pero se enteró de dos programas y cursos desarrollados allí por jóvenes adventistas del proyecto 1 Año en Misión (One Year in Mission, título original en inglés) por medio de las redes sociales. Una vecina vio las publicaciones en Facebook y le avisó. Rita no lo pensó dos veces. Fue hasta el centro para aprender más sobre cocina vegetariana.

Ella utilizó los conocimientos obtenidos para aplicarlos en su pequeño negocio de preparación de alimentos para la venta. Ahora, también comercializa alimentos más saludables. Después del primer curso, Rita participó en el curso de fisioterapia, actividades físicas, y finalmente, uno para entender más sobre los temas de la Biblia. “Aprendí cosas que no sabía, cosas importantes para mi salud”, comenta.

Su contacto con el centro comenzó en mayo de este año. Ese centro fue armado en un área estratégica de la ciudad que cuenta con más de 1 millón 700 mil habitantes. El proyecto cuenta con la participación de 20 jóvenes de varios países que ofrecen, de forma gratuita, muchos cursos y charlas de interés de la comunidad en las áreas de música, salud, educación y teología, entre otros temas. Además de ese centro de influencia de la avenida Cañoto, hay otros dos puntos en actividad que ofrecen varias posibilidades para la sociedad.

Vea fotografías de las actividades del centro de influencia:

Invitaciones digitales

El coordinador general, el pastor Pablo Moleros, explica que una gran diferencia en las acciones de comunicación fue la creación de invitaciones digitales para comunicar a la comunidad de la existencia de los proyectos. Está, también, el método tradicional de salir con una carpeta, de puerta en puerta, para registrar a las personas interesadas. O, también, el uso de las radios adventistas de la región.

Pero el uso de redes sociales cambió la forma en la que los jóvenes se comunican con personas como Rita y tantos otros. Además, los números generales mostraron que el incremento digital fue fundamental para que los servicios se hicieran conocidos en Santa Cruz de la Sierra. Hasta agosto, había 971 inscritos en los cursos ofrecidos en los tres centros, pero, por WhatsApp llegaron hasta el proyecto 1.820 personas. En las páginas de Facebook de los centros, 3.400 mantienen contacto regular con los jóvenes.

Cuando se compara la manera como las personas llegaron hasta los centros, las estadísticas muestran aún más la importancia del uso de estrategias digitales. El 62% afirmó que llegó hasta el lugar gracias a las redes sociales y el 28% porque vio algún cartel relacionado.

Moleros explica que la decisión de fortalecer la comunicación digital con la comunidad se tomó por algunas razones bien específicas. La principal de ellas es que, en el sistema convencional de visitas personales, los jóvenes de Un Año en Misión se encontraban con edificios y casas vacías o con muchas personas desconfiadas que no estaban dispuestas a abrir sus puertas para conversar.

Con el apoyo de voluntarios del grupo, capacitados en comunicación y tecnología digital, crearon un sistema de inscripciones totalmente digital donde las personas dejaban todos sus datos registrados. Allí, el número de interesados fue mayor. Cada uno de los cursos posee sus grupos de WhatsApp específicos. Y, en el medio digital, las personas se apoyan unas a otras e intercambian ideas.

Por medio de las emisoras de radio de la Red Nuevo Tiempo en la región, se difunden los números de WhatsApp y contactos de las redes sociales para que más gente conozca la cantidad de cursos y asista a los centros de influencia.