El sábado 24 de agosto, la Iglesia Adventista del Séptimo Día en el norte de Perú participó de la II Convención de Escuela Sabática, un evento que reunió a líderes y maestros de toda la región con el objetivo de fortalecer el compromiso misionero y la presencia en la Escuela Sabática. Este encuentro se ha consolidado como una plataforma clave para la movilización misionera en este territorio.

Capacitación y Compromiso

Bajo el lema "Escuela Sabática Viva", la convención se enfocó en capacitar a los líderes de la Escuela Sabática y Grupos Pequeños (GP) en tres frentes estratégicos: el estudio de la lección bíblica, la participación activa en las Tardes Misioneras, y el fortalecimiento de la comunidad eclesiástica. Pr. Héctor Roncal, líder departamental del Ministerio Personal en el norte de Perú, destacó la importancia de preparar con anticipación las clases y la necesidad de revitalizar la acción de las visitas a los miembros de la iglesia, una práctica que, según él, ha demostrado ser efectiva en el pasado.

El impacto de esta convención no se limitó a la capacitación. Durante el evento, familias y personas decidieron entregar su vida a Jesús a través del bautismo, un acto que refleja el trabajo misionero en la Escuela Sabática como agencia ganadora de almas. "La Escuela Sabática debería ser un lugar donde, mediante la comunión viva con Dios, los hombres, mujeres, jóvenes y niños se preparen de tal manera que sean una fortaleza y una bendición para la iglesia", comentó Janeth Lazo, miembro de la Iglesia Adventista.

Visión Misionera

Oraldo Chávez, líder de un Grupo Pequeño, resaltó la relevancia de retomar métodos habituales de evangelización, como las visitas a los integrantes de la Escuela Sabática. "Es fundamental motivar a los hermanos para que en 2025 seamos maestros discipuladores y tengamos una movilización misionera mediante las Tardes Misioneras", afirmó Pr. Roncal, subrayando el objetivo de la convención como un factor clave para cumplir con la misión de la iglesia.

La II Convención de Escuela Sabática en el norte de Perú no solo reforzó el compromiso de los líderes locales, sino que también fortaleció la misión de la iglesia de llevar el evangelio a cada rincón del norte de Perú, reflejando así el mandato de ser una "iglesia conforme al corazón de Dios".