Brasilia, Brasil… [ASN] El énfasis del trabajo de la Iglesia Adventista para los próximos años está clara para los mayores líderes de la organización en ocho países sudamericanos.

Las tres palabras comunión, relacionamiento y misión. La tónica fue reafirmada por el líder sudamericano (de la División Sudamericana), pastor Erton Köhler, a los llamados presidentes de Asociaciones, Misiones y Uniones de la Iglesia Adventista del Séptimo Día reunidos desde el día miércoles, 14, en Brasilia, en un concilio.

El grupo máximo de liderazgo adventista administra la Iglesia por medio de 79 Asociaciones o Misiones en 16 uniones y cinco instituciones (red de comunicación y empresas editoriales y de alimentos) en Brasil, Uruguay, Argentina, Paraguay, Chile, Bolivia, Perú y Ecuador y vino a la capital brasilera para entender cómo enfrentar los desafíos administrativos sin perder el enfoque espiritual.

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Uno de los oradores oficiales del evento, el pastor Derek Morris, resaltó el concepto de comunión que tiene que ver con una búsqueda real del poder de Dios a partir del amor divino en la vida. Para Morris, es necesario no solo hablar, sino vivir según el corazón de Dios. Así como hacían los primeros discípulos, que también eran administradores, pero no dejaron de ver la función inminente espiritual que el cargo les confiaba.

Estas tres palabras tienen mucho que ver con la idea de mayor sumisión a Dios y los principios bíblicos defendidos por uno de los vice presidentes mundiales de la organización, Lowell Cooper, como indispensables para mantener unida a la iglesia, que hoy tiene en todo el mundo cerca de 18 millones de miembros.

Juego colaborativo

La Iglesia Adventista del Séptimo Día entiende que hay buenos ejemplos de acciones y proyectos que llevan a un énfasis en la comunión. Es el caso de Perú. El presidente de la institución en la región norte de este país (Unión Peruana del Norte), pastor Edward Heindinger, informó que fue creada una especie de juego colaborativo entre los miembros para incentivar un estudio más profundo de la Lección de Escuela Sabática.

La iglesia, de este territorio, definió seis metas generales para que los más de 200 mil miembros comprendan bien lo que pueden hacer para el avance de la obra adventista en la región. Y una de las metas es el crecimiento del estudio de la Lección, que implica, en la opinión de Heidinger, directamente una mayor calidad de la comunión de los miembros. En la práctica, grande parte de los adventistas que participan de la Escuela Sabática está involucrada y es premiada por el desempeño del estudio diario de la guía. El proyecto se llama: Yo Estudio Mi Lección y se lleva acabo, ahora, también en Grupos Pequeños. Se engaña el que piensa que el objetivo es fomentar competitividad. “Estamos trabajando a nivel de los distritos pastorales para que sean premiados los mejores Grupos Pequeños en términos de suscripciones y lectura de la lección. Por lo tanto, cada participante ayuda a las personas de su Grupo Pequeño y todos dependen de invertir más tiempo cada día en comunión cuando se utiliza el material ", dice el pastor.

Escuchando más a los miembros

El pastor Derek Morris ha enfatizado, también, que el relacionamiento destacado por la Iglesia sólo será eficaz si fuese algo más allá de la interacción social. Morris compartió con los líderes sudamericanos que el relacionamiento tiene origen en la palabra griega koinonía, con una connotación de conexión de personas en el amor de Dios para cumplir un propósito.

Y, en la práctica, es lo que hacen buena parte de los miembros adventistas en los Estados de Ceará y Piaú. El pastor Lucas Alves, que preside a la Iglesia en esa región (Asociación Costa Norte), afirma que un relacionamiento con fines concretos de discipulado es una realidad en esos Estados con más de 60 mil miembros.

Si hay un secreto, Alvez dice que es el proceso por el cual el relacionamiento está siendo implantado. Hace cuatro años, todo comenzó con una concientización de que el relacionamiento puede ser resumido en el lema “Gente Cuidando de Gente para alcanzar gente”. Hay una meta bien clara que ellos desean alcanzar de 10 mil nuevos discípulos formados por año (personas bautizadas en la iglesia con esa perspectiva).

“Entendemos que el papel de liderazgo no es tanto fortalecer la jerarquía, sino ser facilitador. Estamos invirtiendo la pirámide, escuchando más a la base, es decir, a los pastores distritales y a los miembros que lideran el proceso en las iglesias locales. Ellos nos ayudan a orientar mejor el proceso para tener más gente empeñada en relacionarse con otros para salvación”, afirma. [Equipo ASN, Felipe Lemos]