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La visión bíblica sobre el aborto y el valor de la vida

Los adventistas del séptimo día comprenden que el aborto está en desacuerdo con la voluntad de Dios para el ser humano.


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De acuerdo con la ciencia y la Biblia, al momento de la concepción y formación del embrión ya es posible considerar la existencia de la vida humana (Foto: Shutterstock).

El ser humano es una creación única. Entre sus características distintivas, posee la capacidad de transmitir vida y generar nuevos integrantes de su propia especie, por medio de la gestación y del nacimiento. Ambos son procesos maravillosos y complejos. Eso es posible porque el ser humano posee, en cada una de sus células, el material genético con la información necesaria para su supervivencia y su desarrollo. Podemos considerar eso rápidamente y entonces avanzar en esta exposición con preguntas que conducirán el desarrollo de este tema.

Desde el punto de vista de la ciencia, ¿es posible determinar cuándo ocurre el inicio de la vida humana?

Sí, en realidad, pasaron siglos hasta que la ciencia, a través de la biología, de la embriología, y de la fertilización asistida, confirmó que, durante la gestación, desde el primer día, a partir de la concepción, hay una nueva vida humana o una nueva persona.

Aunque siempre haya debates en torno de este tema, actualmente tenemos conceptos claros. Hace algunos años, la reconocida revista científica Nature publicó un artículo denominado “Su destino desde el primer día”[i], en el que enfatizaba que los acontecimientos que ocurren en el momento de la fecundación (o concepción) ya son determinantes para el desarrollo de un nuevo individuo y para su vida.

Eso ocurre por la unión del ovocito, llamado óvulo, con el espermatozoide, células que vienen de la madre y el padre, respectivamente, y se unen durante la fecundación. Esa nueva célula que surge se llama cigoto, y no es solo una célula más, sino que es única y diferente a cualquier otra, pues es la única totipotente, o sea, que puede desarrollar todos los tejidos y todos los órganos que forman un individuo completo, lo que abarca también sus características personales particulares.[ii]

Tanto el cigoto (la primera fase de cada ser humano) como el embrión tienen todo lo que es necesario para desarrollar al ser humano completo, y el embrión hace eso de forma gradual, en varias etapas que demoran nueve meses hasta el momento del nacimiento. Pero no se detiene ahí. Después de nacer, durante la infancia, las personas van creciendo y desarrollando sus órganos y sistemas. Algunos ejemplos de ese desarrollo gradual son el sistema nervioso y el sistema reproductor. El sistema nervioso se completa morfológicamente alrededor de los 2 años, y ciertas funciones, como los prolongamientos neuronales y la comunicación entre las neuronas, la memoria y el aprendizaje, entre otras, continúan desarrollándose durante toda la vida. El sistema reproductor, recién en la pubertad, termina su desarrollo y se vuelve funcional.[iii]

Además, hay algo asombroso: desde el primer momento, el cigoto tiene impresiones y características que lo acompañarán a lo largo de su vida, como el sexo cromosómico, que es determinado por un cromosoma X, proporcionado por la madre, y un X o Y proporcionado por el padre.[iv]

En la Biblia, Salmo 139:16 dice: “Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas”. El autor entiende que alguien tenía un plan designado para él, con mucho amor, que fue ejecutado desde el inicio de su existencia, y le atribuye ese plan a Dios.

La declaración de los principios de la Iglesia Adventista del Séptimo Día sobre el aborto afirma que los seres humanos fueron creados a la imagen de Dios, como lo expresa en su Palabra (Génesis 1:27), y que él nos concedió el don de la procreación.[v]

¿El embrión es una persona? ¿Es posible caracterizar y diferenciar el embrión de otro tejido del cuerpo de la madre?

Para muchas personas que desconocen del tema, es común imaginar que el cigoto y el embrión son meramente tejidos no diferenciados, que pertenecen únicamente a la madre, y que sus características recién aparecen en el nacimiento o tal vez un poco antes, o que incluso se desarrollan después del nacimiento.

Como fue mencionado, el funcionamiento único e individual ya está determinado desde el primer día de existencia en el ADN que ese nuevo ser recibe de sus padres, y fue determinado en el primer momento de la nueva vida.

Es algo intrínseco e inseparable. No puede haber un nuevo individuo sin un nuevo ADN, sino, sería simplemente un clon. Por eso, no podemos ignorar que ese nuevo ADN está formado a partir de contribuciones de los dos padres, tanto de la madre como del padre, y que, para cada caso, es una fusión única. Este mecanismo es lo que explica y garantiza las diferencias existentes entre hermanos.

El ADN tiene toda la información necesaria para el desarrollo gradual de cada sistema y parte del cuerpo. El ADN ya contiene características únicas del individuo que permanecerán con él durante toda la vida, como el color de los ojos o del cabello, el sexo cromosómico, las características faciales, el formato de las manos, de las uñas, etc. Esas características individuales ya están presentes desde el primer día.

Estas son propias de un individuo único, diferente a la madre que lo gesta. Es maravillosamente un cuerpo dentro de otro. Es una persona dentro de otra, pero de forma transitoria. Es una persona que, por el hecho de existir y ser una persona, posee derechos como cualquier otra persona, el primero de ellos es el derecho a la vida.

Por lo tanto, desde el primer día, el individuo es único y diferente.

En la Biblia, esa obra es atribuida a Dios. El Salmo 139:13-15 declara: “Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra”. Y él diferencia su cuerpo en formación, visible solo para Dios en ese momento y para nadie más, del cuerpo de su madre, que ya está formado. Ese es un reconocimiento sincero de Dios, el Creador.

¿Qué posturas existen con respecto al origen de la vida humana y el aborto?

Hay varias líneas de pensamiento sobre este tema tan sensible. Actualmente, existen diferentes posturas, dependiendo de los países, la cultura y las creencias.

La perspectiva conservadora “considera que el feto es una persona, y que la vida humana, aunque en estado embrionario, merece la misma protección que la vida de un niño o de un adulto”. Es más, “considera necesario concebir la existencia de eventos no deseados (como el embarazo) como parte de la propia vida: deben ser aceptados como tales”.[vi]

La controversia surge con las otras posturas, que consideran que el feto no es una persona o que este va adquiriendo gradualmente sus características durante la gestación, lo que determina un plazo en el cual el aborto no sería inmoral.[vii]

El debate sobre este tema se polarizó, contraponiendo la postura provida a la postura proelección.

Otro aspecto importante que no debe ser olvidado es que tanto el embrión como el feto, con los niños, constituyen un grupo vulnerable que debe ser cuidado y, en estos debates, pueden quedarse desprotegidos.

Leyes

Jurídicamente, varios países de América Latina reconocieron que todas las personas tienen derecho a la vida. Es uno de los derechos fundamentales y está previsto en el artículo 3 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.[viii]

Algunas escuelas de medicina hacen eco de esa declaración, como, por ejemplo, la Academia Nacional de Medicina de Argentina. En su declaración del 22 de marzo de 2018, indicó que “el niño por nacer, científica y biológicamente, es un ser humano cuya existencia comienza al momento de su concepción y que destruir un embrión o feto humano significa impedir el nacimiento de un ser humano”.[ix]

Aspectos bíblicos y la postura de los adventistas

Los adventistas del séptimo día reconocen a Dios como el Creador y Sustentador de la vida, y no debemos tener miedo de nuestra fe. La declaración de principios de la Iglesia Adventista del Séptimo Día sobre el aborto dice que la vida humana es de valor inestimable en todas sus fases, desde el comienzo hasta el fin.

También afirma que “Dios considera al niño que aún no nació como vida humana. La vida prenatal es preciosa a los ojos de Dios, y la Biblia describe el conocimiento de Dios sobre las personas antes de que sean concebidas. ‘Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas’ (Sal. 139:16). En algunos casos, Dios guio directamente la vida prenatal. Sansón debía ser ‘nazareo, consagrado a Dios desde antes de nacer’ (Jue. 13:5, NVI). El siervo de Dios dijo: ‘Jehová me llamó desde el vientre’ (Isa. 49:1, 5). Jeremías ya había sido elegido profeta antes de nacer (Jer. 1:5), al igual que Pablo (Gál. 1:15), y Juan el Bautista sería ‘lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre’ (Luc. 1:15). Refiriéndose a Jesús, el ángel Gabriel explicó a María: ‘también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios’ (Luc. 1:35). En su encarnación, el propio Jesús experimentó el período prenatal humano y fue reconocido como el Mesías e Hijo de Dios después de ser concebido (Luc. 1:40-45)”.[x]

Dios considera a la persona importante incluso antes de nacer. “La Biblia ya atribuye alegría al niño no nacido (Luc. 1:44) y hasta rivalidad (Gén. 25:21-23). Los niños aún no nacidos tienen un lugar seguro con Dios (Job 10:8-12; 31:13-15). La ley bíblica muestra un fuerte respeto por la protección de la vida humana y considera un daño grave la pérdida de un bebé o de una madre como consecuencia de un acto violento (Éxo. 21:22-23). ”.[xi]

¿Qué consecuencias puede haber por realizar un aborto?

También hay controversia en torno del término ‘aborto inducido’, ya que este implica el cese de la gestación de una persona no nacida, en el curso de la concepción hasta el nacimiento, para provocar su muerte. Se debe tener cuidado al utilizar el término ‘interrupción’ en lugar de ‘cese’ porque implica que podría ser retomado, pero eso no es posible en el caso de un aborto inducido.

Por otro lado, el aborto no es un método anticonceptivo, como muchos creen. La principal diferencia es que un método anticonceptivo está destinado a prevenir o evitar que ocurra un embarazo. El aborto ocurre cuando ya hubo fecundación, independientemente del momento en el que se haya realizado, cuando la vida de una nueva persona ya comenzó. Y el resultado es diferente.

No es una elección simple, sin implicaciones. Es un procedimiento y, como tal, puede tener consecuencias para la salud física de la madre: puede llevar a dolores agudos o crónicos.[xii] Hay estudios que afirman que es posible desarrollar complicaciones, como hemorragias o infecciones y, en algunos casos, provocar consecuencias más serias, como dificultades para que la mujer quede embarazada, infertilidad o incluso poner en riesgo su vida.[xiii]

La decisión de abortar muchas veces es tomada bajo condiciones de mucho estrés, miedo, dudas y absoluta soledad. Es necesario tener en cuenta que la bibliografía menciona que el aborto puede generar sentimientos negativos que van desde culpa, tristeza, vergüenza, hasta depresión y pensamientos de muerte.[xiv]

La situación social también puede ser un problema. Muchas de esas mujeres se encuentran en dificultades, ya sea en el trabajo, sin apoyo financiero de un compañero o familia, o tal vez, en situaciones de abuso. Otras están solas para tomar decisiones.

Muchas expresan que no sabían que podrían quedar embarazadas y que desconocían todo lo que implica un aborto. Eso ocurre porque en muchos casos existe poco conocimiento útil sobre los principios de la sexualidad, el control de natalidad y los métodos anticonceptivos. No solo la educación es importante, sino también la presencia y el acompañamiento familiar que practica valores.

Algunas posiciones admiten la posibilidad de justificar el aborto cuando la vida de la mujer está en riesgo y cuando el embarazo fue producto de una violación o incesto. Es un tema muy delicado que debe ser tratado con mucho cuidado y respeto. En cada caso particular, es necesario buscar orientación profesional antes de tomar alguna decisión. El acompañamiento y el apoyo son muy importantes.

¿Cómo se debe actuar?

Debemos recordar que Dios, en su gran amor, tiene un plan para cada uno de nosotros. Tenemos que permanecer firmes en nuestra fe y mantener nuestras decisiones, confiando en la Palabra de Dios. Es necesario orar y pedir la sabiduría que solo Dios puede dar, como él mismo lo prometió.

Además, debemos tener en cuenta que la declaración de principios de la Iglesia Adventista del Séptimo Día sobre el aborto enfatiza que “La Biblia enseña el cuidado del débil y el vulnerable. Dios mismo cuida de los desfavorecidos y oprimidos, y los protege”.[xv] Así lo hizo cuando estuvo en la Tierra. “Jesús habla del menor de sus hermanos (Mat. 25:40), del cual sus seguidores son responsables, y de los pequeñitos que no deben ser despreciados o llevados a la perdición (Mat. 18:10-14). Los menores que aún no nacieron, deberían ser contados entre ellos”.[xvi]

El documento global de la organización adventista afirma que “La Iglesia Adventista del Séptimo Día considera el aborto como falto de armonía con el plan de Dios para la vida humana. Afecta al ser antes de nacer, a la madre, al padre, a los miembros cercanos o lejanos de la familia, a la familia de la iglesia y a la sociedad, con consecuencias a largo plazo para todos”.[xvii]

Dios tiene un propósito para cada vida humana, independientemente de su origen. Si se lo permitimos, él, según su gran amor, nos acompañará hasta la eternidad.

Eliana Vanesa Martines es médica y profesora en la Universidad Adventista del Plata, en Argentina.


Referencias:

[i] Pearson H. (2002). «Your destiny from day one». Nature 418 14-15.

[ii] Moratalla, N. L., Santiago, E., & Rodríguez, G. H. (2011). Nº 1. Inicio de la vida de cada ser humano. ¿Qué hace humano el cuerpo del hombre? Cuadernos de Bioética, 22(2), 283-308.

[iii] Ross M, Kaye G, Paulina W. (2020). Histología: texto y atlas color con biología celular y molecular. 8ª ed. Buenos Aires: Lippincott William & Wilkins; ISBN: 978-84-17602-65-9.

[iv]  Sadler TW. (2019). Langman. Embriología Médica con orientación clínica. 14ª ed. Buenos Aires: Lippincott William & Wilkins. ISBN:9788417602116.

[v] https://www.adventistas.org/es/institucional/organizacion/declaraciones-y-documentos-oficiales/el-aborto/

[vi] Beuchot, M. (2001). “El derecho a la vida, el aborto, y el proceso inicial” en Valdés, Margarita, Controversias sobre el Aborto, México, Fondo de Cultura Económica. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Filosóficas.

[vii] Sumner, W. (1995). “El aborto”, en Luna, Florencia y Salles, Arleen L. F., Decisiones de vida y muerte. Eutanasia, aborto y otros temas de ética médica, Buenos Aires, Sudamericana.

[viii] https://www.un.org/es/about-us/universal-declaration-of-human-rights.

[ix] https://anm.edu.ar/wp-content/uploads/2023/06/18.aborto.pdf.

[x] https://www.libertadreligiosa.org.ar/web/DeclaracionesOficiales.htm#DeclaracionAbortoAG2019 

[xi] https://www.libertadreligiosa.org.ar/web/DeclaracionesOficiales.htm#DeclaracionAbortoAG2019 

[xii] Williams Z, Scott JR. (2019). “Recurrent pregnancy loss”, en Resnik R, Lockwood CJ, Moore TR, Greene MF, Copel JA, Silver RM, eds. Creasy and Resnik's Maternal-Fetal Medicine: Principles and Practice. 8th ed. Philadelphia, PA: Elsevier; Cap. 44.

[xiii] Turocy J, Williams Z. (2022). “Early and recurrent pregnancy loss: etiology, diagnosis, treatment”, en Gershenson DM, Lentz GM, Valea FA, Lobo RA, eds. Comprehensive Gynecology. 8th ed. Philadelphia, PA: Elsevier; Cap. 16.

[xiv] Correa Sánchez D, Holguín Palacios LE, Jaramillo MC. (2004). “Reacciones emocionales y aborto inducido voluntariamente”, en Pensamiento psicológico, ISSN 1657-8961, nº. 3.

[xv] https://www.adventistas.org/es/institucional/organizacion/declaraciones-y-documentos-oficiales/el-aborto/

[xvi] https://www.adventistas.org/es/institucional/organizacion/declaraciones-y-documentos-oficiales/el-aborto/

[xvii] https://www.adventistas.org/es/institucional/organizacion/declaraciones-y-documentos-oficiales/el-aborto/