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La teología popular del dominio 

Comprenda cómo este tipo de pensamiento, dentro de la teología, contradice directamente los principios bíblicos sobre el reino de Dios.


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Una de las consecuencias directas de la tesis del dominionismo es la eliminación de la histórica separación entre Iglesia y Estado. (Foto: Shutterstock) 

Hay hoy en día una forma de pensamiento que mezcla la teología con la participación política partidaria: la teología del dominio o dominionismo. Esta teología propone, a partir de una lectura de Génesis 1:28, que Dios creó al hombre para que gobernara la Tierra, pero el pecado causó la pérdida de ese dominio. Ahora, el papel de los cristianos sería reconquistar ese control en varias áreas de la sociedad (política, artes, educación, medios de comunicación, entre otras) para que el reino de Dios sea instaurado y Jesús regrese. 

Como hay diferentes versiones de esta idea, lo más correcto sería hablar de "teologías del dominio" en plural. Entre las diversas versiones del dominionismo, algunos estudiosos destacan tres vertientes principales, que buscan algún tipo de influencia social y política, pero con enfoques distintos. 

Lea también:

1. Teonomía reconstruccionista: El reconstruccionismo cristiano, una forma de dominionismo dentro de la teología reformada, fue desarrollado por R. J. Rushdoony y Gary North a partir de las décadas de 1960 y 1970. Enfatiza la teonomía, es decir, la aplicación de las leyes morales y civiles del Antiguo Testamento a la sociedad moderna. De tradición reformada, el enfoque de esta corriente está en la teocracia, con énfasis en el gobierno familiar y la escatología posmilenial, en la que los cristianos gradualmente asumen el control social antes de la segunda venida de Jesús. 

2. La nueva reforma apostólica: movimiento surgido en EE. UU. en los años 1970, centrado en la dominación política a través de la religión. Utilizando el concepto de batalla espiritual, que cree en la existencia de demonios específicos relacionados a áreas geográficas (barrios, ciudades, estados, etc.), Peter Wagner afirma que las estructuras sociales con frecuencia están endemoniadas por "espíritus territoriales". Por ello, los cristianos deben ocupar literalmente espacios en posiciones de poder, ya que "los seres espirituales sobrenaturales ejercen dominio sobre esferas geopolíticas". 

3. La visión de los siete montes: Tiene raíces en el ámbito evangélico pentecostal y está influenciado por otras ideas, como la batalla espiritual. Su objetivo es que los cristianos influyan (o dominen) siete áreas de la sociedad: familia, religión, educación, gobierno, medios de comunicación, arte y economía, para cumplir la Gran Comisión bíblica. 

No todos los que proponen esta visión utilizan el lenguaje de "dominio", y prefieren hablar de "servicio" o "influencia". Esta versión más moderada, en lugar de ser una estrategia de dominio, se muestra simplemente como una visión evangelizadora de transformación de la cultura y la sociedad. Sin embargo, en la implementación de esta visión, existe un claro involucramiento en la política partidaria. 

Puntos en común 

Las diferentes versiones del dominionismo comparten la creencia en la necesidad de alcanzar posiciones de poder y control en la sociedad, pero difieren en la forma en que esto debe ser logrado. En general, se trata de ideologías políticas cristianas que buscan establecer naciones gobernadas por cristianos de acuerdo con la ley bíblica, lo que prepararía el camino para la segunda venida de Cristo. 

Estas ideas justifican la participación de los cristianos en la política partidaria y el nacionalismo cristiano. La esencia de las teologías del dominio se encuentra en frases de impacto como “¡Este país pertenece al Señor Jesús!” o cuando se aplican pasajes bíblicos que hablan de Israel/Judá a un país específico, como “¡Bienaventurada la nación cuyo Dios es el Señor!”. 

Críticas a las teologías del dominio 

Hoy en día, muchos ven el dominionismo como una amenaza, una estrategia fallida, pues la esperanza cristiana no es dominar el mundo, sino servir y estar preparados para enfrentar el sufrimiento antes de la segunda venida de Cristo. El esfuerzo cristiano se centra en el servicio y el testimonio, no en la búsqueda de control político. Además, forma parte de la herencia protestante radical mantener una clara separación entre la Iglesia y el Estado 

Dios es soberano y trae el Reino por su voluntad, la piedra cortada sin ayuda de manos humanas (Daniel 2:34), mientras que las teologías del dominio serian la piedra que viene con la ayuda de muchas manos humanas. Los cristianos no dominarán el mundo ni harán de él un lugar mejor hasta que Jesús finalmente regrese, pues la Biblia dice claramente que “en los últimos días vendrán tiempos difíciles” (2 Timoteo 3:1, NVI). 

No podemos cerrar los ojos a las implicaciones teocráticas de las teologías del dominio. Estas resultan en una justificación teológica para involucrarse en la política partidaria, generalmente abrazando alguna forma de nacionalismo cristiano. Existen campañas de ayuno y oración en algunos partidos y políticos. Aparentemente, el constantinismo está de moda entre muchos protestantes. 

La alerta actual sobre los peligros del dominionismo es válida. Sin embargo, muchos críticos de las teologías del dominio son adeptos a otras teologías políticas (como la teología de la liberación, por ejemplo) que también instrumentalizan políticamente la fe. La propuesta, en este caso, sería cambiar un ídolo por otro. ¿Son las teologías del dominio un proyecto religioso de poder? Sí, pero no el único. Es necesario estar atentos, pues la solución a un error no puede ser otro error. 

Influencia 

Sin dudas, algunos agentes políticos están creando histeria, pánico moral, denunciando todo como "dominionismo" para mantener a los cristianos fuera del debate público. La solución para el avance del dominionismo no es ni la alienación ni el compromiso político en el otro extremo del espectro ideológico. Un buen camino parece ser el de regresar al llamado bíblico para que los cristianos ejerzan su ciudadanía “de una manera digna del evangelio de Cristo” (Filipenses 1:27). Es recuperar la diaconía cristiana, que siempre ha impactado de manera positiva a la sociedad. 

Hay una gran diferencia entre ser una influencia que domina y ser un testigo fiel. La Gran Comisión que Jesús nos dio no consiste en crear naciones teocráticas ni dominar las siete esferas, sino en actuar en ellas y parecernos a Jesús, siendo luz y sal, preservando este mundo que va de mal en peor. La Biblia muestra con mucha claridad que el reino eterno no se establece por voto, revolución o golpe de estado. Nuestro compromiso cultural es el servicio y el martirio, no el dominio político. 


Referencias: 

[1] RUSHDOONY, R. John. Fundamentos da ordem social. Brasília: Monergismo, 2019; MCVICAR, M. J. Christian Reconstruction: R. J. Rushdoony and American Religious Conservatism. Chapel Hill: University of North Carolina, 2015. 

[1] WAGNER, C. P. Dominion!: How Kingdom Action Can Change the World. Grand Rapids: Chosen, 2008. p. 59; GUILLEN, F. 7 Montes. [s.l.]: editora independiente, 2009. 

[1] WAGNER, C. P. Warfare prayer. Shippensburg: Destiny Image, 2009. p. 16. 

[1] WAGNER, 2009, p. 88. 

[1] ENLOW, J. A profecia das Sete Montanhas. São José dos Campos: Shofar, 2008. 

[1]ENLOW, J. O renascimento dos sete montes. Brasilia: Chara, 2018.