La grilla de Netflix ofrece, sin cesar, nuevos y apasionantes estrenos: historias de ficción repletas de giros en la trama y personajes queribles (y no tanto), así como una innumerable variedad de historias artificiales, tan atrapantes y tan vacías al mismo tiempo.

Sin solución de continuidad, los usuarios se atornillan en los sillones de sus salas para consumir decenas de capítulos de series. Todo fluye. Nada se detiene.

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Inmersos en esta inconstante voracidad, queremos presentarte una historia diferente: tan interesante como real, tan emocionante como reflexiva. Y, como en la mejor serie de streaming, es un relato que te mantendrá a la expectativa constantemente.

En primera persona, el autor nos cuenta de su infancia en Mosul, Irak (sitio donde se encontraba la antigua Nínive) y de cómo la llamada tumba de Jonás (ubicada en el centro de la polis) era ya como una especie de recordatorio de arrepentimiento y cambio de vida.

Como su padre era comerciante, la familia se mudó a Bagdad y fue allí donde se encontró con Jesús. Recorriendo sin rumbo las calles de ciudad se encontraron con una Iglesia Adventista. Un pastor creativo había puesto un pequeño cartel invitando a ver una película. Si el cartel hubiese sido más notorio, el ministro habría sido arrestado, ya que en Irak el evangelismo público está penado por ley. La historia de Jesús mostrada en el film cautivó a Joseph. Tanto, que dejó sus sueños de futbolista profesional para convertirse en un cristiano y predicar del amor de Dios.

Claro que, no todo le fue fácil. En su cultura, dejar la religión de su familia es causa de muerte. Si la sociedad no te elimina físicamente, tus mismos amigos, hermanos y padres pueden golpearte, marginarte y discriminarte. Es como si dejaras de existir para ellos. Joseph, al igual que ninguna persona coherente, no quería que eso le suceda. La angustiante decisión debía ser tomada.

Al hacerlo, se inició un camino sin retorno que incluyó agresiones físicas, agravios de todo tipo, pruebas de fidelidad en la observancia del sábado, encuentros inesperados, milagrosos patrocinadores de becas y hasta una oración de fe que hizo que el mismo Saddam Hussein firmara providencialmente su pasaporte para salir de Irak e ir a estudiar a Estados Unidos.

“La oración puede cambiar tu vida, solucionar tus problemas, acercarte a Jesús y ayudarte a sentir su poder y su presencia”, sostiene el autor.

Si estás buscando un libro de acción, suspenso, aventuras y milagros de fe quiero decirte que lo encontraste.