La iniciativa de los 10 días de oración y 10 horas de ayuno de la Iglesia Adventista en Sudamérica llevó a miles de personas a entrar en contacto con Dios a través de la oración. Desde el 14 hasta el 23 de febrero, toda la Iglesia en Argentina se sumó al proyecto y participaron de reuniones en sus iglesias.

Darío Caviglione, presidente de la Iglesia Adventista del Séptimo en nuestro país destacó: “Fue una muy buena actividad. Vemos cada vez más la iglesia involucrada”. El slogan de estos días fue “Todos comprometidos en el tiempo del fin”.

Las familias asistieron cada noche para encontrarse con las demás personas que iban por primera vez. “La mayoría de las iglesias lo hicieron por la noche. Algunos por la mañana. Sin embargo, tuvimos una muy buena asistencia en general. No solo era para miembros de la iglesia sino también para amigos”, afirma el líder en Argentina.

Las actividades fueron variadas, originales y creativas. La temática fue aceptada por los participantes. Se contaba con materiales tanto para niños, adolescentes, así como jóvenes y adultos.

“Es lindo ver a toda la iglesia involucrada. Cuanto más la iglesia ora, más poder recibe. Dios bendice a la iglesia que ora, así como al cristiano que ora. La altura de la iglesia lo define el tiempo que pasa sobre sus rodillas. Es bueno poner a Dios primero”, reflexiona Caviglione.

Durante el programa, uno de los objetivos era orar por alguien que quiera estudiar la Biblia. Amigos, familia, gente cercana. Orar por alguien a quien le pueda enseñar la Biblia. El pastor Darío comento que “cada día se enfatizó la tarjeta de orar para salvar. Allí cada participante anotaba cinco nombres que quisiera acercar a Dios”.

Este año la Iglesia Adventista en Argentina cumple 125 años. Por lo que una de las metas es orar por más de 125 mil personas. Esta lista comenzó a elaborarse durante estos 10 días de oración.

“Agradezco a Dios porque nos permitió arrancar el año de rodillas, buscando a Dios en comunión. Fortalecer la comunión en la iglesia. Prepararnos para los grandes desafíos de este año con el 125 aniversario. Una iglesia que ora es una iglesia poderosa. Queremos que se manifieste como nunca su poder en la predicación del evangelio en nuestro país”, cierra Darío Caviglione.

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