La historia de los pueblos indígenas y la misión adventista
Descubra detalles de la historia que une a los adventistas con varias etnias en América del Sur.
La temática indígena siempre está en la pauta de debates que ocurren en diversos campos, de la política internacional a las universidades, en el campo y en las ciudades. Las voces vienen de diferentes lugares, y la historia muestra que los indígenas participan todo el tiempo como importantes agentes de la construcción de las naciones sudamericanas.
En la búsqueda por comprender la realidad indígena, no debemos olvidar las características propias de cada pueblo. A lo largo del tiempo, como cualquier sociedad, ellos pasan por cambios; ejercen influencia y son influenciados por el contacto establecido con otros pueblos.
Bolivia y Perú
En los medios adventistas del séptimo día, en la década del 1910, la idea de alcanzar pueblos nativos obtuvo proyección sobre todo con el trabajo de Fernando y Ana Stahl, quienes dedicaron 30 años de trabajo en Bolivia y Perú.
Los Stahl trabajaban, sobre todo, con las etnias Quechua, Aimara y Achaninca. Les enseñaron a los indígenas de los Andes y de la Amazonia peruana que eran hijos de Dios, y eso tuvo implicaciones no solo para la tener fe, sino para la política también. Le mostraban al pueblo que podrían vivir mejor, reivindicando el derecho de ser ciudadanos.
Otro trabajo de gran repercusión fue desarrollado en las fronteras entre Guyana, Venezuela y Brasil, entre pueblos Pemon, sobre todo de la etnia Taurepang. En el territorio brasileño, varios indígenas se proclamaban adventistas del séptimo día. La historia de la presencia del adventismo entre esos pueblos es poco conocida en las iglesias adventistas.
En Brasil
Entre las décadas de 1910 y 1970, publicaciones adventistas en los Estados Unidos describieron la misión entre los Pemom. En el caso brasileño, las iglesias indígenas en Roraima son dinámicas, y aprecian mucho los sermones y cantos. En la actualidad, el pastor en la región es Miraldo Fag-Tanh, nativo de las etnias Guaraní y Kaingang. Aceptó el mensaje adventista de joven, ahora es pastor y ya tiene gran experiencia con el trabajo entre los indígenas. Durante cinco años fue pastor entre los karajás en la Isla do Bananal, en Tocantins.
Los karajás también tienen una larga historia de acercamiento al mensaje adventista. Todo comenzó en 1928, en una misión a las márgenes del Río Araguaia. Los cuatro años iniciales de trabajo en la región sembraron las semillas de la fe adventista.
Hoy en día, una importante representante adventista entre los karajás es Waxiaki Karajá, pedagoga graduada en Centro Universitário Adventista de São Paulo (Unasp), quien aplica sus conocimientos en lo cotidiano de su comunidad.
Los casos descritos hasta ahora no son los únicos. Existen otras historias de contacto de los indígenas con el mensaje adventista. La región amazónica tiene varios ejemplos, como los sateré-mawé.
Reflexiones importantes
En estos pequeños antecedentes, varias reflexiones pueden realizarse sobre la situación asistencial y misionera de la Iglesia. Cualquier persona que entre en un área indígena debe conocer un mínimo sobre la cultura del pueblo con el cual está trabajando. Por sobre todo, debe haber respeto para con los pueblos nativos.
El apoyo asistencial de la Iglesia es válido e importante, ya que el derecho a la ayuda no está condicionado a la aceptación de prácticas de evangelismo. Imponer el evangelio no es el objetivo del cristiano, aunque su misión sea presentar respetuosamente la salvación en Cristo.
Además de la enseñanza bíblica, vívida y predicada por el misionero de manera contextualizada, se debe capacitar a los líderes locales para que continúen el trabajo. La acción del misionero debe concientizar a la población regional (incluso a la Iglesia) de la necesidad de respetar a los indígenas y contribuir a una mejor convivencia.
Un análisis de las actividades adventistas entre los pueblos nativos muestra una historia de victorias y dificultades. Hay muchos relatos sobre los indígenas y misioneros que deben ser rescatadas y reevaluadas a la luz de los actuales conceptos de misión y cambio cultural. Estas iniciativas de rescate histórico pueden hacer surgir el debate sobre las estrategias actuales de misión de Iglesia. Al vivenciar el evangelio, los pueblos indígenas podrán sentirse parte de una comunidad mundial, que trasciende las diferencias culturales, y se une por medio de la gracia ofrecida por Jesús.
Finalmente, el misionero que entra en contacto con una comunidad indígena debe entender que ninguna cultura es ideal en sí misma. Solamente Dios es capaz de revelar una cultura perfecta. Por eso, aun con las diferencias que tenemos, somos todos hijos del mismo Padre, unidos por la esperanza del regreso de Jesús.
Ubirajara de Farias Prestes Filho es doctor en Historia por la Universidad de São Paulo (USP) y autor de materiales didácticos para la Casa Publicadora Brasileña.