Brasilia, Brasil... [ASN] En el comunicado que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) compartió en su página web por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, una de cada tres mujeres y niñas en el mundo sigue siendo víctima de la violencia. A pesar de que en las últimas décadas se han logrado algunos avances como leyes contra el acoso sexual en 125 países, leyes contra la violencia doméstica en 119 países, y solo 52 naciones han aprobado leyes referentes a la violación al matrimonio, se espera que esta cifra se revierta. La violencia contra las mujeres y las niñas por el solo hecho de serlo alcanza niveles de impunidad "escandalosos" en América Latina.

La Agencia Adventista Sudamericana de Noticias (ASN) obtuvo acceso a uno de los casos de violencia doméstica que se registró en Bolivia, y poco antes en Brasil. Es la historia de Beatriz Limachi, joven boliviana que llegó a la ciudad de Sao Paulo (Brasil), a los 20 años de edad, buscando oportunidades de empleo. En ese tiempo conoció nuevos “amigos” que la llevaron a frecuentar fiestas nocturnas y a beber alcohol. En una de esas salidas Limachi relata: “Yo no sé qué sucedió, pero aquella noche yo terminé en un hotel y a mi lado había un “desconocido”, un “amigo” que me llevó a la fiesta. Desperté muy preocupada y le dije: “¡Qué hiciste! ¿Has abusado de mí?”, y él lo negó por completo”, cuenta la joven que reconoce que todo fue a causa de una fiesta donde se bebió alcohol. Al correr de las semanas, Beatriz comenta que comenzó a sentir malestares en su cuerpo y descubrió que estaba embarazada, fruto de una violación.

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Semanas después la víctima informó a su agresor de su situación, el hombre reconoció que abusó de ella. El ahora padre de su futura hija la llevó hasta Bolivia. Estando allá y una vez que su hija nació, su conviviente comenzó a violentarla físicamente. Limachi relata que lo peor sucedió cuando el padre de su bebe trajo a su progenitor a la casa y los dos le pegaron hasta dejarla moribunda. La víctima sobrevivió a la brutal golpiza, y cuando los agresores abandonaron la casa ella decidió abandonar el lugar con su pequeña hija en brazos. Este es solo uno de los miles de casos que millones de mujeres viven a diario en el mundo.

Hoy en día Limachi lleva una nueva vida, encontró ayuda en un programa desarrollado por la Iglesia Adventista del Séptimo Día, donde fue bautizada la semana pasada.

Campaña contra la violencia

La Iglesia Adventista promueve la campaña Rompiendo el Silencio en ocho países de América del Sur; proyecto educativo de prevención contra el abuso y la violencia doméstica que es promovido por la organización religiosa desde el año 2002.

Debido a la problemática de los constantes abusos que se presentan a diario en la sociedad y el silencio de las víctimas, se vio la necesidad de desplegar un plan que instruya a las personas a desarrollar un sentido y respeto en las relaciones humanas y tener la capacidad de enfrentar estas circunstancias.

Marly Peyerl, coordinadora de campaña indica que, “para cambiar este escenario necesitamos un cambio en nuestra mente. Es necesario no solo la concientización, sino también un cambio profundo de la visión de ser mujer”.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de los factores que ha influenciado el aumento de la violencia es el consumo del alcohol y/o drogas ilícitas. [Equipo ASN, Cárolyn Azo]

Vea también la posición de la iglesia con respecto al tema: