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Industrias adventistas tienen foco en la salud del consumidor

Con líneas variadas de alimentos naturales y saludables, empresas vinculadas a la Iglesia Adventista buscan trabajar de forma integrada para optimizar la producción, la calidad y el precio de los productos.


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Por Vanesa Arba

Alrededor del mundo, una creciente preocupación por la salud, principalmente por cuestiones estéticas, ha apalancado el ramo de los alimentos saludables. Las empresas del sector conmemoran el éxito de los productos. Pero entre esas industrias, algunas están en el ramo no por moda, sino por filosofía.

En Sudamérica, la Iglesia Adventista mantiene, directa o indirectamente, seis empresas de alimentos naturales y saludables: Alimentos Granix (Argentina), Productos Unión (Perú), Productos Ceapé (Argentina), Alimentos Cade (Ecuador), Superbom (Brasil) y Superbom Chile. Todas ellas imprimen en sus productos el concepto bíblico de una vida saludable y equilibrada.

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El presidente de la Iglesia Adventista en Sudamérica, el pastor Erton Köhler, explica: “La Iglesia Adventista no trabaja con comercios, negocios u organizaciones. A pesar de mantener hospitales, escuelas, etc., tiene un objetivo mayor por detrás de cada una de estas instituciones. Las fábricas de alimentos, de manera especial, tienen dos grandes objetivos. El primero es ayudar en el cumplimiento de la misión, alcanzando personas por un medio que no es convencional. Y el segundo es propagar la creencia bíblica, y que nosotros defendemos, de la necesidad de una vida saludable. Por eso nuestras fábricas producen alimentos diferenciados, con foco en la calidad de vida de las personas”.

Puentes para el evangelio

Para el director de Alimentos Granix, Marcelo Cerda, estas fábricas son puentes para que las personas se aproximen al evangelio. Con el objetivo de cuidar nuestro cuerpo y la salud, terminan conociendo la Iglesia, y eso rompe barreras. “Nosotros, como Iglesia, tenemos en nuestra doctrina el conocimiento de que el cuerpo es el templo del Espíritu Santo. Entonces, vender alimentos saludables es una actividad de apoyo, de puente para el objetivo final, que es nuestra misión, de que las personas puedan conocer  a Jesús”.

[Con 80 años en el mercado,  Alimentos Granix comenzó fabricando cereales. Después comenzó a producir galletas dulces y saladas. Hoy, sus líneas de productos suman cerca de 3500 toneladas por mes, resultando en cerca de 40 mil toneladas al año].

Álvaro Masias, director de Productos Unión (Perú), cuenta que todos los productos llevan en su embalaje el logo de la Iglesia y un versículo bíblico. De esta forma, el consumidor “no solamente lleva un producto saludable, sino que también identifica nuestros productos con la Iglesia. Obviamente, consideramos que cumplimos la misión”, considera.

 Desafíos de mercado

A pesar de la creciente demanda del sector de alimentos saludables, no es fácil competir en el mercado, especialmente si la empresa sigue el ramo por cuestiones filosóficas. El director de Superbom, Adamir Alberto, enumera los mayores desafíos: “Es una dificultad unir calidad y precio; ¡son casi incompatibles! O el producto queda muy caro por tener calidad, o queda barato por no tener calidad. Entonces, juntar esas dos cosas es difícil. Otro gran desafío del alimento saludable es el sabor, principalmente porque trabajamos con productos naturales, y ninguno químico. Pero, en términos comerciales, no sirve tener calidad y no agradar al paladar”.

“En el pasado, lo saludable estaba relacionado a algo que no era sabroso”, recuerda Cerda, “Y, en los últimos años, con el aumento de la tecnología y la aparición de nuevos productos, hemos logrado, sin dejar el aspecto saludable, hacer que los productos sean sabrosos”, completa.

Encuentro de administradores

Directores de las industrias adventistas de alimentos quieren trabajar de forma integrada y optimizada. (Foto: Anderson Ueslei).

El pasado miércoles (24), los directores y administradores de las empresas se reunieron en la sede de la Iglesia Adventista Sudamericana, en Brasilia, con el objetivo de reforzar los propósitos e integrar las fuerzas de las organizaciones. Para el presidente, el pastor Erton Köhler, la integración optimiza el trabajo en muchos aspectos.

“Algunas [de las fábricas] son mayores, otras, menores, cada una tiene un know-how [conocimiento] diferente, personal diferente, produce productos diferentes, y queremos integrarlas para potencializar el equipo técnico, el mercado, el uso de insumos, la calidad y el costo de los productos. El objetivo es tener industrias más sólidas, productos de mejor calidad y que sean más accesibles a la población en general. De esta manera, estarán ayudando a la Iglesia a cumplir su misión de llevar calidad de vida a las personas”, considera.

Vea fotografías de los productos