Incluyendo a los hijos en las estrategias de evangelismo
Descubra como los padres pueden despertar intenciones y acciones misioneras en el corazón de los pequeños
El evangelismo es el corazón de la vida cristiana, y los padres desempeñan un papel fundamental en la conducción de sus hijos y en su participación misionera. Incluir a los niños en las estrategias de evangelismo no solo fortalece la fe de ellos, sino que también los prepara para ser testigos vivos del amor de Cristo en esta Tierra.
La escritora Elena G. White dice que “A nosotros, como padres cristianos, nos toca dar a nuestros hijos la debida dirección. Deben ser guiados con cuidado, prudencia y ternura en la senda del ministerio cristiano. […] Uno de los medios más eficaces es vivir una vida cristiana útil y desinteresada. […] Debiera acostumbrarse a los niños a hacerse útiles prestando pequeños servicios a los que son menos favorecidos que ellos. […] Durante sus primeros años los niños pueden ser útiles en la obra de Dios. […] Desea que sean sus pequeños misioneros […] Por sus preceptos y su ejemplo, los padres han de enseñar a sus hijos a trabajar por los inconversos” (El hogar cristiano, p. 440-442).
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O sea, los padres tienen una influencia importante con respecto a la participación misionera de sus hijos. ¿Pero cómo pueden potenciarlo? Conozca principios fundamentales sobre como enseñar a los niños a compartir el amor de Jesús con otras personas:
1. Comience en casa
Incluir a sus hijos en las estrategias de evangelismo de la Iglesia es un camino de discipulado que debe comenzar en casa. Los padres tienen la oportunidad de guiar a sus hijos en el crecimiento espiritual, ayudándolos a desarrollar la fe y una relación viva con el Creador.
El culto familiar es una gran herramienta para fomentar el aprendizaje de las Escrituras, generar reflexiones sobre lo que fue aprendido y vivir el discipulado en la práctica. Los padres deben aprovechar ese momento para incentivar a sus hijos a tener su momento de oración e intercesión, llevándole a Dios sus angustias del día a día, las súplicas por personas que aún no tuvieron un encuentro con el Salvador y los agradecimientos por las victorias alcanzadas.
2. Enseñe por el ejemplo
Los niños aprenden observando el comportamiento de los padres, sus actitudes y como viven la fe en el día a día. El ejemplo de vida cristiana auténtica, tanto dentro como fuera de casa, es esencial para inspirar a sus hijos a seguir a Cristo.
Seguramente, usted ha escuchado la célebre frase de un autor desconocido que dice “la palabra convence, pero el ejemplo arrastra”. Los hijos que se involucran en la misión son discipulados por los padres que viven la misión. En un camino de amor, paciencia e intencionalidad, los padres, como líderes espirituales de los hijos, asumen el papel de guiarlos, no solo para fortalecer su fe, sino también para preparar campeones espirituales comprometidos en servir y compartir el evangelio con otras personas.
Un campeón espiritual no solo es un seguidor de Jesús, sino que también es alguien comprometido con él. Abraza a Jesús como Salvador y Señor, guía su vida por las verdades de la Biblia, vive de forma obediente a sus principios, se compromete en una relación con Dios y con los demás y se dedica a impactar la vida de más personas, dice George Barna, en Pais Revolucionários [Padres Revolucionarios].
3. Despierte el espíritu misionero en los niños
Para que los niños participen en el evangelismo, es importante despertar en ellos la consciencia misionera. Deben entender que el evangelio no solo es para ser vivido, sino también para ser compartido de manera intencional con otras personas. Debemos ayudar a los niños a desarrollar una mentalidad global del evangelio, a pensar más allá del círculo local.
Para eso, presente historias de misioneros, tanto actuales como del pasado, para que vean como Dios trabaja por medio de personas comunes en diferentes partes del mundo. Es importante que sepan que la misión puede ocurrir con las manos de los que donan, las rodillas de los que oran y los pies de los que van.
En las clases de Escuela Sabática utilizamos como herramienta el relato misionero. Es un excelente aliado para ayudar a los padres a ampliar la visión misionera de sus hijos, a través de historias de personas cuyas vidas fueron impactadas por misioneros que dedicaron dones, tiempo y tesoros para predicar el evangelio en lugares remotos.
4. Incentive y siga la participación en los proyectos de la iglesia
La participación activa en las actividades de la iglesia es fundamental para el desarrollo espiritual de los niños. Al ver a sus padres sirviendo y dedicándose al trabajo en la iglesia, los hijos aprenden la importancia de involucrarse de una manera práctica.
Para que eso sea posible, los padres pueden promover la participación en tareas simples y adecuadas para la edad como, por ejemplo, ayudar en la organización de sillas, participar en la recepción y en los grupos de alabanza, visitar enfermos, distribuir alimentos o ayudar en eventos de evangelismo.
La iglesia tiene un arsenal de posibilidades en las que los niños pueden servir de manera práctica, de acuerdo con sus dones y habilidades. Actualmente existe un proyecto totalmente direccionado al público infantil: Evangelismo Kids. El programa tiene como objetivo despertar a la iglesia para que vea el potencial de esta nueva generación en la misión e involucrar a los padres en el discipulado de sus hijos. Además, tiene como objetivo desarrollar los dones de los niños y que estos experimenten la alegría de servir.
Evangelismo Kids se ha llevado a cabo en los ocho países que componen la Iglesia Adventista en la División Sudamericana. El objetivo es enseñarles a los niños y a sus familias las estrategias de predicación, creando una cultura intergeneracional en la que todos trabajan juntos, y así preparar una generación más misionera y fortalecida en Jesús.
Intencionalidad misionera
Cierta vez, escuché la siguiente cita del pastor Adolfo Suárez, rector del Seminario Adventista Latinoamericano de Teología (SALT), que dice mucho sobre nuestra responsabilidad como padres en la preparación e inclusión de nuestros hijos en la misión: “Los niños y los adolescentes son el único ‘material’ que Dios nos dio, con el cual podemos hacer hombres y mujeres. Ellos son los que ocuparán nuestra silla en el Senado y nuestro lugar en el la Corte Suprema. Ellos asumirán el gobierno de las ciudades, de las provincias, departamentos o regiones, y de los países. Dirigirán nuestras cárceles, iglesias, escuelas, universidades, corporaciones y empresas. Todo lo que hagamos será alabado o condenado por ellos; nuestra reputación y nuestro futuro está en sus manos. Toda nuestra obra será de ellos y el destino de la nación y de la humanidad dependerá de nuestros niños y adolescentes.
Por eso, la próxima vez que salude a un niño, ya sea en casa, en la iglesia, o en una clase bíblica, recuerde que esas manos sin experiencia y temblorosas contienen el futuro. Esas manos un día podrán sostener una Biblia en el púlpito de una iglesia, o podrán sostener un revólver. Esas manos tocarán el piano de la iglesia, o harán funcionar las máquinas y juegos que roban el sustento de mujeres y niños. Esas manos tratarán con ternura las heridas de un enfermo, o temblarán como resultado de la degeneración por el uso de alcohol y drogas. Todo dependerá del modo como eduquemos a nuestros niños, preadolescentes y adolescentes”.[1]
Thaís Oliveira es directora del Ministerio del Niño y Ministerio de los Adolescentes de la sede de la Iglesia Adventista en Paraguay.
Referencia:
[1] Texto adaptado por Adolfo Suárez, de F.E. Burkhalter. Como Ganhar os Adolescentes. Rio de Janeiro: Casa Publicadora Batista, 1967, p. 11 a 13.