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Comportamiento

Iglesias contra el abuso infantil y adolescente

Especialista, con fuerte actividad en redes sociales, presenta caminos a seguir por las iglesias en relación al abuso


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El tema del abuso sexual infantil y adolescente es de gran preocupación para las organizaciones religiosas, donde cada vez se realizan más denuncias. (Foto: Shutterstock)

El 18 de mayo 1973, Araceli, de solo ocho años, fue secuestrada en la ciudad de Victoria, en Brasil, mientras estaba en el trayecto de la escuela a su casa. Pocos días después, el cuerpo de la niña fue encontrado desfigurado y con marcas de violencia sexual.[1]

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El escenario del abuso sexual infantil y adolescente todavía es extremadamente preocupante y creciente. E infelizmente, también es una realidad en los medios religiosos. Por eso, la Agencia Adventista Sudamericana de Noticias (ASN) decidió conversar sobre diferentes aspectos de este tema con la psicóloga, especialista en sexualidad, Leiliane Rocha.

Ella es de Petrolina, Pernambuco, Brasil, y es adventista desde los siete años. Está casada con Enilton Ribeiro hace 21 años y es madre de Lara, de 13 años, y de Enzo, de 10. Leiliane es educadora parental por la PDA-USA., investigadora de sexualidad hace 19 años y disertante hace casi 18 años. Inició su trabajo en Instagram en 2019 (@leilianerochapsicologa), y  hoy posee un alcance de más cuatro millones de personas por mes, realizando la concientización teórica y práctica sobre la protección integral de la infancia.

Denuncias

En su evaluación, ¿las denuncias sobre casos de abuso sexual infantil parecen ser más frecuentes? ¿Tenemos más denuncias, más fiscalización, o más casos? ¿A qué atribuye usted eso?

La violencia sexual contra niños y adolescentes siempre existió y, con el pasar del tiempo, ese número viene aumentando; tanto los casos reales como los notificados.

Los datos del Foro Brasileño de Seguridad señalan el crecimiento de los casos denunciados.[2] Basada en estudios, creo que el aumento de las notificaciones es una consecuencia de un poco más de información que la sociedad está teniendo, como también un acceso más fácil a los canales de notificación.

Pero, debemos dejar en claro que se estima que solo el 10% de los casos de abuso sexual infantil son notificados[3], o sea, cerca del 90% de los casos nunca llegarán a las estadísticas. Eso es desolador y devastador, porque solo del 2020 al 2021 se registraron 45.994 casos[4]. Si las denuncias representan cerca del 10% de los casos reales, entonces podemos concluir que el número real de niños y adolescentes abusados en este período fue cerca de 459.940. ¡Casi medio millón de víctimas! Ante Dios y los hombres, no podemos permanecer indiferentes o hacer poco por esta causa.

Nuestros niños y adolescentes están pagando un precio muy alto por causa de nuestra casi inercia procedente de la falta de conocimiento de la mayoría de las familias, escuelas, iglesias y la sociedad en general.

En el ambiente religioso

Al mismo tiempo, los casos registrados en ambientes religiosos, o cuando los abusadores son líderes religiosos, también está preocupando más actualmente. ¿Cómo pueden ayudar las familias y las propias religiones a prevenirlos?

La iglesia es un lugar de relaciones afectuosas entre los miembros, de mucha confianza, porque nos consideramos una familia. Eso es saludable y muy positivo. Pero, ya hace siglos se conoce que los abusos sexuales no son poco comunes en el medio religioso.

No podemos ser inocentes y creer que podemos confiar ciegamente en alguien por el hecho de que sea miembro de la iglesia. La Biblia ya nos alertó: “Maldito el hombre que confía en el hombre! ¡Maldito el que se apoya en su propia fuerza y aparta su corazón del Señor!” (Jeremías 17:5, NVI).

No estoy afirmando que la iglesia sea un lugar peligroso y que no debemos frecuentarla. Claro que no. Lo que quiero decir es que debemos ser prudentes y no pensar que no hay posibilidades de que exista abuso en el ambiente religioso.

En los últimos años, he atendido varios casos que ocurrieron en ambientes religiosos: en estacionamientos, salas, en la nave de la iglesia, en campamentos, en pijamadas, en ensayos del coro, en baños y en otras acciones.

Caminos posibles

¿Pero qué caminos sugiere usted para disminuir el problema en el ambiente religioso?

La iglesia necesita adoptar una cultura protectora:

  1. Realizar entrevistas con las personas que van a trabajar directamente en el Ministerio Infantil y del Adolescente.
  2. Verificar los antecedentes criminales de todos los que van a colaborar en ese ministerio.
  3. No permitir que haya una persona sola en el departamento infantil. Siempre dos, preferentemente que no sean de la misma familia.
  4. En el caso de niños que no saben higienizarse, llamar a los padres para que los lleven al baño.
  5. Para los niños que ya tienen autonomía corporal y saben higienizarse, cuando alguna maestra los lleva al baño, esta no debe entrar en el recinto con él. Y ante cualquier duda, llamar a los padres.
  6. Informar a los padres que deben ser responsables por sus hijos, llevándolos a y buscándolos de la sala de Escuela Sabática.
  7. Orientar a los padres a no dejar que sus hijos vayan solos al baño, a beber agua y ni anden por las dependencias solos. Ya he conocido muchos casos de abuso en estas situaciones.
  8. Realizar capacitaciones, entrenamientos y eventos, como se menciona en el siguiente punto:
  9. No realizar eventos para niños pequeños donde tengan que pernoctar sin la presencia de los padres o su responsable (ej.: campamentos de Aventureros). El Manual de Aventureros señala que, en las actividades externas, los padres deben acompañar a sus hijos, porque el objetivo principal del Club, de acuerdo con el Manual, es acercar a los padres y a los hijos. Considero de extrema importancia que la Iglesia Adventista dé atención a este punto fundamental del objetivo de los clubes de aventureros y deje esto claro en todas las capacitaciones.

Dentro de la familia

Hay datos que muestran que alrededor del 70% de los casos de abuso sexual se dan dentro de las familias. ¿Qué contribuciones claras pueden ofrecer las iglesias a los padres y responsables, y también a los niños y adolescentes, sobre lo que debe hacerse para evitar eso?

El Anuario Brasileño de Seguridad Pública del 2022 señaló que el 76,5% de los abusos fueron dentro de la casa de las víctimas. Y que el 82,5% de los abusadores fueron personas conocidas que tenían libre acceso al niño o adolescente, siendo que el 40,8% eran padres o padrastros; el 37,2% eran hermanos, primos u otro pariente y el 8,7%, abuelos.[5]

De los casos que atendí hasta hoy, más del 95% fueron en la casa del niño o adolescente y cometidos por personas de la familia, pariente cercano o amigo de los padres de la víctima.

De acuerdo con varios estudios internacionales, la herramienta más poderosa contra esta violencia tan devastadora es la educación sexual saludable, adecuada a la edad del niño y que respete su desarrollo físico, afectivo, cognitivo, psicológico y sexual. En este proceso de educación sexual, fuera de tantas otras enseñanzas, se debe dejar claro a los niños y adolescentes cuáles son las formas de proteger sus cuerpos contra toques y situaciones de abuso. 

¿Pero cómo funciona esa educación sexual?

Para que este proceso de educación sexual adecuada y saludable se realice, necesitamos ofrecer el conocimiento a los padres, porque estos deben ser los protagonistas de la educación sexual de los hijos. Pero, la mayoría no sabe ni qué quiere decir el término educación sexual.

La iglesia tiene un poder inmenso en esta causa de prevención y combate al abuso sexual, pues es la única institución que tiene contacto directo con los padres y con los hijos semanalmente. Además, tiene un valor afectivo, moral y espiritual y una autoridad saludable en la formación de opinión y adhesión de nuevos conocimientos y comportamientos de la membresía. Eso es fantástico y es un poder que, en mi opinión, ninguna otra institución posee.

En este aspecto, ¿qué sugiere que se haga por medio de las iglesias?

La iglesia podría adoptar acciones potencialmente protectoras tales como: tener un proyecto permanente, y no temporal, para prevenir y combatir la violencia sexual; por lo menos, un líder en cada iglesia, bien capacitado y con conocimiento en educación sexual, emocional y preventiva del abuso sexual. Este líder debería realizar la capacitación para todos los otros líderes y maestros que están en contacto con los niños y adolescentes y con las familias (Ministerio Infantil y del Adolescente, Aventureros, Conquistadores, Ministerio de la Familia).

Además, es importante que se produzcan materiales, que haya charlas, capacitaciones y programas dentro de la iglesia. Y también, saliendo fuera de la iglesia para alcanzar a la comunidad con la educación que informa y capacita a los padres, a fin de proteger a los niños y adolescentes.

Los líderes, la familia y toda la iglesia necesitan saber qué es el abuso sexual, los tipos y los mitos. Además, tienen que entender como identificar posibles señales y síntomas de abuso sexual; qué deben decir y hacer y qué no decir y no hacer cuando un niño o adolescente cuenta sobre un abuso sexual.

También es importante que los líderes sepan cómo realizar una notificación, a qué organismos recurrir; cómo proteger y enseñar al niño y adolescente a protegerse del abuso sexual, entre otros aspectos prácticos. Eso incluye capacitaciones frecuentes, promoción de programas con niños y adolescentes, inserción del tema en las especialidades de Aventureros y Conquistadores y en la Escuela Sabática. Las acciones y sugerencias son innumerables. Tenemos mucho por hacer en esta causa. Y tenemos que actuar con intencionalidad, de forma sistemática y urgente.

Erotización infantil

Cuéntenos un poco sobre el trabajo de concientización acerca de cómo están relacionadas la erotización infantil y la pornografía con la pedofilia y al abuso sexual.

La erotización infantil es la exposición del niño a situaciones y/o contenidos sexualizados que son inapropiados para su edad. El niño erotizado se siente confundido, no sabe tratar con esas sensaciones y pensamientos que la sexualización precoz provoca. De esta forma, tienden a imitar y repetir el comportamiento sexualizado del adulto, pues trasladará su afectividad a experiencias relacionadas a la excitación, perdiendo el enfoque correspondiente a la infancia.

Eso puede impactar directamente en el desarrollo psicológico y sexual del niño, llevándolo a presentar problemas de desarrollo de su autoestima y de su sexualidad, a formar una visión distorsionada de sí, de su cuerpo y de las relaciones interpersonales, a presentar riesgo de sufrir ansiedad y depresión, a tener relaciones abusivas en la adolescencia y fase adulta y desarrollar la adicción a la masturbación y a la pornografía, y a tener mayor riesgo de sufrir abuso sexual.

Solo para entender un poco sobre esta realidad, comparto una investigación que presentó un aumento del 360% de niños entre siete y diez años que postean fotos de desnudos en Internet.[6] Estas fotos van a las redes de pornografía infantil, que alimentan los sitios web y las comunidades de los pedófilos, que van a abusar de más niños, y el ciclo continúa. Combatir la erotización también es una urgencia.


Referencias:

[1] https://www.childhood.org.br/18-de-maio-o-dia-nacional-de-combate-ao-abuso-e-a-exploracao-sexual-de-criancas-e-adolescentes/

[2] https://forumseguranca.org.br/wp-content/uploads/2021/07/anuario-2021-completo-v4-bx.pdf

[3] https://www.gov.br/mdh/pt-br/assuntos/noticias/2021/maio/CartilhaMaioLaranja2021.pdf

[4] https://www.gov.br/mdh/pt-br/assuntos/noticias/2021/maio/CartilhaMaioLaranja2021.pdf

[5] BRASIL. Anuário Brasileiro de Segurança Pública. Fórum Brasileiro de Segurança Pública, 2022. Disponible en: https://forumseguranca.org.br/wp-content/uploads/2022/07/14-anuario-2022-violencia-sexual-infantil-os-dados-estao-aqui-para-quem-quiser-ver.pdf >  Acceso el: 22 jul. 2022.

[6] https://annualreport2021.iwf.org.uk/