Quito, Ecuador…[ASN] El Sábado 30 de agosto, en Santo Domingo de los Colorados, ciudad de la costa norte de Ecuador transcurría un día normal entre la colectividad, de pronto en medio de la rutina de esta ciudad, un grupo de mujeres, niños y personas de todas las edades con carteles en manos y acompañados de carros alegóricos con globos, empezaba su recorrido denunciando su rechazo al Turismo Sexual, compartiendo a los transeúntes revistas y materiales que buscaban advertir sobre los peligros de este delito que tiene fuerza en Ecuador y del que muy poco, se ha podido hacer para combatirlo.

En Latinoamérica, cinco países lideran la práctica del Turismo Sexual, donde de acuerdo a informes de UNICEF; muchos niños y adolescentes acceden a conceder favores sexuales a personas adultas, a cambio de dinero, ropa, comida u otro tipo de regalos. Ecuador ocupa el quinto lugar de las estadísticas en la región y la Organización Internacional del Trabajo estima que en lo que va del presente año, 5200 niñas y niños han sido víctimas de este delito. México y Brasil encabezan el reporte del organismo internacional.

De ahí la importancia que para la Iglesia Adventista en Ecuador, realizara un énfasis especial sobre este tipo de violencia del que miles son víctimas inocentes, frente al silencio cómplice de la sociedad.

 Con la coordinación del Ministerio de la Mujer, en varias ciudades se realizaron actividades que incluyeron charlas a padres de familia, marchas y exposiciones sobre la prevención e importancia del diálogo dentro del hogar, que permita prevenir este tipo de abusos. La ciudadanía lo vio de forma aceptable y mostró su compromiso de unirse a esta lucha, denunciándolo oportunamente y buscando el consejo y protección de las autoridades gubernamentales.

Y es que si bien la iglesia no tiene el poder de decisión al interior de los órganos de justicia para castigar este y otros delitos que atentan contra el pudor y dignidad de las víctimas, es necesario que ofrezca programas y actividades que permitan a los habitantes de las ciudades conocer como actuar ante los abusos provocados por la depravación del hombre y su separación de Dios. De ahí la importancia de seguir pregonando al mundo la necesidad de mantener su vida en comunión permanente de Dios y poder ser perdonados de este y otros resultados del pecado en el ser humano. [Equipo ASN, Marco Chile]