Heraldos de una Nueva Era
Saludos amigos. Una de las verdades más solemnes y a la vez más maravillosas reveladas en la Biblia es la de la Segunda Venida de Cristo. Durante siglos, la gente ha anhelado y esperado el día glorioso en que Jesús vendrá a llevarnos a casa para vivir con Él para siempre.
Desde que Adán y Eva tuvieron que abandonar su hogar-jardín, los hijos de la fe han esperado la venida del Prometido para romper el poder destructor y traerlos de regreso al Paraíso perdido.
Las Escrituras registran esta bendita esperanza desde los primeros días de la historia de esta Tierra. El profeta Enoc, que era sólo la séptima generación desde Adán, declaró: "He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos...." (Judas 14, 15).
El patriarca Job exclamó: "Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo… En mi carne he de ver a Dios; Al cual veré por mí mismo… aunque mi corazón desfallece dentro de mí" (Job 19:25-27).
Los poetas y profetas de toda la Biblia han proclamado la llegada de ese gran día, que ha sido la esperanza de los verdaderos seguidores de Dios a lo largo de los siglos.
La promesa de despedida de Jesús a sus discípulos, dada a través de los ángeles mensajeros, los llenó de esperanza: “Este mismo Jesús”, dijo el ángel, “que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo” (Hechos 1:11). Esta promesa fue dada nuevamente por Jesús mismo al apóstol Juan mientras estaba exiliado en la isla rocosa de Patmos: “Ciertamente vengo en breve” (Apocalipsis 22:20).
Esta es la esperanza a la que se aferraron los mártires cuando dieron testimonio de la verdad con su propia sangre. Muchos reformadores, incluidos Martín Lutero, Melanchton, Calvino, Knox, Latimer y muchos más, buscaron por fe el regreso del Señor.
Al considerar la profecía bíblica, no solo nos dice la forma en que Cristo regresará, sino que también presenta señales que nos indican cuándo está cerca Su venida. Jesús dijo en Lucas 21:25-28: “Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas; desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria. Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca”.
Se nos dan más detalles en Marcos 13:24-25 donde leemos: "el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias que están en los cielos serán conmovidas”. Y en Apocalipsis 6:12: “Y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre”. Amigos, estas señales proféticas se han cumplido de la manera más profunda y, a lo largo de dos videos, veremos su cumplimiento con más detalle.
Hoy consideraremos el cumplimiento de la profecía sobre el terrible terremoto que indica la cercanía del regreso de Cristo.
El terremoto más terrible jamás registrado ocurrió en el año 1755. Aunque comúnmente se le conoce como el terremoto de Lisboa, se extendió por la mayor parte de Europa, África y América. Se sintió en Groenlandia, las Indias Occidentales, Noruega, Suecia, Gran Bretaña e Irlanda, ¡cubriendo al menos 6 millones de kilómetros cuadrados!
En África, el impacto fue casi tan severo como en Europa, donde un pueblo entero que contenía aproximadamente 10 mil personas fue completamente tragado. El mar mismo estaba agitado cuando una gran ola barrió la costa de España y África, engullendo ciudades y causando una gran destrucción.
En España y Portugal, el terremoto fue especialmente violento. Leemos que "En Lisboa se oyó bajo la tierra un ruido de trueno, e inmediatamente después una violenta sacudida derribó la mayor parte de la ciudad... Se calcula que noventa mil personas perdieron la vida en aquel aciago día.” (El Gran Conflicto, p. 306.3).
Si bien el mundo ha experimentado muchos terremotos a lo largo de los años, ninguno ha igualado el alcance y la devastación que provocó el terremoto de Lisboa. Esta es una de las señales proféticas que Jesús ha dado, diciéndonos que la historia de esta Tierra está llegando a su fin y que Su venida se aproxima.
En nuestro próximo video, continuaremos viendo las señales predichas por la profecía bíblica y cómo cada una de ellas se cumplió de la manera más dramática. Mientras tanto, los animo a leer el capítulo “Heraldos de una Nueva Era” en El Gran Conflicto, donde aprenderán más. Si aún no lo ha hecho, lo animo a que descargue su copia gratuita de este maravilloso libro en thegreatcontroversyproject.org.
Amigos, ¡creo que Jesús viene pronto! Y mientras continuamos mirando estas profecías, creo que su corazón se calentará cuando juntos descubramos la cercanía de esta bendita esperanza.
Tengamos una palabra de oración juntos ahora mismo.
Padre en el Cielo. Gracias por darnos las señales predichas en la Biblia sobre cuál sería la cercanía de la venida de Cristo. Gracias por alertarnos incluso de algo como el Gran Terremoto en Lisboa que nos dice que estamos viviendo en los últimos días. Gracias por la promesa de tu Segunda Venida. Ayúdanos a estar listos todos los días. Señor, nos comprometemos ahora como seguidores tuyos a reconciliarnos completamente contigo a través de la sangre de Jesucristo para que pronto estemos listos para la pronta venida de Jesús. En el nombre de Cristo, lo pedimos. Amén.
Ted Wilson es el presidente mundial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.