Brasilia, Brasil… [ASN] El 22 de julio de 1829, en la ciudad de Poland, en los Estados Unidos, nació John Andrews, considerado uno de los cuatro grandes pioneros de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Él pertenecía a una familia muy religiosa y, desde pequeño, le gustaba mucho leer la Biblia, lo que le llevó a aprender algo de griego y hebreo, buscando estudiar la Biblia en sus idiomas originales.

Todavía joven conoció a Elena y Santiago White, también pioneros del movimiento adventista. Según el teólogo Renato Stencel, director del Centro de Investigación Elena White Brasil y estudioso de la historia de la Iglesia Adventista, “él desenvolvió una amistad profunda con el matrimonio, pero, sobre todo con Santiago White. Viajaron muchas veces para proyectos misioneros y trabajaron arduamente para el establecimiento de la Editora Review and Herald”, relata.

A los 15 años, el 22 de octubre de 1844, pasó por la experiencia del Gran Chasco, un día en que algunos religiosos americanos, inspirados en profecías bíblicas, esperaban la segunda venida de Jesús.

No sucediendo lo que se esperaba, al contrario de desistir de sus creencias, Andrews volvió analizar la Biblia y llegó a la conclusión de que los estudios anteriores estaban equivocados, explicando que la interpretación de las profecías no se refería al retorno de Jesús, sino a la purificación del Santuario Celestial.

Sobre ese asunto, Stencel explica que “después de ese evento, Andrews no pasó solo a amar el mensaje del advenimiento, sino a comprender las razones de su fe. Él estaba entre los primeros adventistas que presenciaron el cumplimiento profético del mensaje de Apocalipsis 14 y la necesidad de que los Mandamientos fuesen rescatados a la luz de la Palabra de Dios, sobre todo el sábado”.

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Legado

Dentro de las contribuciones de Andrews para el adventismo, está la definición de un horario para la observancia del sábado. En sus estudios llegó a la conclusión, basado en la Biblia, de que el período que debería ser observado por los cristianos como día de adoración a Dios era desde la puesta de sol del día viernes hasta la puesta de sol del sábado.

Él también organizó la Institución para que fuese considerada un órgano legalizado delante de la ley de los hombres. Entre los años de 1867 a 1869 asumió la presidencia de la Iglesia Adventista Mundial. “El pastor Andrews no se destacó como un grande administrador, pero sí como un profundo conocedor de las Escrituras Sagradas y esa fue la marca registrada de su ministerio. Andrews fue un grande estratega que elaboraba grandes planes para el avance de la Iglesia Adventista”, declara Stancel.

John Andrews fue el primer pastor adventista enviado de forma oficial a otros países para hablar del mensaje bíblico. “Su espíritu misionero movió a la Iglesia Adventista para avanzar rumbo al oeste de los Estados Unidos, donde alcanzó grandes victorias misioneras, eso sin hablar del avance hacia el extranjero”, enfatiza Stancel. El día 15 de septiembre de 1874, él embarcó en el barco Atlas rumbo a Suiza. Permaneció en europa por nueve años y durante ese período escribió centenas de artículos, lanzó tres nuevos periódicos en alemán, Italiano y rumano y fundó una revista mensual titulada Señales de los Tiempos que fue distribuida en europa y para otros veinticuatro países en cuatro continentes del mundo.

Un poco antes de morir el misionero pidió lápiz y papel para firmar un testamento, donde declaraba que sus últimos 500 dólares debían ser donados para la Misión Europea. Después de dedicar su vida para la predicación del evangelio y el establecimiento de la iglesia, John N. Andrews murió el 21 de octubre de 1883, dejando como legado su actuación en el establecimiento de una institución que, actualmente, tiene más de 17 millones de miembros en todo el mundo. Una de las principales universidades adventistas del mundo lleva su nombre y está localizada en Berrien Springs, Michigan, en los Estados Unidos. [Equipo ASN, Barbara Oliveira]