Una historia que une fe, perseverancia y victoria. El equipo de básquetbol de la Institución Educativa Adventista 28 de Julio, de la ciudad de Tacna, se coronó campeón de los Juegos Deportivos Escolares 2025 en la categoría C; luego de una final reprogramada por un motivo inusual, pero profundamente significativo, la fidelidad a sus principios cristianos, y en esta ocasión a la observancia del día sábado.

El Sábado en la opinión pública

La gran final de este campeonato estaba programado para el 19 de julio, día sábado, en que los adventistas guardan como sagrado en obediencia al cuarto mandamiento en la Palabra de Dios, en la Biblia. Sin dudarlo, el equipo decidió no presentarse al partido, priorizando su compromiso con Dios por encima de cualquier resultado deportivo.

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La decisión generó inicialmente incertidumbre sobre el desenlace del torneo, pero también provocó una reflexión colectiva sobre el respeto a la libertad religiosa y la integridad espiritual en el deporte escolar, siendo una noticia difundida por diferentes medios de comunicación y causando opinión en distintas regiones del país.

Fe y victoria

Gracias a la gestión de sus docentes, padres y líderes adventistas, el partido fue reprogramado por las autoridades locales, para el jueves 24 de julio en el Coliseo Zela, de Tacna. En una final cargada de emoción y esfuerzo, la I.E.A 28 de Julio venció por 44 a 42 al tradicional campeón, el colegio Cristo Rey, rompiendo una racha de tres años sin derrotas para ese equipo.

“Gracias a Dios, porque Él hizo posible todo, Él tocó los corazones de las personas; gracias a todos los que oraron por nuestro equipo, por sus mensajes en las redes sociales…”, expresó el profesor Raúl Israel Roque Gallegos, entrenador de básquet. Asimismo, informó que en la disciplina de atletismo, el estudiante Fredy Miguel Mamani Cutipa, tambien logró la victoria para Educación Adventista en la prueba de 60 metros planos.

“Dios honra a los que le honran” (1 Samuel 2:30). Este logro no solo coloca al colegio adventista en lo más alto del podio escolar, sino que lo eleva como ejemplo de que los valores espirituales no se negocian, más que triunfo deportivo, fue una lección viva de fe y coherencia para toda la comunidad; incluso en los momentos de mayor presión. Para estos jóvenes, ganar el campeonato fue importante, pero permanecer fieles fue su verdadera victoria.

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