El caso trata sobre Wolfang Ernst, un estudiante de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de la República, quien pertenece a la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Debido a su religión, no puede rendir exámenes los sábados, ya que ese día es sagrado para su fe.

¿Qué pasó?

Cuando Wolfang se inscribió en la carrera, no sabía que algunos exámenes se programaban los sábados.
Al darse cuenta de que no podía rendir un examen importante por razones religiosas, pidió a la Universidad que le permitieran hacerlo otro día.
Su solicitud fue rechazada con base en una normativa de 2008 que indica que no se eximirán actividades académicas por motivos religiosos.
Presentó una acción de amparo argumentando que esta decisión vulnera su derecho a la educación, la igualdad y la libertad de religión.
¿Qué decidió el Juzgado?

La jueza concluyó que la negativa de la Universidad afectaba los derechos fundamentales de Wolfang y que debía encontrarse una solución.
Ordenó que la Universidad le permita rendir el examen en otra fecha, en condiciones iguales a la de sus compañeros.
Si la Universidad no cumple con la orden en 5 días hábiles, deberá pagar una multa diaria de 10 unidades reajustables.
¿Por qué se tomó esta decisión?

La jueza consideró que la educación y la libertad de religión son derechos fundamentales.
Destacó que otras facultades ya han hecho excepciones en casos similares.
Afirmó que la laicidad del Estado no significa negar la diversidad religiosa, sino garantizar que todos puedan ejercer sus derechos en igualdad de condiciones.
Sostuvo que las dificultades administrativas no pueden ser un motivo suficiente para impedir que alguien acceda a la educación.
Conclusión:
La sentencia favorece al estudiante y obliga a la Universidad a permitirle rendir el examen en otro día. Se enfatiza que respetar la laicidad del Estado no significa impedir que los creyentes practiquen su religión, sino garantizar que puedan hacerlo sin ser discriminados.

En todo éste proceso, Wolfang encontró una aliada fundamental, la Dra. Valentina Piquinella, quien con su profesión como abogada y su pasión por los DDHH, se involucró, asesoró y acompañó a Wolfang a la justicia, llegando a emocionar a algunos presentes ante tamaña defensa…
El fallo se encuentra en Apelaciones, pero Wolfang ya rindio el examen (que era imposible hacerlo fuera del sábado) un día de semana.

Como Iglesia oramos para que Dios siga acompañando la fidelidad de Wolfang y el compromiso profesional de Valentina, en la lucha a favor de la Libertad Religiosa.