Especialista concluye que la religiosidad aumenta la expectativa de vida
Según el psiquiatra y profesor de la Universidad Duke, en Carolina del Norte (US), Dr. Koening, dijo para la revista brasileña Veja, que la religiosidad posee una notoria influencia sobre la longevidad e incluso sobre la calidad de Vida.
Brasilia, DF… [ASN] Estudios avanzados muestran que la religiosidad posee una notoria influencia sobre la longevidad e incluso, sobre la calidad de vida. Hace un tiempo la revista brasileña Veja, presentó una entrevista con el psiquiatra y profesor de la Universidad Duke, Carolina del Norte (EUA), Koening. El médico será uno de los expositores de las Jornadas Internacionales de Bienestar Emocional, Espiritual y Físico, que se realizará en agosto del 2013 en la Universidad Adventista del Plata, en Argentina.
Autor del libro Medicine, Religion, and Health: Where Science and Spirituality Meet [Medicina, religión y salud: el encuentro de la ciencia y la espiritualidad], Koening dijo a la revista que la religiosidad aumenta la expectativa de vida de las personas hasta en un 35%. Vea algunas partes de la entrevista concedida a la periodista Fernanda Allegretti. [Equipo ASN, Felipe Lemos, con informaciones del blog Creacionismo]
¿Cómo llegó a la conclusión de que la religiosidad aumenta la expectativa de vida de las personas?
Existe una relación significativa entre la frecuencia de la práctica religiosa y la longevidad. Creo que el impacto en la expectativa de vida es alrededor de un 35%. Hay tres factores que influyen la salud de quien practica una religión. El primero, las creencias y el significado que estas creencias le atribuyen a la vida. Ellas orientan las decisiones diarias y hasta las facilitan, lo que contribuye para reducir el estrés. El segundo factor está relacionado al apoyo social. Las personas devotas conviven en comunidades con individuos que creen en las mismas cosas y ofrecen soporte emocional, e a veces, hasta financiero. El tercer factor es el impacto que la religión tiene en la adopción de hábitos saludables. Los mandamientos religiosos, así como la vida en comunidad estimulan la buena salud. Los religiosos tienden a ingerir menos alcohol, porque circulan en un medio donde él es más escaso y con personas que beben menos. Ellos también tienen inclinación a no fumar. Es menos probable que adopten un comportamiento sexual de riesgo, teniendo múltiples parejas o parejas fuera del casamiento. Todo esto influye en la salud y hace que vivan más y sean más saludables.
¿Quién se vuelve religioso tarde, también se beneficia?
Quien se vuelve religioso en una edad más madura también se beneficia, especialmente en los aspectos sicológicos y sociales. La vida pasa a tener más sentido, la persona gana apoyo de la comunidad, esperanza e interlocutores conectados con su manera de ver el mundo. La consecuencia es una mejor calidad de vida. La salud física, sin embargo, no será tan influenciada porque no se pueden borrar los malos hábitos ni el daño por el exceso de estrés.
Tener fe no es lo mismo que seguir una religión. Desde el punto de vista de los beneficios, ¿esto hace la diferencia?
No sirve de nada decir que es espiritual y no hace nada. Es necesario estar comprometido con la religión para gozar de sus beneficios. Es necesario levantarse temprano para ir al culto, ser parte de una comunidad, expresar su fe en casa mediante oraciones o del estudio de las Sagradas Escrituras. Las creencias religiosas necesitan influenciar su vida para que ellas influyan también en su salud.
¿Cómo las diferentes religiones se comparan en este efecto positivo sobre la salud y la longevidad?
No hay estudios confiables comparando las religiones, porque las mismas religiones se desarrollan en ambientes completamente diferentes y son influenciadas por esos ambientes. Una creencia cuyos beneficios son obvios en Brasil puede no tener el mismo efecto positivo sobre las personas en los países árabes.
¿Algunas enfermedades responden mejor a la práctica religiosa que otras?
Las enfermedades relacionadas al estrés, como las disfunciones cardiovasculares y la hipertensión, parecen ser más reactivas a una disposición mental de cuño religioso. El estrés influencia las funciones fisiológicas de manera muy conocida y tiene impacto en tres sistemas ligados a la defensa del organismo: inmunológico, endocrino y cardiovascular. Si estos sistemas no funcionan bien, nos enfermamos. La religiosidad pone al paciente en otro nivel de tratamiento. Pacientes que sufrieron infarto y que son religiosos, por ejemplo, tienen menos complicaciones después de la cirugía, permanecen menos tiempo internados y, por supuesto, pagan menos.
Usted dijo que quien ve a Dios como una entidad distante y punitiva tiene menos beneficios para la salud que quien lo ve como un ser comprensivo y perdonador, ¿por qué?
La religión puede cambiar una fuente de estrés si aumenta el sentimiento de culpa o generar un malestar en la persona porque no logró cumplir con lo que la doctrina considera que son sus obligaciones religiosas. No existen investigaciones que constaten eso, pero ciertamente un Dios punitivo, que vigila y condena sus errores, elevará ese estrés. Por lo tanto, creo que hace mucha diferencia creer en un Dios amoroso y misericordioso.
Lea, en portugués, el resto de la entrevista en: http://ow.ly/euCNR