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Especial: seis pasos para tener una juventud plena y exitosa

Uno de los pasos tiene que ver con la confianza y la autoestima.


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(Imagen: shutterstock)

Hoy se celebra el Día Internacional de la Juventud y la Agencia Adventista Sudamerica de Noticias (ASN) encargó un artículo sobre Claves para vivir una juventud plena, a la psicóloga y magíster en Terapia Familia Sistemática, Chelita Santillán. El artículo propone seis pasos que ayudarán a los jóvenes a conseguir cambios y vivir una juventud plena y exitosa.

Actualmente, Santillán se desempeña como docente y directora de la Unidad de Posgrado de la Universidad Peruana Unión.

Claves para vivir una juventud plena

1Psicóloga y Magíster en Terapia Familiar Sistémica, Docente y Directora de la Unidad de Posgrado de Psicología de la Universidad Peruana Unión. Email [email protected]

De acuerdo a la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), América Latina y el Caribe cuenta con 156 millones de jóvenes lo que representan el 26% de la población general. Papalia (1997) nos dice que la juventud es la etapa comprendida entre los 20 a 40 años de edad dentro del ciclo de vida de una persona y representa un periodo de importantes cambios y logros a nivel personal, familiar, social y profesional. La juventud es símbolo de energía, fuerza, vigor, sueños, realización profesional, deseo de superación entre otras características; es en esta etapa donde se toman las decisiones más importantes que marcarán la vida de una persona.

El presente artículo propone seis pasos que nos ayudarán a conseguir cambios y vivir una juventud plena y exitosa, entendiendo que una juventud plena y exitosa es una vida feliz, que tiene sentido y propósito; que también implica hacer cambios personales, es una vida que motiva, que irradia, que da ganas de compartir con otros. No significa que uno muestre alegría y risas todo el tiempo y ande contando que todo anda bien; también se puede llorar y experimentar emociones negativas pues somos seres humanos imperfectos. Lo importante, por un lado, es vivir siendo consciente de uno mismo, de lo que quiere conseguir en la vida, aún a pesar de las situaciones adversas que se presentan en el camino y por otro lado atreverse a pagar el precio de lo que se quiere conseguir.

Atreverse a pagar el precio por la consecución de nuestras metas y objetivos, implica esfuerzo y dedicación, un joven debe tener en claro que aquello que anhela y desea no sucederá por un golpe de suerte, y menos de la noche a mañana, o que alguien lo hará por él. Se requiere de acción para que las cosas sucedan, activando la mayor cantidad de recursos personales para ir a por ello. A propósito de esto, cuenta la historia, que un maestro contaba siempre una parábola al finalizar su clase, pero los alumnos no siempre entendían el sentido de la misma:

Maestro- lo encaró uno de ellos una tarde- tú nos cuentas los cuentos, pero no nos explicas el significado.

Pido perdón por ello, se disculpó el maestro. Permíteme que en señal de reparación te convide un rico durazno.

Gracias maestro- respondió halagado el discípulo.

Quisiera, para agasajarte, pelarte tu durazno yo mismo, ¿me permites?

Si, muchas gracias- dijo el alumno.

¿Te gustaría que, ya que tengo en mi mano el cuchillo, te lo corte en trozos para que te sea más cómodo?

Me encantaría, pero no quisiera abusar de su honestidad, maestro….

No es abuso si yo lo ofrezco. Sólo deseo complacerte…. Permíteme también que te lo mastique antes de dártelo.

No, maestro ¡No me gustaría que hiciera eso! –se quedó sorprendido el discípulo.

El maestro hizo una pausa y dijo: “SI YO LES EXPLICARA EL SENTIDO DE CADA CUENTO…, SERÍA COMO DARLES DE COMER UNA FRUTA MASTICADA”

Esta historia nos muestra que nadie hará por nosotros lo que podemos hacer por nosotros mismos, cada quien tiene su propia historia, es necesario vivir cada momento bueno o malo y sacar lecciones de cada cosa. La vida es como un laberinto con un mismo punto de partida y varios puntos de llegadas. Cada quien puede recorrer en él, aprendiendo y dando significado a sus propias vivencias y experiencias de vida. Seguidamente se comparten pautas que pueden ayudar a los jóvenes y adultos para conseguir cambios y vivir una juventud plena.

  1. Confianza en Dios

Los estudios señalan que existe una relación estrecha entre una relación segura y de confianza con Dios con una mejor salud en todas sus dimensiones incluyendo una vida plena (Krause, 1998) así como un mejor afrontamiento emocional al enfrentar situaciones adversas del día a día (Hill y Pargament, 2003).

La confianza en Dios, promueve la salud espiritual de una persona, siendo esta una de las cuatro dimensiones de la salud humana según la organización mundial de la salud. El Salmista dice: “Confía en Jehova”, cuando una persona busca a Dios y pone su entera confianza, puede estar seguro que el guiará sus pasos. La activación de este recurso personal debiera ser el pilar que mueve la vida de una persona que quiere hacer cambios y vivir una juventud plena.

  1. Motivación – Objetivos

El siguiente aspecto hacia una juventud plena tiene que ver con la motivación, la clave para iniciar cualquier actividad o cambio personal en el día a día. La motivación es la fuerza interna que mueve a la persona para realizar una acción y conseguir una meta determinada. Cuando una persona nuestra interés y voluntad por algo, quiere decir que está motivada. Esto quiere decir que cuando una persona piense en un objetivo, éste debiera ser lo suficientemente motivador para desear conseguirlo.

Un objetivo bien planteado implica qué se desea conseguir y, por ende, algo va a cambiar en la vida de esa persona. El hacer algo para conseguirlo implica tocar el concepto “zona de comodidad” o “zona de confort”. La zona de confort es aquella zona donde nos movemos en “piloto automático” es decir una zona que comprende aquellas cosas que sabemos hacer, que nos es familiar, son las emociones que solemos sentir, pensamientos que solemos pensar, esta zona representa los lugares donde la persona se siente muy cómodo haciendo lo que hace. En esta zona no hay más que aprender, depende de la persona que pueda extenderse conforme vaya aumentando su nivel de aprendizaje.

Por lo general los objetivos que uno se proponga, teniendo en cuenta que cualquier objetivo implica algo por alcanzar y por aprender; no es fácil pues requiere salir de esta zona y esto no suele ser fácil ya que implica reconocer, por un lado, nuestra ignorancia de no saber por dónde empezar, también implica un riesgo a lo desconocido en cuanto a los resultados que se obtendrá, así como encontrarse con nuestras propias limitaciones. La segunda zona donde se forja el aprendizaje y conseguimos nuestros objetivos es la zona de aprendizaje. Salimos de la zona de confort a la zona de aprendizaje cuando la necesidad es mayor al miedo y a las resistencias para alcanzarlo. La sociedad actual presenta a los jóvenes diversas oportunidades de crecimiento y desarrollo y claro está, la única forma de ir a por esas oportunidades es dejar la comodidad y atreverse. Algunos jóvenes no pueden salir de su zona de confort porque no son conscientes de sus potencialidades y no se conocen a sí mismos.

  1. Toma de conciencia

Para los psicólogos que ejercen psicoterapia es muy importante que su cliente admita y se dé cuenta que tiene una dificultad. Admitir, es el de partida para pensar en un próximo objetivo y cambio. No hay cambio, si la persona no es consciente de lo que le sucede.

Para lograr nuestros propósitos en la vida es muy importante llevar a la consciencia nuestras fortalezas, nuestras debilidades y creer que sí contamos con recursos para conseguirlos. Tomar consciencia implica que la persona se conoce a sí misma, puede identificar sus capacidades, identificar sus creencias, sus valores y saber gestionarlos. Tomar conciencia nos lleva a la reflexión personal y saber qué tengo y con qué recursos cuento para continuar.

¿Cómo lograr esto?. Primero, es importante pasar tiempo con uno mismo, tomarse el suficiente tiempo para establecer un dialogo con uno mismo, haciendo preguntas del tipo ¿Qué me gusta hacer?; ¿Qué cosas me atraen más?; ¿A qué cosas le presto mayor importancia en mi vida?; ¿A qué cosas le presto menor importancia en mi vida?; ¿Qué hago muy bien?; ¿Qué no hago bien y podría mejorar?; ¿Cómo suelo reaccionar cuando algo no sale como esperaba?; ¿Puedo nombrar cinco valores que me acompañan siempre?; ¿Qué quiero conseguir en la vida?; ¿Por qué no lo he conseguido aun?. Estas preguntas, pueden ayudarnos a pasar un tiempo de autoconocimiento personal, con el fin de ir tomando más consciencia.

  1. Confianza y autoestima

Otro de los factores claves en el camino hacia lograr cambios y vivir una vida plena son las autocreencias, entendidas como las creencias que tiene el joven de sí mismo, de que va a ser capaz de conseguir su objetivo porque dispone de habilidades precisas y además que se lo merece.

Un joven con un nivel óptimo de autocreencias, tendrá más control sobre su futuro, será más proactivo, tendrá la capacidad de asumir riesgos, dispondrá de capacidad para mirar con más claridad sus objetivos, tendrá pensamientos positivos, es más seguro y persistente.

Las autocreencias está ligadas a dos aspectos: la confianza y la autoestima. Por confianza entendemos a la seguridad o esperanza firme que alguien tiene de sí mismo o de otra persona. Esta seguridad hará que sea más proactivo y que crea en su capacidad para alcanzar su objetivo. En cambio, la autoestima es el valor que una persona se tiene a sí misma, y que sabe que es merecedor de algo. La confianza y la autoestima abren paso a los pensamientos positivos y esto se ve reflejado en la actitud que muestra una persona cuando busca conseguir un objetivo. En palabras más sencillas, cuando pensamos que sí somos capaces de algo, este pensamiento hace que experimentemos sentimientos de bienestar y seguridad, haciendo a su vez que nos comportemos de forma firme y con confianza para finalmente obtener resultados deseados. La pregunta es, ¿de quién depende pensar en positivo o negativo? Lamentablemente muchos jóvenes hoy en día andan por el camino de la vida desorientados, con heridas del pasado que no han sido resueltas, con dolor en su corazón por traumas, sin tener una idea clara de lo que desean para sí. Viven atrapados en el pasado, sin darse nuevas oportunidades. Si bien en cierto la vida no siempre es lo que uno hubiese deseado, en el aquí y ahora lo que más importa eres tú y cuan dispuesto estas a salir de la esa zona cómoda a una zona que te dará las oportunidades de crecimiento personal, y entonces si será necesario ir recuperando la confianza y autoestima. A continuación, se muestra algunas autocreencias negativas, que se traducen en exigencias y como estas podemos convertirlas en preferencias más que exigencias.

Tabla 1

Autocreencias negativas y positivas

Exigencias – autocreencias negativas Preferencias – autocreencias positivas
Tengo que hacerlo todo bien o muy bien Me gustaría hacerlo todo bien, pero no será así porque soy un ser humano.
La gente me tiene que tratar bien y con justicia Me encantaría que la gente me tratase bien y con justicia. Algunas personas me tratan bien
Las cosas me tienen que ser favorables Me encantaría que todo fuere favorable

 

Nuestras creencias son muy poderosas y determinan nuestra conducta, siendo importante identificarlas y reemplazarlas por otras más flexibles, de tal forma que fortalezca nuestra estima y confianza.

  1. Responsabilidad y compromiso

“En una escuela había un estudiante que desafiaba siempre a su maestro. Cierta vez ocultando a sus espaldas a un pájaro que sostenía en las manos, el estudiante se paró desafiante y ante el maestro y le pregunto: - Maestro aquí detrás de mí tengo un pájaro. Dígame usted que lo sabe todo, si está vivo o muerto (de tal modo que si el maestro decía que el pájaro estaba vivo lo ahorcaría y si decía que estaba muerto lo dejaría vivir). El maestro lo miró a los ojos con respecto y compasión, y con mucho amor él respondió, eso depende de ti. ¡La solución está en tus manos!!!”

 La responsabilidad proviene del latín responsum, que es una forma de ser considerada sujeta de una deuda u obligación. La responsabilidad implica reconocer que uno es dueño de sus acciones. Hacerse responsable es la única opción para darse el poder de intervenir en nuestra vida. Podemos decir que la responsabilidad nos lleva a identificar a dos tipos de personas. En un grupo están las personas víctimas, quienes se sienten consecuencia de su pasado (“la culpa es de”, “yo soy así” “no tuve…” entonces piensan que no pueden hacer nada para salir de su pasado y viven lamentándose todo el tiempo, echando la culpa a otros de su condición. Por otro lado, se encuentran las personas protagonistas, aquellas que son conscientes de que sus actos cambian su realidad, interpretan el pasado como un cúmulo de experiencias de aprendizaje y esto les impulsa a actuar de una manera proactiva en la construcción de su presente de cara hacia el futuro. Un joven, protagonista de su vida es aquel que es consciente de su presente, que se atreve a dar pasos seguros con la finalidad de lograr sus metas, y asumiendo también las caídas que pueda tener en el camino. Es un joven que no se queda atrapado en su pasado, y que ha comprendido que gran parte de su futuro, depende de él.

  1. Acción

Para lograr una juventud plena y conseguir cambios, no basta con proponerse objetivos y esperar. Es importante llevar a la acción aquello que uno se propone. Muchos jóvenes se quedan entrampados en esta fase de acción, consiguen planificar y hasta ponen fecha a sus metas, pero cuando es momento de la acción, se detienen. Esto puede ocurrir porque no hemos sido claros al momento de escribir nuestros objetivos, o algo no anda bien en uno de los pasos mencionados anteriormente.  Acción implica, un objetivo específico, medible, que pueda ser alcanzado y que tenga un tiempo prudencial para lograrlo. Asimismo, implica contar con las habilidades necesarias y estar dispuesto a pagar el precio. Dios ha dado a los jóvenes cualidades especiales propias de esta etapa de vida que son una ventaja para llevar a la acción todo aquello que se propongan.

Concluyendo, podemos afirmar que cada persona es única e irrepetible, absolutamente todos contamos con recursos personales para avanzar en la vida y obtener lo que uno se propone. Se hace necesario en medio de tanto ruido social, hacer una pausa y tener un encuentro personal con uno mismo que te permita escucharte y saber que buscas y como lo conseguirás “Porque no nos ha dado Dios espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio” 2Ti. 1:7.

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Referencias

Dilts, R. (2004). Coaching: Herramientas para el cambio. Urano: España.

Hill, P. C., & Pargament, K.I. (2003). Advances in the conceptualization and measurement of religion and spirituality. Implications for physical and mental health research. Journal of American Psychologist, 58(1), 64-74. Recuperado de https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/12674819

Organización Panamericana de la Salud. La juventud y su liderazgo en la transformación de la sociedad. Recuperado de https://www.paho.org/hq/index.php?option=com_content&view=article&id=12364:youth-and-their-leadership-in-our-societies-transformation&Itemid=135&lang=es

Papalia, D. (1997). Desarrollo humano. México: Mc. Graw-Hill.

Ravier, L. (2004). El Arte y la Ciencia del Coaching: su historia, filosofía y esencia: Unión. España. Recuperado de https://issuu.com/leoravier/docs/arte_y_ciencia_del_coaching_9870211984

Whitmore, J. (2016). Coaching: el método para mejorar el rendimiento de las personas. Editorial Paidos: España