En la encrucijada de los caminos
¡Saludos amigos! Martín Lutero es sin duda el más conocido de todos los reformadores, y hoy analizamos la vida y las obras de este poderoso hombre de Dios mientras revisamos los puntos destacados que se encuentran en el capítulo 7 del libro, El Gran Conflicto, titulado "En la Encrucijada de los Caminos". Ustedes pueden descargar una copia gratuita de este en greatcontroversyproject.org.
Valores de una familia
Martín Lutero nació en un humilde hogar campesino el 10 de noviembre de 1483 en Eisleben, Alemania. Sus padres, Hans y Margarethe Luther, eran personas trabajadoras y temerosas de Dios que valoraban la educación y la formación de sus hijos. Cuando era niño, Lutero a menudo escuchaba a su padre orar por él, por su nombre, pidiéndole que se mantuviera fiel al Señor “y contribuyese un día a propagar la verdad” (El Gran Conflicto p. 114.2). Poco sabía Hans Lutero cuán asombrosamente sería respondida su oración.
Estudiante dedicado y dependiente de Dios
Martín Lutero fue un estudiante diligente y cuando tenía 18 años ingresó a la Universidad de Erfurt, donde se destacó en sus estudios. No obstante, sentía una profunda dependencia de Dios, “comenzaba cada día con oración y elevaba
constantemente su corazón a Dios para pedirle su dirección y su auxilio” (El Gran Conflicto, p. 115.1). Reconociendo la importancia vital de la oración, dijo: “Orar bien, decía él con frecuencia, es la mejor mitad del estudio” (El Gran Conflicto, p. 115.1).
Fue mientras estudiaba en la Universidad, que Lutero se familiarizó por primera vez con las Escrituras. Un día, mientras estaba en la biblioteca, Lutero descubrió una Biblia en latín. Nunca había visto un libro así y ni siquiera sabía que existía. Había escuchado partes de los Evangelios y las Epístolas durante los servicios de adoración y había asumido que se trataba de la Biblia completa.
El corazón de Lutero latía por la Biblia
Ahora, por primera vez, tenía la Biblia completa en sus manos. “Con reverencia mezclada de admiración hojeó las sagradas páginas; con pulso tembloroso y corazón turbado leyó con atención las palabras de vida, deteniéndose a veces para exclamar: '¡Ah! ¡si Dios quisiese darme para mí otro libro como este!'” (El Gran Conflicto, p. 115.2).
En el corazón de Lutero se encendió un amor por la Palabra de Dios que nunca se extinguiría. Sin embargo, todavía no había descubierto la maravillosa gracia de Dios escrita en esas páginas sagradas, y con un ferviente deseo de ser libre del pecado y encontrar la paz con Dios, Lutero decidió entrar en un claustro y convertirse en monje.
Paz solo en Jesús
Sin embargo, incluso en su vida escasa y rígida como monje, Martín Lutero no encontró la paz que anhelaba su alma. Fue entonces cuando Dios le envió un amigo llamado Staupitz, quien “le expuso la Palabra de Dios y le indujo a apartar la mirada de sí mismo… y a acudir a Jesús, el Salvador que le perdonaba sus pecados” (El Gran Conflicto, p. 116.2).
Fue una lección que Lutero nunca olvidó. Lutero fue ordenado sacerdote y fue llamado del claustro para ser profesor en la Universidad de Wittenberg. Comenzó a dar conferencias sobre la Biblia, especialmente del libro de los Salmos, los Evangelios y las Epístolas. Los oyentes quedaron encantados porque, por primera vez, comprendieron la belleza que emana de la Palabra de Dios.
“El justo por la fe vivirá”
Fue durante este tiempo que Lutero visitó Roma pero quedó horrorizado por lo que encontró. Más tarde escribió: “Sin verlo, no se podría creer que en Roma se cometan pecados y acciones infames.” (El Gran Conflicto, p. 117.3).
Alrededor de ese tiempo, el Papa había emitido un decreto, prometiendo una indulgencia, es decir, el perdón de los pecados, para aquellos que subieran de rodillas una escalera que supuestamente había sido la misma escalera que Jesús había bajado después de dejar el tribunal romano.
Lutero fue al sitio, y mientras subía lentamente las escaleras de rodillas, un destello de la Escritura, que se encuentra en Romanos 1:17, entró en su mente: "El justo por la fe vivirá". Saltando de sus rodillas, salió corriendo del lugar avergonzado y horrorizado. Vio, como nunca antes “que nunca el engaño que significa para el hombre confiar en sus obras para su salvación y cuán necesario es tener fe constante en los méritos de Cristo. (El Gran Conflicto, p. 118.1).
Lutero regresó a Wittenberg, donde pronto obtuvo su título de Doctor en Divinidad. Con el fuego de la verdad ardiendo en su corazón, comenzó a predicar
como nunca antes la verdad del amor de un Salvador y la seguridad del perdón y la paz a través de Su sangre expiatoria. Habló directamente contra Roma y la venta de indulgencias, declarando que “La gracia de Cristo no podía comprarse; era un don gratuito.” (El Gran Conflicto, p. 121.2).
95 tesis contra las indulgencias
Yendo aún más lejos, el 31 de octubre de 1517, en vísperas del Día de Todos los Santos, Lutero pegó en la puerta de la iglesia del castillo de Wittenberg un papel que contenía 95 proposiciones, o tesis, contra la doctrina de las indulgencias. La noticia de este acto audaz, junto con las 95 tesis, se extendió como un reguero de pólvora por toda Alemania y más allá, enfureciendo a toda Roma.
Aunque Lutero tembló cuando vio las fuerzas dispuestas contra él, “esperaba (la ayuda) de Dios solo y aprendió así a confiar sin reserva en su brazo todopoderoso." (El Gran Conflicto, p. 123.3).
Amigos, hoy, nosotros también podemos apoyarnos con total seguridad en el poderoso brazo de Dios, confiando en Su Palabra y apoyándonos en Su fuerza.
La próxima semana continuaremos enfocándonos en la increíble vida y obra de Martín Lutero, y nuevamente, les animo a que descarguen una copia gratuita del libro, El Gran Conflicto, en greatcontroversyproject.org, si aún no lo ha hecho.
Oración
Les invito a orar conmigo ahora mismo. Padre en el cielo. Te agradecemos por inspirar a Martín Lutero con las palabras de la Escritura que la justicia vivirá por la fe, que él entendió de la lectura de la Palabra. El impacto total de lo que realmente es la verdad. Gracias por trabajar a través de Martín Lutero para ayudar a llevar las Escrituras a las personas comunes. Y ahora, Señor, ayúdanos a hacer uso de estas maravillosas y poderosas palabras del cielo mismo en la Biblia. Ayúdanos a hacer uso de ellas porque están disponibles para nosotros en este momento. Gracias por escucharnos en esta oración. Mantennos enfocados en ti y en la verdad de tu santa palabra. En el nombre de Jesús, te lo pedimos. Amén.
Ted Wilson es el presidente mundial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.