El pastor Bruno Raso se jubila después de 48 años de ministerio dedicados a la misión y las personas
El líder sudamericano culmina una trayectoria marcada por la fe, el servicio y el amor al prójimo.

Por donde pasó, el pastor Bruno Raso dejó marcas profundas: en las palabras dichas, en los textos escritos y en la forma generosa de relacionarse con las personas. Su trayectoria es recordada por amigos, familiares y colegas como un ministerio marcado por la fe, la entrega a la misión y el amor sincero a quienes se cruzaron en su camino.
Nacido en Buenos Aires, Argentina, el 27 de junio de 1956, Bruno Alberto Raso inició su ministerio en 1977 como pastor distrital, poco después de graduarse en Teología por la Universidad Adventista del Plata (UAP). Desde entonces, su pasión por el evangelismo y su dedicación al servicio de Dios se volvieron marcas registradas de una vida enteramente consagrada al propósito de servir.
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Los colegas de ministerio que compartieron ese camino recuerdan, con admiración y cariño, los momentos que vivieron a su lado, destacando su liderazgo inspirador y su sensibilidad en las relaciones interpersonales.
Evangelista incansable y líder de influencia continental
A lo largo de su carrera, Bruno Raso realizó 25 ciclos de evangelismo público, con más de 90 noches consecutivas de predicación, además de innumerables campañas de evangelismo que impactaron vidas en toda Sudamérica. Más que resultados mensurables, su ministerio es recordado por las transformaciones espirituales de las que fue testigo, la firmeza en las convicciones y el amor incansable por cada persona que fue alcanzada por su ministerio.
El pastor Daniel Belvedere, ya fallecido, fue uno de sus mentores y una de las grandes influencias en su vida. Con él, Bruno aprendió a amar el evangelismo, la simplicidad del mensaje y la grandeza del servicio cristiano.
“Definir a Bruno es definir el mejor embajador del cielo colocado en la iglesia de Dios como representante. Seguir a Bruno es seguir a una persona incansable para el trabajo”, afirma el doctor Jorge Echezarraga, colega de ministerio y amigo.
Para Marcelo Cerdá, actual director de Alimentos Granix, los consejos del pastor Bruno lo transformaron en un líder administrativo y espiritual mejor. “Aprendí a encarar las dificultades con calma, con oración y [con la visión de que] el Señor colocará la mejor respuesta, la mejor decisión que tengo que tomar”, comenta.
Un camino más allá de las iglesias locales
Además del liderazgo en las iglesias locales, el ministerio de Raso se extendió por varios frentes. Se desempeñó como evangelista, secretario ministerial, presidente de sedes administrativas y, desde 2011, como vicepresidente de la sede sudamericana de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Su contribución sobrepasó fronteras e influenció a generaciones de pastores, líderes y miembros.
Para el pastor David Gullón, mentor y amigo, una característica de Bruno se destaca: “Realmente creo que, si todos tuvieran su forma de ser, su forma pastoral, el mundo sería un lugar mejor. Nadie que hable con él, que converse o que comparta algo, va a sentirse mal. Por el contrario, se siente bien”, asegura.
Una despedida con el mismo compromiso del inicio
Al cumplir 48 años de ministerio, el pastor Bruno Raso cierra un ciclo de la misma forma como lo inició: fiel, comprometido, generoso y profundamente apasionado por la misión de anunciar el evangelio.
Este domingo 4 de mayo, durante la Junta Directiva de la Iglesia Adventista de Sudamérica, fue homenajeado y recibió el cariño de amigos. “Su jubilación es más que un marco institucional; es la celebración de una vida entera dedicada al reino de Dios”, declara el pastor Stanley Arco, presidente de la Iglesia Adventista en Sudamérica. En su discurso, él destacó un texto del apóstol Pablo que podría ser aplicado al ministerio del pastor Bruno Raso: “Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!” (1 Corintios 9:16).

El pastor Gabriel Cesano, director de la Asociación Casa Editora Sudamericana (ACES), se emocionó al recordar momentos especiales vividos con Raso. Uno de ellos fue destacado: Bruno dejó sus actividades para ir al hospital a orar por el hijo de un colaborador. Esa actitud afirmó el carácter del líder que veía en el trabajo.
Hay muchos relatos que atestiguan el cuidado y la bondad del pastor Bruno. Ayudas financieras, conversaciones y apoyo en momentos de duelo caracterizaron el homenaje. “Usted no se amoldó a la silla, sino que la silla se amoldó para que un pastor de verdad se sentara en ella”, dijo Lucas Alves, secretario ministerial de la sede sudamericana adventista.
Aunque la ceremonia de jubilación haya sido realizada ahora, el pastor Bruno Raso permanecerá en la función de vicepresidente hasta el 31 de julio de 2025. Sin embargo, el pastor André Dantas, en nombre de los demás presidentes de las Uniones (oficinas administrativas de la Iglesia Adventista) brasileñas, pidió: “¡Continúe predicando!”.
La familia: el ministerio más íntimo
La historia de un gran líder no se mide solo por los cargos que ocupó; se revela, aún con más belleza, en los vínculos cultivados dentro de casa. Como esposo dedicado y padre presente, Bruno construyó con su esposa, Dorita, y sus hijas, Doris y Cristina, una base sólida de amor, cuidado y apoyo. Fue en la familia donde vivió los momentos más íntimos y significativos de ese largo camino.
“Bruno tiene un carácter muy especial, de preocuparse por todas las personas y no medir esfuerzos para hacer la obra de Dios”, destaca Dorita Raso. Ella afirma que él es así también en casa: “Cariñoso, muy amable, muy compañero. Nos ayuda en todo lo que puede. Está siempre atento para dar una mano, dar consuelo y ofrecer lo mejor”.
Para sus hijas, que llegaron de sorpresa para participar del homenaje al padre, este es el cierre de un ciclo, pero no del ministerio. “Estamos seguras de que, incluso si él deja sus cargos, nunca va a dejar la misión”.
“Cuando nací, estuve 18 días en el hospital. Los médicos me dejaron ir para morir en casa. Pero Dios me dio la vida, por eso, siempre digo que yo le debo todo”. Durante su discurso de agradecimiento, Bruno lamenta que tiene un sueño que no se cumplió: ver a Jesús volver en sus días de trabajo. Pero eso lo motiva aún más. De todos los regalos recibidos, lo que más lo emocionó fue la túnica bautismal, entregada por la Asociación Ministerial: “Mientras tenga salud y Dios me lo permita, seguiré predicando”.

Junta Directiva Plenaria
La Junta Directiva Plenaria, realizada en el primer semestre y compuesta por delegados de la Iglesia Adventista del Séptimo Día de ocho países de Sudamérica, aprueba proyectos que impactan directamente en los templos locales. En la edición de este año, también se presentan informes de diferentes áreas que contribuyen con la misión de la iglesia. La junta directiva de este año es la última reunión de este tipo antes del Congreso de la Asociación General, encuentro mundial que reunirá representantes de más de 200 países en julio de 2025, en St. Louis, Estados Unidos. Para conocer la estructura administrativa de la denominación, haga clic aquí.
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