El desafío de los teólogos es hacer que el libro de Daniel sea más comprendido
Los trabajos académicos y las enseñanzas prácticas han ampliado la comprensión sobre la obra profética.
El pastor costarricense Carlos Mora, doctor en Antiguo Testamento, reconoce que los adventistas tienen un desafío bien claro: hacer más conocido y comprendido el contenido del libro de Daniel. La 14ª edición del Simposio Bíblico-Teológico Sudamericano, que concluyó el pasado sábado 30, en la Facultad Adventista Paranaense, confirmó la importancia de esta obra para la sociedad actual. Mora, uno de los presentadores, ha publicado un libro sobre Daniel y al menos 15 artículos académicos sobre aspectos relacionados a dicha obra.
Pero, en la práctica, la percepción que él tiene es que hay poca comprensión acerca de lo que significa el texto de Daniel. “Nuestro gran objetivo debe ser el de llevar el libro de forma simple a las personas. Ellas necesitan entender que ese mensaje tiene impacto sobre su desarrollo espiritual”, comenta el profesor de la Universidad de Montemorelos, institución adventista ubicada en México.
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La necesidad de que las enseñanzas que contiene el libro de Daniel tengan sentido para las personas es justificada. El pastor Alberto Timm, director asociado del Ellen White Estate (institución adventista responsable del patrimonio literario de la pionera y profetiza), explica que, históricamente, este libro del Antiguo Testamento siempre fue central para los adventistas. En 1833, por ejemplo, el predicador Guillermo Miller ya había escrito sobre Daniel.
El movimiento millerita, que hace dos siglos acaparó millones de personas en los Estados Unidos en torno al mensaje sobre el pronto regreso de Jesús, llevó a muchos al estudio de Daniel. La interpretación del capítulo 8, en especial, derivó en el episodio del Gran Chasco. Finalmente, el movimiento de Miller, Joshua Himes y otros ministros de diferentes denominaciones evangélicas, dio oportunidad para el establecimiento de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, organizada oficialmente en 1863.
Publicaciones pioneras
Entre 1869 y 1871, en los templos adventistas del séptimo día organizados, el antiguo editor de periódicos de la denominación, Urías Smith, se encargó de que una serie de 54 artículos sobre Daniel estuviesen disponibles en la publicación Adventist Review and Sabbath Herald.
Timm afirma que el libro de Daniel es esencial para el adventismo y para el cristianismo de forma general. “No es posible ignorar el libro. Hay toda una estructura en esta obra capaz de hacer que las personas se comprendan como cristianos. Las profecías bíblicas dan seguridad sobre el futuro”, remata. Carlos Mora se hace eco de esta idea y asegura que “Daniel muestra un Dios que controla la historia y ofrece la certeza de que su pueblo está siendo guiado por él”.
En la práctica
Durante el Simposio, algunos trabajos llamaron la atención al libro y sus conexiones con lo cotidiano de la vida espiritual de las personas. El artículo del pastor y profesor Antonio Tavela, y de los estudiantes Charles Cabral y Marcos Pimentel, por ejemplo, relaciona la fidelidad de Daniel a Dios, relatada en el primer capítulo del libro, y fue analizada como resultado de la enseñanza religiosa recibida en su familia. La preocupación del estudio fue la de identificar, en la bibliografía, el abandono de la fe en las nuevas generaciones. En el resumen del trabajo, se dice que el “cuadro de apostasía y la educación religiosa doméstica se destacarán como las principales estrategias de conservación de las nuevas generaciones en la Iglesia”.
La teóloga Rejane Godinho también se valió del primer capítulo de Daniel para su análisis. Pero la idea fue la de comprender la religiosidad/espiritualidad, la elección alimentaria y el desempeño académico presentados en el capítulo bajo la óptica histórico-gramatical y en artículos científicos de los últimos diez años.
El periodista Felipe Lemos, a su vez, presentó un artículo sobre la enseñanza sistemática y regular del libro de Daniel en la iglesia local. Desde 2016 él dirige clases de estudios de profecías dirigidas al público en general, incluidos no adventistas. En su análisis e investigación, buscó demostrar que la enseñanza del libro es parte de la misión adventista de llevar el conocimiento a todos. Y mostró el resultado de algunos que incluso se hicieron adventistas luego de participar de los estudios.
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