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Estudiantes alegan que el colportaje les cambió la vida

La iniciativa hace parte del proyecto Sueña en Grande que ha ayudado a miles de jóvenes a cumplir el sueño profesional.


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Tania Durán Argote

Sin duda, el colportaje deja muchas historias que contar. Tania Adalia Durán Argote (20) es una estudiante de psicología de 5º semestre, con alegría nos cuenta su historia de cómo sintió el cuidado y la bendición de Dios en cada momento. “Cuando escuché del colportaje tenía miedo experimentar”, dice Tania. La joven rechazó muchas veces, pero no sabía que Dios tenía planes para ella.

Un día se animó a colportar, y desde ese momento no dejó de hacerlo. En todas las campañas lograba media bonificación. Su sueño era sacar una bonificación entera. “Le pedí a Dios entre oración y lágrimas, pero no sentía respuesta”, relata Tania. Entonces con frustración empezó a buscar trabajo en el periódico. “Mis líderes me animaban a que colporte en la región del oriente boliviano, pero mi respuesta era no”.

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Ya a media campaña, Tania se animó y colportó, pero no vendía nada. “En los últimos días cuando todos dejan de colportar, yo seguía colportando. Un día concreté una charla para militares; uno de ellos tenía un llavero de Nuevo Tiempo. Al saber que yo era parte de la Iglesia Adventista me ayudó”. Ese día dejó 33 materiales al contado, “no es nuestra capacidad, es el poder de Dios en nosotros”, agrega Tania.

Mario Obando Zeledón

 

 

Mario Obando Zeledón (23), nacido en Costa Rica, estudiante de Teología, cuenta que desde adolescente colportó en diferentes países. “Colportar en Bolivia es una experiencia única, por la cultura y las personas”.

Una de las anécdotas que le marcó la vida sucedió cuando un día salió a colportar y se encontró con un pastor de la Iglesia Asambleas de Dios, se acercó y le comentó lo que él hacía: charlas sobre salud preventiva. “El pastor me dijo: Yo vengo orando para que tu vinieras y suceda esto. El domingo ven a la iglesia que habrá 200 personas. Ese día fui y todos quedaron impactados, muchos llorando; y así vendí 50 libros al contado”, afirma Mario con mucha alegría.

Mario está convencido que el único motivo por el cual uno debe colportar, es querer apresurar la venida de Jesús.

 

Jessica Patricia Laura

Jessica Patricia Laura (19), estudiante de bioquímica que ya colporta 4 campañas, estudiaba en la Universidad pública en la ciudad de Cobija. La invitaron a ser parte del proyecto de colportaje “Sueña en grande”, en La Paz, pero ella estaba indecisa, no le gusta el frío; a pesar de eso, sintió que Dios tocó su corazón para que tome la mejor decisión. Compró su pasaje en avión y sin pensarlo más se fue a La Paz.

“El colportaje salvó mi vida espiritual. Recibí mi bonificación y cumplí mi sueño de estudiar en la Universidad Adventista de Bolivia. Sé que muchas personas que recibieron esos libros van a ser salvos”.

Sueña en Grande

El proyecto Sueña en Grande nació el año 2000 en Brasil y el año 2001 se extendió al territorio de habla hispana de la División Sudamericana de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Este proyecto de colportaje tiene como objetivo reclutar jóvenes que no cuentan con los recursos económicos para estudiar en una Universidad Adventista. Los resultados son significativos, porque los participantes logran su ingreso a la universidad.

Estas historias fueron contadas en la Cena de la Victoria que se realizó en la Universidad Adventista de Bolivia. El Servicio Educacional Hogar y Salud (SEHS) en coordinación con el Instituto de Desarrollo del Estudiante Colportor (IDEC), ofrecieron un homenaje a cientos de estudiantes colportores que en verano llevaron el mensaje de esperanza a través de la página impresa, en Bolivia y Paraguay.

Colportores contentos por el cierre de campaña con medallas en mano.