Educación y solidaridad: una alianza que logró beneficiar a más de cuarenta familias en Mar del Plata
Alumnos, docentes y familias del Instituto Adventista de Mar del Plata participaron del proyecto Más amor en Pascua y donaron más de 300 kg de alimentos no perecederos
“Más que enseñanza” es una de las frases que caracteriza a la Educación Adventista. Básicamente, porque no se trata solo de brindar contenidos académicos, sino de toda una experiencia educativa que comprenda también valores y principios cristianos.
En la actualidad, las necesidades de las personas son cada vez más grandes. Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), hay 5,9 millones de chicos pobres en la Argentina; es el 54,2% de los menores de 14 años de todo el país. En el segundo semestre del año pasado, otros 400 mil menores cayeron bajo la línea de la pobreza y casi la mitad de los menores de 5 años vive en un hogar que no cubre la canasta básica.
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Más amor en Pascua
El proyecto de recolectar donaciones para un merendero nace en el corazón del cuerpo docente y administrativo del Instituto Adventista de Mar del Plata, ubicado en la provincia de Buenos Aires, pero también de los alumnos y sus familias. Es un plan que también se realizó el año pasado y que los alumnos adoptaron como propio, ya que no son indiferentes a las necesidades de sus pares y familias.
Según la capellana del Instituto e impulsora del proyecto, Angie Davila, participaron en este programa llamado Más amor en Pascua los alumnos de nivel inicial, primaria, secundaria y también los docentes. “Durante una semana estuvimos recolectando alimentos no perecederos para ser llevados al merendero Cecilia de la zona sur de Mar del Plata”.
En total se logró juntar más de 300 kilos de comida entre legumbres, fideos, cereales, leche en polvo, aceite, y otras decenas de productos; y más de 30 prendas de ropa. El depósito de Alimentos Granix también fue de ayuda para la logística. “El sábado primero de abril dividimos los alimentos por categoría, embolsamos y luego, un grupo de docentes, padres y alumnos nos dirigimos hasta el hogar de la familia donde funciona el merendero”, comenta la capellana.
Con respecto a la recolección por parte de los alumnos y el contacto con el merendero, Angie destacó que “los chicos de la escuela siempre participan felices y con entusiasmo. Cada curso tiene su caja para depositar. Tuvimos contacto con Cecilia, quién dirige el merendero y fue quien repartió, al día siguiente, los alimentos a las familias. La recepción fue muy cálida y con mucho agradecimiento porque la tarea que ella realiza es a pulmón. Se beneficiaron cuarenta familias ya que ellos atienden los niños de todas esas familias. Esta ayuda, según ella, fue muy significativa. Además, "todos recibieron el material misionero”, concluye Angie.
Educación y solidaridad
“La Educación Adventista considera el proceso educativo de forma integral y promueve la interacción entre la teoría y la práctica, el pensar y el hacer, la razón y la emoción, lo individual y lo colectivo, la causa y el efecto; entiende que tanto los educadores como los estudiantes pueden enseñar y aprender”, señala el sitio web de Red Adventista. Y es que la solidaridad traspasa jerarquías.
Hablando sobre los beneficios que obtienen los alumnos ante el gesto solidario que acompañó este proyecto, el director del Colegio Adventista de Mar del Plata, el profesor Ricardo Cerdá, señala que “los chicos obtienen muchos beneficios al realizar actividades solidarias. En primer lugar, porque hay un desprendimiento del propio yo. Vivimos en una sociedad que es sumamente centrada en el yo, edonista, en búsqueda del placer y que poco piensa en las necesidades del que está al lado. Así que, si el colegio puede realizar este tipo de actividades, obviamente le hace muchísimo bien al que recibe la ayuda, pero también y fundamentalmente, que es la tarea nuestra como educadores, les hace bien a nuestros alumnos, a aquel que participa colaborando con los más necesitados”.
La Educación Adventista hace hincapié en las acciones solidarias de ayuda al prójimo porque Jesús así lo reflejó con su vida. Cerdá afirma que “si hay algo que nos dejó el Señor Jesús es justamente la idea del amor. Y el amor no piensa en uno mismo, sino que piensa en las necesidades del otro. Nuestra sociedad es cada vez más psicopática y el rasgo característico de la psicopatía es la falta de empatía, así que hacer actividades solidarias pensando en el prójimo justamente, es ayudar a desprendernos de nuestros propios egos y ver que a nuestro alrededor hay gente que realmente necesita del prójimo, necesita de ayuda, que tiene muchas más necesidades que las que nosotros tenemos, y estamos en gran medida también ayudando a nuestros alumnos para que sean canales de bendición desde lo alto”, subraya el director.
Y hacia el final del diálogo, el líder educativo del Instituto Adventista de Mar del Plata reflexiona sobre lo que viene, ya que “como institución pensamos en el futuro, pensamos seguir fomentando, motivando y realizando este tipo de actividades porque estamos convencidos de que es la misión de la Iglesia, no sólo la de proclamar el Evangelio, el mensaje de salvación en Cristo Jesús, sino también en ayudar al prójimo en sus necesidades más esenciales. Así que el colegio va a continuar realizando estas actividades”, cierra Cerdá.
La Educación Adventista
La propuesta pedagógica de la Red Educativa Adventista es respetuosa de las políticas y los currículos educativos de cada país, con el objetivo fundamental de formar estudiantes reflexivos y creativos. Además, facilita la transformación del conocimiento en actitudes, mediante la resolución de los problemas cotidianos de los estudiantes.
La pedagogía se basa en las premisas de una educación cristiana y en el compromiso de guiar todas las actividades didácticas hacia la calidad en el proceso de enseñanza-aprendizaje y la integración natural de la fe y la enseñanza.
El currículo promueve la excelencia académica e incluye todos los contenidos esenciales para la práctica de una ciudadanía responsable. Su objetivo es desarrollar equilibradamente la vida espiritual, intelectual, física, social, emocional y vocacional de los estudiantes.