Más de 100 reclusos son bautizados en Ecuador
Ahora los adventistas del Centro de Rehabilitación Social Cotopaxi se reúnen cada sábado.
Quito, Ecuador... [ASN] Un sábado diferente se vivió en el Centro de Rehabilitación Social de Cotopaxi, cuando los miembros de la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Ecuador (Unión Ecuatoriana – UE) específicamente de Ambato y Quito, entraron con el pastor Franklin Aucancela y los materiales listos para celebrar la ceremonia bautismal. Ese día más de 70 PPL (Persona Privada de la Libertad) entregaron su vida a Dios por medio de bautismo.
Esta fascinante historia inició a finales del año 2013, cuando comenzó el proyecto de evangelización para el Centro de Rehabilitación. Para esta fecha e inicio del 2014, se tenían 500 interesados en el estudio de la Biblia.
El trabajo en la prisión se realiza desde hace un año y medio, cuando 20 miembros de iglesia voluntariamente hicieron el compromiso de llevar el mensaje sin distinción alguna. Actualmente en el centro de reclusión se pueden apreciar 3 congregaciones: uno en el centro de mujeres y dos en la mínima y mediana de hombres; clasificación que se les da al centro según el nivel de conflicto de los reclusos.
El pasado 6 de junio, se unieron a la iglesia 39 damas del Centro para Mujeres y, una semana después, 72 hombres aceptaron a Dios por medio del bautismo. Cada sábado, los visitantes se uniforman para ser identificados por los cuidadores, y cada PPL se prepara para la reunión. “Son más las personas que quieren ser bautizadas” dijo el pastor Franklin Aucancela, encargado del Distrito Cotopaxi, en donde se encuentra el Centro de Rehabilitación Social. “Son 150 personas aproximadamente que se reúnen. Para lograr esto, la UE se movilizó para obtener el permiso ante el Ministerio de Justicia y así formalizar la congregación. Con el documento aprobado, se establecieron reuniones fijas los sábados, reuniones de adoración, y los jueves con el Curso de Discipulado”, agregó.
“Agradezco a Dios por estar preso”
La Hna. Maria*, era la primera propulsora del proyecto en el Centro de Rehabilitación Social Cotopaxi, puesto que su esposo Julio*, es uno de los reclusos.
Julio conoció el evangelio cuando era niño, pero su familia adventista se vio destruida por el divorcio de sus padres. Este motivo hizo que él se alejará de la iglesia que frecuentó, hasta convertirse en uno de las personas más buscadas del Ecuador. Antes del 1999, fue nombrado uno de los hombres más peligrosos. En su último golpe a la sociedad, fue aprendido y condenado a 6 años sin libertad. Cumplido el plazo, salió libre y, aunque vivió la experiencia de estar en el centro de reclusos, volvió a cometer robo trayéndole su segunda condena.
Pero hoy, Julio, agradece por esto. “Si Dios no hubiera permitido que me atraparan, ahora estuviera muerto y nunca hubiera cambiado ni estaría en los caminos de Dios”, fueron sus palabras ante las circunstancias que ahora le rodean. Ahora es el Coordinador de la mediana, y acortaron su sentencia un año. Pronto saldrá libre y asegura que su única relación con la prisión será el trabajo misionero que realizará allí. (*nombres modificados) [Equipo ASN, Vanessa Castro]