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¿Desilusión o esperanza?

Reflexión sobre el Gran Chasco de 1844 y la seguridad del pronto regreso de Jesús.


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La Biblia es la respuesta para la esperanza de vida y vida eterna. (Foto: Shutterstock)

Hace 180 años el poderoso mensaje del pronto regreso de Jesús impactó al más joven de los continentes y alteró radicalmente la vida de millones de seres humanos. Este mensaje transformó personas, familias, comunidades, villas, ciudades, países; deshizo ideas antiguas; desafió tradiciones; revolucionó el pensamiento cristiano y agitó las iglesias. Así, como un ángel celestial, este mensaje viajó con gran velocidad e intenso poder, alcanzando los corazones.

Un texto bíblico que inspiró ese movimiento fue: “Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas” (Apocalipsis 14:7). Este anuncio solemne tuvo un impacto irrepetible en la vida de Norteamérica en el siglo XIX.

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¿Predicar o no?

Todo comenzó con un agricultor que no quería predicar. Silenciosamente, las profecías bíblicas entraron en su vida, convencieron su mente e inflamaron su corazón. Afirmaron sus pies y le dieron sentido a su existencia. Arrebataron su experiencia espiritual. Guillermo Miller quería rechazar la invitación, pero una voz en su consciencia sonaba como un martillo en el yunque: “Dilo al mundo, dilo al mundo, dilo al mundo”. La voz insistente del Espíritu venció la duda del anciano. Como un embajador del cielo, salió para dar un mensaje que cambiaría el mundo. El centro de su predicación era Daniel 8:14: “Y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado”.

Como un día profético equivale a un año literal (Números 14:34; Ezequiel 4:5, 6) y el período comienza en el año del decreto de la reconstrucción de Jerusalén (Daniel 9:25 / 457 a.C.) Miller descubrió que se extendería a 1844, cuando el Santuario, que creía que era la Tierra, sería purificado por el fuego de la segunda venida de Cristo.

De su amada patria, los Estados Unidos, el mensaje del segundo advenimiento llegaría al resto del mundo. Con todas sus fuerzas Miller predicó que pronto Jesús vendría a llevar a su pueblo la alegría eterna, castigar a los impíos e inaugurar su reino eterno. Sin embargo, el tema era demasiado importante para que sea proclamado por un solo hombre. Otros se juntaron a él y los heraldos de la esperanza se multiplicaron. Hombres, mujeres, jóvenes, niños cuyo slogan era: Cristo viene, ¡prepárate!

Ampliación del mensaje

Aún así sus voces eran demasiado débiles para que fueran oídas a larga distancia. Por eso, ellos rápidamente crearon nuevos planes. Inspirados por Gutenberg, escogieron su invención para dar poder a la voz. La prensa podía ampliar el alcance del mensaje. Los predicadores llamaron al pueblo al arrepentimiento y las publicaciones alcanzaron a los que estaban lejos. Ambos medios fueron confirmados en la esperanza del pronto regreso del Rey de reyes y Señor de señores.

Miles dijeron con seguridad de fe: “Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán! (2 Pedro 3:10-12).

Debido a la urgencia y seriedad del mensaje, manifestaciones de conversión genuina se repitieron en todo el continente. Bares fueron cerrados, iglesias reavivadas, familias convertidas. Los pastores acompañaron el movimiento de las aguas, con miles que sepultaron sus viejas vidas de pecado.

El mensaje de esperanza

Publicaciones llenas de esperanza se distribuyeron por todo el continente americano. El mismo anuncio se difundió en los demás continentes, a través de otros instrumentos y métodos. El mundo fue avisado. Pero el epicentro de esa obra fue la nación norteamericana, profundamente sacudida.

El pastor Carlos Fich oyó y creyó el mensaje de Miller. Él decidió dedicar sus energías para predicar y bautizar a las personas. Pocos días antes del 22 de octubre de 1844, Fitch bautizó tres grupos sucesivos de personas convertidas. Las aguas del Lago Erie estaban heladas. Él se enfermó gravemente. El lunes 14 de octubre murió de tuberculosis.

Aunque su familia tenía fe en el pronto regreso de Jesús, días después de esa tragedia, la mamá lloraría con sus hijos porque Jesús no volvió.

Fitch sacrificó su vida, Guillermo Miller su dinero, decenas de pastores sus empleos. Familias perdieron su cosecha. Los jóvenes sacrificaron sus estudios. Lo más importante era proclamar el bendito mensaje. Las cosas de este mundo no importaban. Jesús tenía un lugar mejor para todos. Pero el Maestro no vino. La promesa no se cumplió.

El Gran Chasco

Ellos se equivocaron en el evento, pero no en la fecha. Debido al amargo casco, Dios despertó un pueblo humilde y sincero que comprendió la verdad presente. Un movimiento que continúa predicando: Jesús vendrá pronto. El gran movimiento del advenimiento dio origen a la Iglesia Adventista del Séptimo Día, su legítima sucesora. Tres de sus fundadores fueron el matrimonio Jaime y Elena de White y el capitán José Bates. Ellos se unieron y continuaron el trabajo de Miller al volverse a la Biblia. Hiram Edson, ya el 23 de octubre comprendió que el día anterior Jesús pasó del lugar santo al santísimo del Santuario celestial.

Los hermanos que siguieron buscando luz, la recibieron. Entendieron el asunto del juicio investigador. Se vieron en el pasaje que describe la amargura, después de la alegría contagiosa (Apocalipsis 10). La alegría era la expectativa del encuentro con el Señor; la amargura, la decepción del día 22 de octubre. Pero, a partir de esa experiencia, entendieron que debían continuar profetizando “a muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes” (Apocalipsis 10:11).

En 1874, poco más de diez años después que la Iglesia Adventista fuera organizada, nuestro primer misionero de ultramar fue enviado. Del nuevo mundo, él viajó al viejo mundo, invirtiendo el viaje de los padres peregrinos. Allí, afirmó los pasos de la Iglesia que surgía en Europa. Otros continuaron cumpliendo el mandato “ID”. Miles fueron bautizados, cientos de iglesias plantadas. Aviones despegaron; barcos navegaron y creyentes caminaron, ofreciendo esperanza, salud y sanidad. Ciento cincuenta años después, las misiones adventistas alcanzaron miles de corazones… en todos los lugares.

Hoy continuamos anunciando, cerca y lejos, que la “bendita esperanza” está por concretarse (Tito 2:13). No habrá decepción. Su venida es segura. El que cree en el segundo advenimiento no quedará desilusionado; desarrolla esperanza triunfante. Y usted querido amigo, ¿qué está haciendo por ese mensaje? ¿Qué está sacrificando para anunciarlo? ¿Cómo se está preparando para encontrarse con el Señor? Que tengamos el espíritu de los pioneros, su amor a la Palabra de Dios y el enfoque en la misión.

Dónde leer más sobre 1844 y el mensaje adventista:

  • KNIGHT, George R. Adventismo: origem e impacto do movimento milerita. Tatuí, São Paulo: Casa Publicadora Brasileira, 2016. · LOUGHBOROUGH, John Norton, O Grande Movimento Adventista: Seu surgimento e progresso. Adventist Pioneer Library, 2014.
  • LOUGHBOROUGH, John Norton, El Gran Movimiento Adventista: su surgimiento y progreso. Adventist Pioneer Library, 2014.
  • SCHWARZ, Richard W.; GREENLEAF, Floyd. 1 ed. Portadores de Luz: história da Igreja Adventista do Sétimo Dia. Tradução de Francisco A. Pontes. 2 ed. Engenheiro Coelho, SP: Unaspress, 2009.
  • OLIVEIRA, Enoch de. A mão de Deus ao leme: o movimento adventista no oceano da história. 3ª ed. Tatuí, São Paulo: Casa Publicadora Brasileira, 2017.
  • VELTEN, Henderson Hermes Leite e OLIVEIRA, Juarez Rodrigues de. A Astronomia e a glória do Adventismo: um estudo sobre a precisão do cálculo profético de Daniel 8:14 e 9:24-27. Editora: Luz do Mundo, 2018.

Cómo celebrar la fecha en su iglesia:

  • · Use el sello conmemorativo y los materiales divulgados por la Iglesia.
  • · Separe un tiempo para estudiar la profecía de las 2.300 tardes y mañanas (Daniel 8:14).
  • · Lea con sus hijos El Libro Amargo, de Denis Cruz (CPB).
  • · Converse con su pastor para realizar un culto especial el sábado 19 o 26 de octubre de 2024).
  • · Realice un culto joven especial enfocado en la fecha 1844 y su significado.
  • · Reúna a su familia, unidad de acción/grupo pequeño para ver la película “Cómo todo comenzó”.

Ribamar Diniz es pastor, escritor y editor. Magíster en Teología y Especialista en Misión Urbana (SALT/FADBA), Magíster en Historia (PPGH/Unifap) y pastor en la Misión Pará-Amapá, en Brasil.

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