De la inseguridad a la misión: cómo una maestra encontró su propósito en la enseñanza de la Biblia
Desde el nerviosismo inicial hasta la pasión por la enseñanza, Márcia encontró en el discipulado una manera de utilizar sus talentos y transformar vidas.

Con el compromiso de llevar el mensaje del evangelio a todas las naciones, la Iglesia Adventista del Séptimo Día fortaleció sus acciones misioneras en 2024. A través de proyectos internacionales, la plantación de nuevos templos y la participación de voluntarios dedicados a enseñar la Biblia, la denominación amplió su presencia y llegó a la vida de miles de personas.
El proyecto Misión Caleb llevó a 290.895 voluntarios a ciudades grandes y pequeñas. Su trabajo promueve el bienestar social y una presentación diferente de la acción de Dios, de forma amena, alegre, con la energía típica de los adolescentes y jóvenes, entre 16 y 35 años, en sus períodos de vacaciones.
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También hubo jóvenes que dedicaron un año de su vida a predicar utilizando diferentes estrategias. Fueron 824 personas que se dispersaron en ocho países de Sudamérica hablando de Jesús mientras sus carreras y proyectos personales estaban en pausa.
Las cifras del año pasado refuerzan este impacto: según datos del sistema de secretaría de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, más de 773.000 adventistas compartieron estudios bíblicos, llegando a casi 700.000 personas y más de 213.000 bautismos.
Este resultado se logra a través de personas comunes que dedican su tiempo y recursos a predicar el evangelio de diferentes maneras. Es el caso de Márcia Aparecida dos Santos, que lleva 18 años enseñando la Biblia de forma voluntaria.
El trabajo comenzó cuando fue invitada a ayudar a las personas que visitaban su iglesia a entender un poco mejor sobre el ambiente y sus dinámicas. Esto significa apoyarlos buscando un pasaje de la Biblia, a encontrar el texto presentado por el maestro o predicador, y acompañar a esa persona. "Pero luego me empezó a gustar y me quedé en la clase [de visitas]", recuerda.
De aprendiz a maestra
En ese momento, Márcia era miembro de la Iglesia Adventista hacía poco menos de 10 años. Hasta entonces, no había encontrado una manera de usar sus dones para el beneficio de los demás. A partir de esta invitación, se convirtió en asistente en la clase de visitas, un espacio exclusivo para quienes están llegando a la iglesia. Un día, todos los profesores titulares ya no podían asumir esa responsabilidad, y ella fue invitada a dirigir la clase.
"En ese momento, recuerdo que estaba preocupada, nerviosa. Le dije: ¿Qué quieres decir? ¿Voy a encargarme de la clase de visitas? Pero yo había recibido estudios de una persona muy competente, muy inteligente, y que había preparado unos estudios muy buenos, que utilizo hasta el día de hoy", dice la maestra.
El relato de Márcia destaca la importancia del discipulado. De personas más experimentadas que preparen a nuevos voluntarios para continuar la misión de predicar el evangelio. Es una enseñanza que se transmite.
En ese momento, los recursos eran limitados. "Conseguí un televisor y lo traje. Mi esposo me preparó las diapositivas y ahí las transmitimos, y comencé con los estudios que recibí antes de bautizarme", recuerda.
El pastor Herbert Boger, director del departamento de Ministerio Personal de la Iglesia Adventista en ocho países de Sudamérica, comenta que se invita a los instructores experimentados a compartir sus conocimientos con aquellos que quieran aprender, perpetuando sus métodos para explicar temas bíblicos.
A Márcia le apasiona estudiar y enseñar la Biblia. Los sábados por la mañana, daba estudios introductorios. Por la tarde, invitaba a aquellos que quisieran profundizar y estudiar las profecías. A menudo, solo se presentaba un alumno, pero ella se dedicaba por completo a esa persona, "porque entiendo que un alma para Cristo es muy importante".
Para ella, el mayor reto es lidiar con los diferentes tipos y perfiles de personas que visitan la clase. Actualmente, tiene un aula especial en el Espacio Nuevo Tiempo, en el barrio de Campo Grande, en Río de Janeiro, Brasil. Allí se reciben personas de todas las religiones y de ninguna creencia. Entender el enfoque ideal para cada uno de ellos es la tarea más compleja.
Red de evangelismo
Muchas de estas personas llegan precisamente a través de Nuevo Tiempo, que anima, mediante su programación en televisión, radio e internet, a buscar una iglesia. También está la Escuela Bíblica Nuevo Tiempo, que brinda servicio inicial e incluso ofrece estudios bíblicos impresos, digitales y por WhatsApp.
En 2024 se distribuyeron 449.706 estudios impresos. Quienes siguen los programas pueden solicitar una copia gratuita por teléfono que se envía a la casa de los interesados en aprender. En la versión digital, en PDF, se enviaron más de 179 mil ejemplares.

Esperanza, la asistente virtual de la Escuela Bíblica, también ayudó a muchas personas a entender más sobre temas como salud, familia y profecías. En total, fueron 51.864 estudiantes los que completaron al menos un curso. Sin embargo, muchos de ellos hicieron más de uno, alcanzando la marca de 107.993 cursos completados.
Muchos de estos alumnos terminan queriendo visitar una iglesia en su ciudad o vecindario. El objetivo y el sueño, según Boger, es que cada persona que solicite una visita presencial sea atendida en un plazo de 24 horas. Para ello, existe una red de instructores que trabajan en colaboración con la Escuela Bíblica, permitiendo que varios lugares tengan acompañamiento personal.
Para apoyar a estos voluntarios y animar a los nuevos conversos a compartir también lo que han aprendido, en los últimos cuatro años, se han entregado más de 2.3 millones de unidades de la Biblia misionera.
Hoy Márcia puede dedicarse más a prepararse para sus estudios, ya que Clara Regina Santiago, quien ha sido discipulada por ella, la ayuda en todo el contacto y seguimiento de los alumnos. Una vez más, la transmisión del conocimiento se pone en práctica.
Ayudar a otros a entender el mensaje bíblico también fue un punto de inflexión en la vida de la maestra. "Hace una diferencia en mi vida porque no me gusta hablar de lo que no vivo. Y necesito, al menos, estar buscando vivir eso para poder enseñar", reflexiona.
Nuevos instructores
Para ella, otros adventistas carecen de la voluntad de dejar su comodidad y dedicarse a la predicación. Esto no significa necesariamente dar estudios bíblicos, sino orar a Dios para pedirle que su don sea usado para bendecir a otras personas.
En un consejo para aquellos que quieren trabajar en evangelismo, ella dice: "Que Dios actúe, que Dios sea Dios. Sométete, ríndete. Es solo a través de una entrega completa, total y sin miedo [de que puede ser posible]. Y a veces hasta con miedo, porque es parte de ello", exclama. Y además agrega: "Sé honesto con Dios".
Misión lejos de casa
Para cumplir con esta misión, un grupo de personas renunció a su tierra natal, a la proximidad a la familia y a otros objetivos para ir a otros continentes a hablar de Jesús. En 2024, son 342 voluntarios trabajando en 32 países. En algunos de ellos, la predicación está prohibida y se utilizan otros métodos para mostrar el evangelio a través de acciones.
La participación de los voluntarios refleja el compromiso de la Iglesia Adventista de compartir su mensaje con las diferentes comunidades. Ya sea a través de proyectos misioneros, la enseñanza de la Biblia o el discipulado, cada acción contribuye a llevar esperanza a más personas. El trabajo continúa y hay espacio para todos los que quieran participar y marcar la diferencia.
Vea más información en la siguiente infografía:

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