Cómo las informaciones mentirosas perjudican la vida de quien está involucrado en ellas
Los prejuicios y los ataques en las redes sociales son contrarios a lo que se espera del comportamiento cristiano.
“¿Qué piensa usted sobre aquella persona?”, preguntó José. “No la conozco, pero oí decir cosas terribles”, responde Enrique. El diálogo anterior no sucedió en realidad, pero es probable que usted ya se haya encontrado en alguna situación semejante.
Es común, especialmente en un período marcado por el aumento de la actuación en las redes sociales, que se difundan una infinidad de informaciones sobre personas públicas o incluso sobre un compañero de clase o de trabajo. Sin embargo, más allá de que muchos de esos supuestos hechos no sean necesariamente verdaderos, pueden causar daños irreparables.
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Krislane Matias, quien posee una maestría en Antropología por la Universidad de Brasilia, dice que “vemos el mundo a partir de nuestra propia cultura, que funciona como un lente, a través del cual damos sentido y comprendemos el mundo, y por eso tendemos a valorar nuestras propias costumbres”. Según ella, sin embargo, es necesario convivir con la diversidad sin querer imponer valores y normas propias como regla de vida.
Realidad o suposición
Sin embargo, puede ser difícil separar puntos de vista personales de hechos reales. En la era de Internet, todo se disemina a la velocidad de un clic, el envío a un grupo de amigos. En realidad, ese puede ser un hábito capaz de destruir la imagen y la salud mental de un individuo.
Joao José Forni, periodista y especialista en Gestión de Reputación, explica lo siguiente: “No hay dudas de que vivimos hoy en un mundo en donde la liberalidad, diría yo, de escribir posteos en las redes sociales con un mínimo de cuidado y sin filtros, permite que las personas diseminen fake news[noticias falsas] con mucha facilidad, lo que es siempre una amenaza a la reputación”.
Pero no es solo en Internet donde los chismes y comentarios pueden ser perjudiciales. En el mundo fuera de los medios, difundir un hecho privado, verdadero o falso, puede producir gran sufrimiento a quien queda expuesto.
Luisa* tendría un gran cambio de vida, pero no estaba lista para compartirlo con las personas de afuera de su círculo íntimo. Tomó todas las precauciones posibles para mantener el hecho en privado, pero, aun así, algunas informaciones trascendieron. “Sentí que mi identidad había sido violada. Estaba pasando por muchos desafíos y ver mi vida expuesta de manera brusca fue un golpe para mi salud emocional. Además, las decisiones sobre mi vida eran mías y no le correspondían a terceros”, se desahoga.
Daños irreparables
Las consecuencias de situaciones como esa pueden ser varias. Para una persona pública, puede ser el perjuicio de su imagen y, dependiendo del caso, su vida profesional, personal y financiera. Para Forni, “una noticia no verídica puede manchar la reputación de una persona definitivamente, y algunas veces resulta difícil reparar el daño o mancha en la imagen, aunque la persona tenga buena reputación”.
Detrás de todo perfil en una red social hay también un ser humano con sus vulnerabilidades y sufrimientos. La agencia de publicidad digital Mutato publicó una encuesta que muestra que solo entre 2019 y 2020, la palabra “cancelación” fue mencionada 20 mil veces. En 2021, el número subió a 60 mil.
Para una persona común, sin exposición en los medios, los daños no son menos graves. “Comencé a desconfiar de todo y todos. Después de lo ocurrido, comencé a tener crisis repetidas de ansiedad. Solo con la terapia entendí que la actitud de la persona hablaba más sobre ella que sobre mí. Liberé el perdón y me aparté. Hoy, recuerdo el hecho sin sentir resentimiento o dolor, solo misericordia por la actitud inmadura de esa persona afirma Luisa.
Krislane recuerda que “para no caer en representaciones genéricas y estereotipadas sobre ‘el otro’, que tienden a perjudicar a los grupos e individuos en situación más vulnerable, es importante conocer el contexto en el cual la persona está incluida, su ambiente social, además de la personalidad de la persona”.
Eso significa que es importante que el que recibe una información aislada entienda los matices que involucran el comportamiento humano y también observe su propia vida, siendo que todos son pasibles de fallas.
Juicio, respeto y amor cristiano
Desde el punto de vista del comportamiento y el carácter cristianos, el pastor Lucas Alves, secretario ministerial de la sede sudamericana de la Iglesia Adventista, es enfático: “Las suposiciones son medios especulativos que no garantizan ningún hecho. Los valores que poseemos como seguidores de Cristo exigen integridad, respeto, honestidad y transparencia con las personas con las cuales nos relacionamos”.
La escritora norteamericana Elena de White también alertó sobre el tema: “Necesitamos albergar amor en nuestros corazones. No debiéramos estar dispuestos a pensar mal de nuestros hermanos. Debiéramos interpretar en la forma más leve posible lo que hacen o lo que dicen. Debemos ser cristianos en el sentido bíblico del término: ‘Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro’ [1 Pedro 1:22] (Cada día con Dios, p. 81).
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