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Cómo el manejo del estrés y un estilo de vida saludable pueden salvar el corazón

En el marco del Día Mundial del Corazón, el Dr. Gabriel Paschetta, especialista en medicina del estilo de vida, explica la importancia de cuidar nuestra salud cardiovascular.


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Dr. Gabriel Paschetta. Foto: Los Pámpanos.

En el marco del Día Mundial del Corazón, entrevistamos al Dr. Gabriel Paschetta, un destacado profesional de la salud que ha dedicado su carrera a la medicina del estilo de vida. Graduado de la Universidad Adventista del Plata (UAP) y con una formación especializada en Estados Unidos, el Dr. Paschetta se desempeña actualmente como coordinador de la Fundación Íntegra, una organización que promueve la salud integral—física, mental y espiritual—en la sociedad.

A través de Los Pámpanos, un centro de vida saludable que dirige ubicado en San Rafael, Mendoza, su labor se enfoca en brindar herramientas y estrategias para que las personas puedan alcanzar y mantener una vida saludable, con especial énfasis en la prevención de enfermedades cardiovasculares.

En esta entrevista, exploramos la importancia del cuidado del corazón, los desafíos que enfrentamos en el camino hacia un estilo de vida saludable, y cómo la fe y la espiritualidad pueden jugar un rol crucial en nuestra salud.

Cada 29 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Corazón.

Hoy es el Día Mundial del Corazón, ¿por qué es esencial que todos prestemos atención a nuestra salud cardiovascular?

El corazón es un órgano vital, básicamente es el órgano que determina cuánto vivimos. Mientras el corazón late, hay vida. Si bien los humanos somos seres integrales, donde cada órgano y sistema juega un rol fundamental y determinante, y de hecho no podríamos separar un órgano del cuerpo sin tener un impacto negativo en la salud de este, es importante que nos detengamos a pensar y valorar la importancia del corazón y su cuidado. El Día Mundial del Corazón tiene como objetivo concientizar a la sociedad acerca de las medidas de prevención y cuidado de la salud cardiovascular. Como dato fundamental, las enfermedades que afectan al corazón y los vasos sanguíneos son las principales causas de muerte a nivel mundial (alrededor de un 35% de las muertes según la OMS).

¿Cuáles son las principales causas de enfermedades cardíacas hoy en día y cómo podemos prevenirlas a través de cambios en el estilo de vida, como la alimentación y el ejercicio?

Las principales patologías cardiovasculares son la enfermedad coronaria (infarto agudo de miocardio) y la enfermedad cerebrovascular (ACV). Ambas entidades están relacionadas con la aterosclerosis, que es el depósito de colesterol en el interior de las paredes de las arterias, formando “placas”, provocando su obstrucción y afectando la llegada de la sangre a órganos vitales como el corazón, el cerebro y los riñones. La aterosclerosis, a su vez, está relacionada con factores de riesgo como el sedentarismo (falta de actividad física), la mala alimentación (dietas altas en grasas saturadas, colesterol, sal, azúcares, alimentos refinados y bajas en fibras), sobrepeso y obesidad, así como también altos niveles de estrés y poco descanso adecuado. Cuando trabajamos sobre estos factores de riesgo, podemos ayudar no solo a prevenir la aparición de la aterosclerosis y la enfermedad cardiovascular, sino también, en el caso de que esta esté diagnosticada, podemos ayudar a revertirla. Hay evidencia científica creciente que muestra cómo el abordaje a través del estilo de vida juega un papel muy importante en el manejo de estas enfermedades.

En base a lo dicho anteriormente, el abordaje fundamental sería incorporar hábitos tales como el ejercicio físico regular, al menos ciento cincuenta minutos de ejercicio aeróbico moderado a la semana (siempre consultar con el médico de cabecera a la hora de comenzar, sobre todo si nunca se ha hecho ejercicio regular), eliminar o disminuir lo máximo posible la ingesta de productos de origen animal (fuente de grasas saturadas y colesterol) y los refinados (harinas blancas, azúcar, etc.), incorporar más frutas y verduras, cereales integrales, legumbres, semillas y frutos secos, así como adquirir herramientas para el adecuado manejo de los factores de estrés.

En Los Pámpanos, Centro de vida saludable, se brindan cursos de cocina. Foto: Los Pámpanos.

"El corazón es el órgano que determina cuánto vivimos"

En tu experiencia, ¿cuál es el mayor desafío que enfrentan las personas al intentar adoptar un estilo de vida saludable para el corazón, y cómo pueden superarlo?

Nuestros hábitos, y por lo tanto nuestro estilo de vida, están determinados por múltiples factores, dentro de los cuales encontramos la sociedad en la que crecimos, las costumbres familiares, los gustos personales, la información, la accesibilidad a diversos productos. Todo esto genera una gran impronta en nuestro cerebro. Los hábitos se forman al repetir una acción a lo largo del tiempo, lo cual forma un “surco neuronal” que determina que esa acción se vuelva automática.

El principal desafío al hacer cambios en el estilo de vida radica en que para borrar un “surco” ya establecido, tenemos que formar nuevos “surcos neuronales” que sean más profundos que los anteriores. Y esto requiere esfuerzo, algo a lo que muchos no están dispuestos. De hecho, esto implica decisión (voluntad), constancia y tiempo. Cuando decidimos incorporar un nuevo hábito en nuestra vida y logramos ser constantes por varias semanas, esto llega a ser automático, esto se llama neuroplasticidad. Según la evidencia, el tiempo puede variar según las personas, pero en general la mayoría puede necesitar alrededor de 60 días para lograrlo. Vale la pena el esfuerzo.

Las caminatas son parte del programa en el Centro de vida saludable en Mendoza. Foto: Los Pámpanos.

¿Qué rol juega el manejo del estrés en la prevención de enfermedades cardíacas y qué estrategias recomendás para mantener un corazón sano en un mundo tan agitado?

Vivimos en una sociedad llena de factores estresores. Muchas personas piensan que el estrés es algo malo. La verdad es que no es así; el estrés es una respuesta fisiológica y normal de nuestro cuerpo frente a un factor agresor. Cuando esto pasa, nuestro cuerpo se prepara para la lucha o la huida, y esto puede salvarnos la vida. El problema es cuando el o los factores estresores se mantienen en el tiempo sin que los resolvamos; ese estrés crónico o “distrés” hace que en nuestro cuerpo se mantengan elevados niveles de diversas sustancias, como por ejemplo el cortisol, que lleva a un aumento de la presión arterial, del azúcar en sangre y del colesterol, aumentando el riesgo de la enfermedad cardiovascular (peor en el caso de personas con otros factores de riesgo).

Sumados a los cambios del estilo de vida que mencionamos anteriormente y en relación a este tema, es importante mencionar que la identificación de los factores de estrés y la adquisición de herramientas para manejarlos (muchas veces con la ayuda de algún profesional) son fundamentales. Otro factor que muchas veces se descuida, pero que es excelente para bajar los niveles de cortisol, es el abrazo. Aunque no parezca muy científico, la verdad es que lo es, porque los abrazos ayudan a liberar oxitocina, una hormona que ayuda a contrarrestar los efectos del cortisol. En una sociedad que tiende a distanciarnos, es importante que volvamos a estar cerca.

En Los Pámpanos, Centro de vida saludable, se brindan cursos de cocina. Foto: Los Pámpanos.

La Iglesia Adventista del Séptimo Día (IASD) promueve un estilo de vida saludable. ¿Cómo se alinean estos principios con la prevención de enfermedades cardíacas?

El estilo de vida que la IASD promueve abarca a la persona de manera integral, viéndola como un ser con una dimensión física, emocional, social y espiritual. Se enfatizan hábitos tales como el ejercicio físico, la buena alimentación, el aire puro, la luz solar, el agua, el buen descanso, la abstención de sustancias perjudiciales y la confianza en Dios. La evidencia científica demuestra día a día que todo esto no solo tiene un efecto en la longevidad, haciendo que vivamos vidas más largas, sino también con calidad, más saludables. Por eso, esta propuesta se alinea completamente con el cuidado de la salud cardiovascular. De hecho, si todos pudiéramos poner esto en práctica, veríamos una caída sustancial en la prevalencia de las enfermedades relacionadas con el corazón.

¿De qué manera la espiritualidad y la fe pueden influir positivamente en la salud del corazón y en el bienestar general de una persona?

Como mencionábamos anteriormente, somos seres integrales; dentro de eso, el aspecto espiritual juega un rol fundamental en la salud cardiovascular. Hay estudios que muestran que prácticas tales como orar, leer la Biblia e incluso asistir a servicios religiosos tienen un impacto positivo en la salud del corazón, disminuyendo la presión arterial e incluso los episodios coronarios.

En 3 Juan 2, Dios nos dice: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”. Y para que eso sea una realidad, dejó a nuestra disposición muchas herramientas para cuidar de nuestro corazón. En Filipenses 4:7, nos recuerda que “la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”.