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Comportamiento

Prevención contra la inmoralidad

Así como en el pasado, hoy la sexualidad humana también es un desafío. Pero la Biblia muestra el ideal divino.


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Dios estableció una conducta moral sobre el tema de la sexualidad para potenciar la felicidad del ser humano. (Foto: Shutterstock)

Para interpretar correctamente un texto bíblico, el estudiante debe recibir toda la Biblia como la inspirada Palabra de Dios, orar por la iluminación divina y manifestar sincera disposición de obedecerla (2 Timoteo 3:15-17; Efesios 6:17, 18; Juan 7:17). Se necesita un cuidadoso examen del contexto inmediato de la parte en estudio dentro del capítulo, de su relación con el resto del libro y en toda la Escritura.

Por cierto, ¿cuál es el sentido de las palabras del apóstol Pablo en 1 Corintios 7:3, 4, “El marido debe cumplir con su mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con su marido. La mujer no tiene dominio sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido dominio sobre su propio cuerpo, sino la mujer”?[i]

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El ambiente de la ciudad portuaria de Corinto era famoso por su prostitución. “Corinto era una importante ciudad comercial, situada en una encrucijada de rutas marítimas. Floreció en ella el flagelo del libertinaje, hasta el punto de que el mismo nombre de la ciudad se convirtió en un sinónimo de sensualidad. El verbo ‘corintianizar’ significaba ‘libertinaje desenfrenado’”.[ii] La prostitución era parte de la propia religión pagana de los habitantes de Corinto. “La deidad principal era Afrodita, la diosa del amor en su forma más inmoral y de la pasión desenfrenada […] Mil bellas jóvenes actuaban como prostitutas públicas ante el altar de la diosa del amor. Eran sostenidas mayormente por extranjeros, y la ciudad, como producto de su inmoralidad, obtenía un ingreso seguro”.[iii] Con tal ambiente religioso depravado, las conversiones ocurridas en esa ciudad demuestran el gran poder del evangelio (Hechos 18:9-11; 1 Corintios 6:9-11).

Ante tal contexto, y de la impureza manifestada dentro de la iglesia, el apóstol Pablo dedicó los capítulos 5, 6 y 7 de su primera carta como reprensión y prevención contra la inmoralidad. Pablo usa varias veces la palabra griega porneia para condenar toda inmoralidad, como por ejemplo, que alguien descaradamente “posea a la mujer de su padre” (1 Corintios 5:1, RVR1995). En este texto, la versión Reina-Valera 1995 (RVR1995) tradujo porneia como fornicación.[iv] A continuación, en el mismo capítulo, porneia también fue traducida en la versión Reina-Valera Actualizada (RVA 2015) como inmorales sexuales e inmoral sexual (1 Corintios 5:10, 11).

En el capítulo 6 de la misma carta, porneia aparece cuatro veces, y es traducida en la RVA 2015 como inmorales sexuales, prostituta, inmoralidad sexual, inmoral sexual. (1)“¿No saben que los injustos no heredarán el reino de Dios? No se engañen: que ni los inmorales sexuales ni los idólatras ni los adúlteros ni los afeminados ni los homosexuales (1 Corintios 6:9); en este versículo, la RVR 1995 tradujo porneia por fornicarios. (2) “¿O no saben que el que se une con una prostituta es hecho con ella un solo cuerpo? Porque dice: ‘Los dos serán una sola carne’” (1 Corintios 6:16, RVA 2015); (3 y 4) “Huyan de la inmoralidad sexual. Cualquier otro pecado que el hombre cometa está fuera del cuerpo, pero el inmoral sexual peca contra su propio cuerpo” (v. 18 RVA 2015). La RVR 1995 tradujo porneia en este versículo 18 como fornicación. Por lo tanto, es evidente que porneia tiene que ver con prostitución, inmoralidad, fornicación, impureza y libertinaje. Por otro lado, la expresión “una sola carne” usada por el apóstol en el versículo 16, hace eco de la institución del matrimonio en Génesis 2:24.

Institución sagrada

Pero el plan de Dios para el soltero o el casado jamás debe ser confundido y mezclado con cualquier tipo de porneia. En defensa de la pureza, el apóstol recomendó: “Sin embargo, por causa de las fornicaciones tenga cada uno su propia mujer, y tenga cada una su propio marido” (1 Corintios 7:2). En otra ocasión, él fue igualmente enfático: “marido de una sola mujer” (1 Timoteo 3:2; Efesios 5:29, 31). Jesús ya había señalado la creación confirmando la validad y perpetuidad del santo matrimonio monogámico, heterosexual, enseñado en Génesis (Mateo 19:4-6).

El plan divino para el soltero o el casado jamás incluye impureza, inmoralidad, fornicación, libertinaje, prostitución o cualquier otro tipo de porneia. Las Escrituras presentan al matrimonio como institución divina protectora contra todo tipo de porneia. Aunque el apóstol Pablo prefiriera que todos sean como él, que tenía el don de vivir soltero y con autocontrol (1 Corintios 7:7, 8), él recomendó: “pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando” (1 Corintios 7:9). El matrimonio debe ser santo, puro y exento de toda porneia, incluso cuando esta sea aceptada por la sociedad, como lo fue en la ciudad de Corinto.

Por eso, el apóstol ordenó: “El marido debe cumplir con su mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con su marido. La mujer no tiene dominio sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido dominio sobre su propio cuerpo, sino la mujer” (1 Corintios 7:3, 4).

El matrimonio es un santo pacto con derechos y deberes santos. Evidentemente, la expresión paulina “el deber conyugal” está regulada por la santa ley de Dios y las Sagradas Escrituras, que prohíben todo tipo de impureza. “Honroso sea en todos el matrimonio y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios” (Hebreos 13:4). En 1 Corintios 10:8, el apóstol Pablo todavía advierte fuertemente a los corintos a no imitar el ejemplo de los israelitas en el desierto, pues por causa de la porneia “fornicación” “cayeron en un día veintitrés mil”.

Como ya fue mencionado, Pablo reprendió a la iglesia de Corinto por tolerar un miembro de esa congregación en la práctica de la porneia (1 Corintios 5:11, 12). Sus reprensiones y recomendaciones son igualmente válidas para nosotros. “Se requiere de los cristianos que tengan pensamientos puros y vivan vidas puras, porque se están preparando para vivir en una sociedad pura por toda la eternidad”[v]. Por cierto, el mandamiento “no cometerás adulterio”, en Éxodo 20:14 es más amplio. “Esta prohibición abarca no solo el adulterio, sino también la fornicación e impureza de toda y cualquier clase, en hechos, palabras y pensamientos”[vi] Entonces, “Ni el marido ni la mujer deben pensar en ejercer gobierno arbitrario uno sobre otro. No intentéis imponer vuestros deseos uno a otro. No podéis hacer esto y conservar el amor mutuo”[vii].

Autocontrol, responsabilidad y bendiciones

Hay relación entre porneia en el Nuevo Testamento y el Antiguo Testamento. “El sentido de porneia en el Nuevo Testamento se aclara por la relación intertextual de Hechos 15:29, que prohíbe las “relaciones sexuales ilícitas” (porneia), y Levítico 18, donde esas relaciones incluyen incesto, adulterio, prácticas homosexuales y bestialidad”[viii]. Entonces, porneia se refiere a la relación sexual ilícita, que en la ley mosaica exigía que el transgresor fuera “eliminado” del pueblo de Dios (Levítico 18:29).

Por lo tanto, en 1 Corintios 7:3, 4 el apóstol Pablo está hablando de derechos y deberes santos en el matrimonio, mientras que condena toda porneia. Por cierto, dos veces en esta carta, el apóstol Pablo menciona el cuerpo humano como templo sagrado para habitación del Espíritu Santo (1 Corintios 3:17; 6:19). Alguien podría preguntar: “¿Por qué somos templos del Espíritu Santo y cuál es la implicancia de esto?”. Pablo responde: “pues habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo” (1 Corintios 6:20).

Sabemos que Dios odia el divorcio, y su plan original no lo incluía (Malaquías 2:16; Mateo 19:8). Sin embargo, el Señor tolera el divorcio con base en la porneia (Mateo 19:9). Según el Manual de la Iglesia Adventista del Séptimo Día: “se ha visto generalmente la infidelidad al voto matrimonial como refiriéndose al adulterio y/o la fornicación. Sin embargo, la palabra del Nuevo Testamento que se traduce como fornicación incluye algunas otras irregularidades sexuales (1 Corintios 6:9; 1 Timoteo 1:9, 10; Romanos 1:24-27). Por lo tanto, las perversiones sexuales, incluyendo el incesto, el abuso sexual de menores, y las prácticas homosexuales, se consideran también como mal uso de las facultades sexuales y son una violación de la intensión divina del matrimonio. Como tales, son causa justa de separación o divorcio”[ix].

El matrimonio en sí no es prueba de santidad, pues: “Puede hallarse en las relaciones matrimoniales una pasión de clase tan baja como fuera de ellas”[x]. “Ninguna mujer debe ayudar a su esposo en esta obra de destrucción propia”[xi]. Pero, la responsabilidad también es del hombre. Por eso, lo mejor es una decisión conjunta entre el marido y la esposa, de que, con la ayuda de Dios concederse el uno al otro solamente “el deber conyugal”, y huir de toda porneia. La inmoralidad destruye el amor y la felicidad, pero Dios es poderoso para guardarnos y liberarnos de todo pecado. “Mediante la gracia de Dios podéis haceros felices el uno al otro, tal como lo prometisteis al casaros”[xii].


Referencias:

[i] Biblia de estudio de Andrews, Reina-Valera 95, 1° edición. Impreso en China, 2014. A continuación, BEA, RVR95.

[ii] NICHOL, Francis D. ed. Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, 1ª ed. Florida, Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1996, v. 6, p. 652. A continuación: Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día.

[iii] Ibid.

[iv] BEA, RVR95.

[v] Creencias de los adventistas del séptimo día, 3° edición. Florida, Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2018, p. 417.

[vi] Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, v. 1, p. 617.

[vii] White, Elena de. El hogar cristiano, Florida, Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1988, p. 103.

[viii] ROCK, Calvin B. Casamento e Família, em Tratado de Teología adventista do sétimo dia, editado por Raoul Dederen, 1ª ed. Tatuí, São Paulo: Casa Publicadora Brasileña, 2011, p. 817.

[ix] Manual de la iglesia, 7° edición. Florida, Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2015, p. 154.

[x] El hogar cristiano, p. 109.

[xi] Ibid., p. 109.

[xii] Ibid., p. 103.

Wilson Borba

Wilson Borba

Sola Escritura

Las doctrinas bíblicas explicadas de manera simpe y práctica para la vida cristiana

Bachiller en Teología, con maestría y doctorado en la misma área por el Centro Universitario Adventista de Sao Paulo (Unasp). Fue profesor y director del Seminario Adventista en Ecuador, y hoy es docente y director del Seminario Adventista Latinoamericano de Teología (SALT) de la Faculdade Adventista da Amazônia (Faama), en Brasil.