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La mujer y el dragón

La cruz proveyó el grande clímax en el grande conflicto entre Cristo y Satanás, pues cuando Jesús murió venció a Satanás.


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la-mujer-y-el-dragonEl libro bíblico de Apocalipsis revela detalles del gran conflicto entre Cristo y Satanás. Estudiar la estructura de ese libro extraordinario recompensará al estudiante dedicado. El Apocalipsis se divide en dos partes principales. La primera, denominada “parte histórica” se inicia en el capítulo 1 y va hasta el 14. La segunda va del capítulo 15 al 22, y se la llama “parte escatológica”. Cada una de esas divisiones contiene cuatro secciones.

Solo para recordar veamos las secciones de la parte histórica. 1ª sección: Las siete iglesias, capítulo 1 al 3; 2ª sección: Los siete sellos, capítulo 4 al 8:1; 3ª sección: Las siete trompetas, capítulo 8:2 al 11; 4ª sección: El gran conflicto, capítulo 12 al 14. Ahora, las cuatro secciones de la parte escatológica. 1ª sección: Las siete plagas, capítulos 15 y 16; 2ª sección: La caída de Babilonia, capítulo 17 al 19; 3ª sección: El milenio, capítulo 20 y 4ª sección: La Nueva Jerusalén, capítulos 21 y 22.

El apóstol Juan incluyó el asunto de la expulsión de Lucifer y sus ángeles, de la caída de Adán y Eva, la encarnación, vida, muerte y ascensión de Cristo dentro de la parte histórica, en la sección del gran conflicto. Y además lo puso en el centro del libro. ¿Sabe por qué? Por ser realidades importantísimas. Esa sección del gran conflicto se divide en 12 menores.

Como el número del pueblo de Dios tanto en el Antiguo (AT) como en el Nuevo Testamento (NT) es doce, conviene recordar que todos los hijos de Dios enfrentarán aquí en la Tierra un gran conflicto contra las fuerzas del mal. “Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento” (Apocalipsis 12:1, 2).

La Iglesia de Cristo está simbolizada por una mujer pura iluminada por la luz del sol y de la luna. Ella es la esposa del Cordero (Apocalipsis 19:7, 8), y como las Escrituras son lámpara y luz para el camino (Salmo 119:105), esta Iglesia está iluminada por los escritos bíblicos del AT y del NT. Su corona de doce estrellas representa la victoria de los creyentes, tanto del AT como del NT. La Iglesia de Cristo está compuesta por los creyentes fieles desde la entrada del pecado en el mundo. Jesús es el “[…] Cordero que fue muerto desde la fundación del mundo” (Apocalipsis 13:8).

La cruz mira hacia atrás y hacia delante. El servicio sacrificial divinamente instituido enseñaba la redención. Es un grave error pensar que solo los doce apóstoles forman parte de la Iglesia de Cristo, pues los doce hijos de Jacob también son parte de la misma (Apocalipsis 21:12-14). La Iglesia nació en el Edén (Génesis 3:15). Jesús murió por las personas que vivieron antes de la cruz, así como murió por nosotros.

Desde el comienzo del mundo los nombres de creyentes fieles han sido escritos en el Libro de la Vida del Cordero (13:8). Como Abraham, ellos vencieron por la fe en Cristo y su sacrificio expiatorio (Gálatas 3:6,29). Volvamos a la figura profética de la mujer. Apareció un gran dragón rojo, el cual se detuvo frente de ella a fin de devorar el hijo que nacería. El Hijo es el Señor Jesucristo, el Mesías prometido en las profecías mesiánicas, y presentado en las páginas del NT. Pero, ¿qué representa el gran dragón rojo?

Los versículos 7 al 12 son un paréntesis explicativo. El dragón es Satanás, el diablo. ¿De dónde vino? Del cielo. “Después hubo una gran batalla en el cielo […] Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él” (Apocalipsis 12:7-9). Satanás intentó destruir al niño nacido porque sabía que era el Rey divino (Apocalipsis 12:5).

La cruz constituyó el gran clímax en el gran conflicto entre Cristo y Satanás, pues cuando Jesús murió venció a Satanás. Ahora, ángeles y hombres pueden ver el carácter de cada uno. Jesús es bueno y Salvador, Satanás es malo y asesino. “[…] Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo” (Apocalipsis 12:10). El reino de Dios tiene dos fases. El de la gracia y el de la gloria. La fase de la gracia fue inaugurada después de la entrada del pecado, y establecida con la muerte de Cristo en la cruz. La fase de la gloria fue inaugurada en la ascensión de Cristo resucitado y victorioso al cielo (Apocalipsis 12:5), y será establecida en breve, en su venida en gloria y majestad (Mateo 25:31).

Por lo tanto, ahora es el tiempo de la gracia destinado a salvar a los pecadores. ¿Sabe por qué Satanás no fue destruido después de la cruz? Para el bien del Universo. Los habitantes del Cielo y de la Tierra necesitaban ver con más claridad cómo sería si él alcanzaba sus pretensiones de reinar sobre todos. Después de la cruz Satanás se llenó de ira, sabiendo que tiene poco tiempo (Apocalipsis 12:12).

Amigo, el tiempo de gracia también está terminando, y todos tomarán posición en esta guerra, de un lado o de otro; inclusive usted. Por causa de nosotros y de nuestros pecados, el Hijo de Dios murió en la cruz (Juan 3:16). ¿Usted ya lo aceptó como su Señor, Salvador y Rey? ¿Desea tener su nombre en el Libro de la vida del Cordero? Tome ahora su decisión. Y Dios sea alabado eternamente, amén.

 

 

Wilson Borba

Wilson Borba

Sola Escritura

Las doctrinas bíblicas explicadas de manera simpe y práctica para la vida cristiana

Bachiller en Teología, con maestría y doctorado en la misma área por el Centro Universitario Adventista de Sao Paulo (Unasp). Fue profesor y director del Seminario Adventista en Ecuador, y hoy es docente y director del Seminario Adventista Latinoamericano de Teología (SALT) de la Faculdade Adventista da Amazônia (Faama), en Brasil.