¿Por qué murió Jesús en la cruz y quien provocó su muerte?
Lo que causó la muerte del amado hijo de Dios en la cruz fueron nuestros pecados.
Presento brevemente tres motivos para la muerte de Jesús. (1) Jesús murió para cumplir las profecías bíblicas. Cuando Pedro intentó librarlo de sus perseguidores, el Señor le respondió: “¿Pero cómo entonces se cumplirían las Escrituras, de que es necesario que así se haga?” (Mateo 26:54). Aun después de su resurrección, los discípulos todavía no comprendían la necesidad de la muerte de Cristo. “Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras” (Lucas 24:45).
En la Biblia hay dos grupos de profecías referentes al Mesías. Uno presenta su venida en gloria y majestad, y el otro su humillación y muerte. Cronológicamente, es primero la cruz, y después la gloria (Lucas 24:25-27). Por lo tanto, enfocaremos las profecías sobre su sacrificio. Algunas fueron dadas en símbolos, como por ejemplo el ritual de sacrificios hebreos, cuyo propósito era dramatizar y enseñar el plan de la salvación. También se las denomina como tipología. Lea algunos de estos textos: Génesis 4:4; Éxodo 29:38-42; Levíticos 4:1-35.
Observe ahora esta relación tipológica: “Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies” (Hebreos 10:11-13). Las profecías clásicas también hablan de la muerte expiatoria de Jesucristo (Isaías 53:1-8), y de otros aspectos relacionados, por ejemplo: No se le quebraría ningún hueso (Éxodo 12:46). Echarían suertes sobre sus ropas (Salmo 22:18). Sus asesinos verían a quien habían traspasado (Zacarías 12:10).
(2) Jesús murió para expulsar a Satanás. Parece una paradoja. ¿Cómo podría Cristo colgado en la cruz expulsar al diablo? La Biblia se refiere a dos expulsiones de Satanás. La física y la moral. La primera ocurrió cuando fue expulsado del Cielo (Apocalipsis 12:7-9). La segunda sucedió en la cruz (Juan 12:32). Jesús vino para reivindicar el carácter de Dios (Juan 17:25, 26), y destruir las obras del diablo (1 Juan 3:8). Cuando Cristo fue levantado en la cruz, atrajo a todos hacia Dios (Juan 12:32). Como instigador de la muerte del Hijo de Dios (Mateo 16:23; 27:40), Satanás fue entonces desenmascarado, antipatizado, y desacreditado delante del universo expectante.
(3) Jesús murió porque necesitábamos un Salvador y Sustituto. Amigo, a través de un hombre la muerte entró en el mundo como consecuencia del pecado (Romanos 5:12). Teniendo en cuenta que el pecado es la transgresión de la santa Ley de Dios (1 Juan 3:4), y que todas las personas pecaron (Romanos 3:23).
Dios reveló un amor inigualable, inconmensurable e inexplicable. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). Como la ley transgredida era divina, solo alguien igual a Dios podría salvarnos. Esa persona era el Hijo divino Jesucristo. Solo en él hay salvación (Hechos 4:12). Amigo, ¿entiende ahora por qué Jesús tenía que morir? Él tomó nuestro lugar, experimentando la separación del Padre (Mateo 27:46), y el horror de nuestra condenación (Isaías 53:5).
Pero, ¿quién causó la muerte de Jesús? Tres voluntades causaron la muerte de Jesús. Primero, la voluntad personal del Hijo de Dios. “Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.” (Juan 10:17, 18). Jesús no fue forzado a morir por nuestros pecados. Fue una decisión voluntaria motivada por el amor. Así, lo siguiente por la voluntad de Dios, Jesús bebió el cáliz amargo al llevar sobre sí nuestros pecados, y sufrió la pena que nos correspondía (Mateo 26:42).
Sin embargo, Jesús también padeció por causa de la voluntad de hombres perversos que lo condenaron “Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel” (Hechos 4:27). Pero la muerte de Jesús no fue en primer lugar causada por la voluntad perversa de ellos, pues ellos hicieron “[…] para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera” (Hechos 4:28). Note que Dios predeterminó acontecimientos, no personas.
La profecía no anula la libertad, ni la responsabilidad humana. Esas personas eligieron hacer lo que hicieron, y son responsables ante Dios por sus actos inicuos. Sobre todo, lo que causó la muerte del amado Hijo de Dios en la cruz fueron nuestros pecados. Amigo, usted solo tiene dos opciones: vida eterna o muerte eterna. Salvación o condenación. Aceptar a Jesucristo como su Señor y Salvador o perdido, sin el Salvador, enfrentar el juicio. ¡Tome ahora la decisión correcta!