Lutero: el encuentro del hombre y de la ocasión – parte 1
En los 500 años de la Reforma Protestante, nuestro columnista recuerda la biografía de Lutero.
El final del siglo XV fue un tiempo en que Europa descubría nuevos continentes y el Renacimiento promovía la cultura grecolatina. En esa época surgió lo que más tarde fue llamado el Humanismo. “Principalmente en Italia y Alemania, la retórica y la gramática confrontan la lógica del escolasticismo de Tomás de Aquino y Duns. La vía antigua de la escolástica de esos gigantes con su realismo metafísico, comienza a ser criticada por una vía moderna con la metafísica nominalista de Guillermo de Ockham y Gregorio de Rimini”.[1] Entre otras cosas, los humanistas proponían un cristianismo más auténtico y conforme al Nuevo Testamento. Por otra parte, la invención de la imprenta en la última parte del siglo dio como resultado la impresión y circulación de copias de la Biblia: la versión italiana en 1474, la de Bohemia en 1475, la holandesa y la francesa en 1477 y la española en 1478.[2] Este ambiente preparaba a Europa para la Reforma.
Martín Lutero, hijo de Johann Lutero y Margarita Siegler[3] nació el 10 de noviembre de 1483 en la ciudad de Eisleben, Alemania.[4] Según Cairns, “el hombre y la ocasión se encontraron en la Alemania del siglo XVI”.[5] El padre de Lutero era un modesto jefe de una corporación de mineros y quería que el hijo estudiara. En 1497, Lutero estudió por poco tiempo en la Escuela Hermanos de Vida Común de Magdeburgo y a continuación, de 1498 a 1501, recibió enseñanza de latín en Eisenach, lo cual era requisito para ingresar en la universidad. En 1501 inició sus estudios en la Universidad de Erfurt, donde la filosofía escolástica de Aristóteles todavía era el modelo.[6] Allí Lutero encontró una copia completa de la Biblia latina que leyó con dedicación.[7] En 1502 se graduó de bachiller en artes liberales y en 1505 obtuvo su maestría en artes liberales. El 2 de julio de aquel año, mientras estaba caminando cerca de Stotternheim, Lutero tomó la decisión de ser un monje.[8] Él y su amigo Alejo fueron sorprendidos por una gran tempestad. Alejo murió por la caída de un rayo. “Cayendo de rodillas, con el impulso del momento, Lutero hizo un voto de consagrarse al servicio de Dios, si Él lo libraba en la ocasión”.[9] Contrariando a su padre, quince días después entró en un monasterio agustino en Erfurt.
Lutero había sido educado en el sistema de hacer penitencias como método de alcanzar el cielo. Con ese objetivo, hacía continuamente vigilias nocturnas, trabajos y oraciones. En 1507 fue ordenado al sacerdocio y al año siguiente enseñó teología por un semestre en la Universidad de Wittenberg. A continuación, volvió al monasterio en Erfurt. Se volvió hábil en latín, griego y hebreo; y se le animó a cursar un doctorado.
El próximo mes vamos a leer más sobre el momento, en 1511, cuando Lutero fue enviado por su monasterio a Roma. Muchas cosas sucedieron a partir de ahí.
[1]Justo L. González, ed., Dicionário ilustrado dos intérpretes da fé (São Paulo: Hagnos, 2008), p. 432, 433.
[2]G. H. S. Price, Historia de la iglesia: una breve sinopsis de la historia pública de la iglesia (Girona, ES: SEDIN, 1999), p. 17.
[3]Juan Varetto, La marcha del cristianismo (1938), t. 2, p. 20.
[4]Este artículo depende de varias informaciones biográficas publicadas por J. Dias en su artículo “Martinho Lutero, O Reformador da Igreja”, http://www.santovivo.net/ gpage321.aspx (Consultado el 25 de febrero, 13:20 hs). Para un estudio adicional de la vida de Lutero ver también: R. H. Bainton, Lutero (Buenos Aires, 1955); M. Brecht, Martin Luther: His Road to Reformation (Philadelphia, 1985); H. G. Halle, Luther: An Experiment in Biography (Garden City, N.Y., 1980); R. Marius, Luther (Philadelphia, 1974).
[5]Earle E. Cairns, O cristianismo através dos séculos: uma história da igreja cristã (São Paulo: Vida Nova, 1995), p. 233. Siguiente: Cairns.
[6]Le Roy Edwin Froom, The Condicionalist Faith of Our Fathers (Washington, D.C.: Review and Herald, 1965), p. 66. Siguiente: Froom.
[7]J. H. Merle D’Aubigné, The Reformation in the Sixteenth Century, (Freeditorial, s.d.), t. 1, p. 114. Siguiente: D’Aubigné.
[8]Robert A. Baker, Compendio de la historia cristiana (Editorial Mundo Hispánico, 2003), p. 176. Siguiente: Baker.
[9]A. Knight, História do cristianismo (Rio de Janeiro: CPAD, 1983), p. 130.