¿Para qué ahorrar?
¿Cuál es la importancia inclusive bíblica para ahorrar? Lea el artículo y sepa más.
El otro día me preguntaron por qué necesitamos ahorrar. Esa indagación me hizo reflexionar que sin reconocer la necesidad de ahorrar, no habrá motivación para hacerlo. Y cuando surja el interés, ¿dónde debería invertir mis recursos?
Antes de responder a estas preguntas, vayamos al texto de Proverbios 6:6, que nos dice: “Ve a la hormiga, […] mira sus caminos, y sé sabio”. Observando un documental sobre hormigas, vi que esos pequeños insectos trabajan en primavera, no en verano ni en otoño, transportando recursos del medio externo para el interior del hormiguero. Cuando llega el invierno, ellas ya no trabajan en la búsqueda de materiales del ambiente externo. Según los biólogos, las hormigas llevan dentro del hormiguero todo el suministro posible para mantenerlas durante el invierno. Imagino que Salomón, al escribir el proverbio sobre las hormigas, pensó en cuál sería el invierno de la vida humana. Los seres humanos tienen un ciclo de vida con diversas fases, y el invierno normalmente comienza para el ser humano cuando la fuerza laboral se va. Puede llegar, sin embargo inesperadamente, por medio de la pérdida del empleo, la incapacidad laboral por problemas de salud personal o de algún dependiente. Aquí la historia de las hormigas nos da la razón para ahorrar, pues el sabio tiene consciencia de que el invierno llegará.
A partir de esta conclusión, necesitamos responder la segunda pregunta sobre dónde ahorrar. No es fácil o sencillo responder a esto, pues cada persona tiene una sensación de seguridad diferente de la otra y esta sensación es lo que define dónde ahorrar o invertir. Para ilustrar, vea la historia de lo que me sucedió a mí con un primo de mi esposa. Ese primo planta soja e invierte anualmente algunos millones en ese cultivo. En la época, yo trabajaba como director administrativo de inversiones de un fondo de pensión. La historia ocurrió cuando las familias se encontraron para festejar Navidad. Comenzamos hablando sobre inversiones y los riesgos que involucra cada uno de ellos. Él comenzó a hablar de los riesgos de la agricultura: mucha lluvia, poca lluvia, lluvia a la hora de plantar, falta de lluvia a la hora cuando el grano necesita madurar, lluvia en exceso a la hora de la cosecha. Voy a quedar solo con la variable de la lluvia o la falta de ella, pues en la agricultura existen muchas otras como: plagas, calidad del suelo y de las semillas, luz solar, etc. Quedé perplejo al saber que él corría riesgos que son incontrolables por los seres humanos, y le hice la pregunta: ¿Tú ya pensaste en hacer un hedge [fondo de cobertura]?
--¿Qué es eso? –preguntó.
--Compartir el riesgo –respondí.
--Pero, en ese caso, también voy a compartir mis ganancias –dijo él.
Noten la diferencia de percepción entre el primo de mi esposa y yo. Para él era todo o nada. Para mí, podría ser menor la ganancia, pero si hubiera sequía o largo período de lluvia, no asumiría todo el perjuicio solo.
Así se da con cada inversor. La percepción de riesgo, el conocimiento que se tiene sobre determinada área o la promesa de ganancia, es lo que definirá cuál es la mejor inversión que se hará, ya sea en inmuebles, entrada fija o entrada variable.
En los próximos meses, hablaremos un poco más sobre los tres grandes segmentos de las inversiones y cuáles son las características de cada uno, entonces usted podrá ver cuál de ellos se adecúa a su perfil. Hasta el mes que viene.