El 29 de diciembre de 2020, la BBC News publicó un artículo con el título: “Coronavirus: la advertencia de un experto de la OMS de que la pandemia de covid-19 "no es necesariamente la más grande" que podemos esperar”. El primer párrafo afirmaba: “En su entrevista colectiva del año 2020, la OMS (Organización Mundial de la Salud) destacó los avances obtenidos en el combate al coronavirus, pero también emitió una alerta para la humanidad: esta pandemia, a pesar de la devastación que causó en ese año, puede no ser lo peor que vamos a enfrentar, por eso debemos estar preparados”.

Entonces, ¿qué es necesario hacer a fin de estar preparado para enfrentar pandemias peores?

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Para enfrentar cualquier crisis, se hace necesario mantener la salud física, mental, espiritual y financiera. La ausencia de una u otra agravará la situación y traerá aún más dificultades.

Plan a largo plazo

Si es un hecho que es necesario prepararnos para crisis no esperadas, también es necesario estar listo para enfrentar las que son anunciadas. El hombre prudente busca amenizar el sufrimiento al tratar equilibrar sus ingresos y gastos, adaptar su estilo de vida a la nueva realidad y hacer que sobren recursos para crisis mayores.

La crisis genera oportunidades de rever prioridades, repensar gastos y reorganizar sus finanzas.

Puede ser que otras crisis que no sean una pandemia afecten a la sociedad, o se agraven, como, por ejemplo, al perder el empleo, al necesitar un tratamiento de salud o incluso con la muerte de alguien de la familia. Por eso, es importante destinar parte de los recursos mensuales a un fondo de emergencia que podrá ser utilizado para pagar lo que fuera necesario en caso de enfermedad, atención psicológica, gastos diversos o en caso de la pérdida de algún ser querido.

También podrá ser utilizado para iniciar un nuevo proyecto en caso de despido o para la manutención del hogar hasta conseguir un nuevo empleo.

Por lo tanto, conocer las prioridades, los gastos urgentes y los esenciales ayudan en la optimización de los gastos, y son formas de identificar lo que es superfluo y que compromete la salud financiera de su familia. La economía de estos gastos es la fuente para el fondo de reserva.

Adecuación a nuevas realidades

Debido a la pandemia, muchas personas empezaron a trabajar en casa, en el famoso régimen de home office. Este modelo puede traer algunas comodidades y ahorros, tales como menor costo de locomoción y alimentación. Sin embargo, también presenta un aumento en la cuenta de energía eléctrica, la necesidad de comprar muebles apropiados y mayores costos con el contrato de servicios de banda ancha. Para adaptarse a eso es necesario registrar y organizar tales costos. Para eso, una planilla ayuda bastante y puede ser útil para respaldar una discusión con los empleadores, si fuera necesario.

Al repensar los gastos, siempre es bueno evaluar la forma en la que estos son pagados. ¿En efectivo o en cuotas? Proverbios 22:7 dice: “El rico se enseñorea de los pobres, y el que toma prestado es siervo del que presta”. En su libro El hogar cristiano, Elena de White recuerda: “Cuando pueda erguirse nuevamente como hombre libre, que no deba a nadie nada, habrá obtenido una gran victoria”.

Piense en eso y mantenga sus finanzas al día.