Sin disfraces
No hacía mucho tiempo yo había investigado alguna cosa sobre Wicca, especialmente porque me había llamado la atención una declaración de la autora de Harry Potter.
Mi lectura fue interrumpida por el desahogo de la mujer a mi lado en el avión. Después de zapear por algunos canales, Leila simplemente se volvió hacia mí y dijo: “¡Está difícil! Prácticamente no existe casi nada para que la gente vea en esos canales”. Entonces ella hizo referencia a una novela que, en su opinión, era una apología del incesto. Cerré el libro y comenzamos a conversar. Descubrimos algunas afinidades. Ella era bautista y se preocupaba por el rumbo que las cosas estaban tomando en nuestro país, principalmente en lo que decía respecto a la formación de los niños y adolescentes. Contó sobre un audio en que un pastor relataba el encuentro con una seguidora de la religión neopagana Wicca y las revelaciones que esa mujer, que se presentó como la reencarnación de una bruja del siglo XV, le hizo en una simple conversación también en un viaje en avión.
No hacía mucho tiempo yo había investigado alguna cosa sobre Wicca, especialmente porque me había llamado la atención una declaración de la autora de Harry Potter, J. K. Rowling, hecha en diciembre de 2014 en su cuenta de Twitter, de que Hogwarts, frecuentada por Harry y sus amigos, era una escuela en la que estudiaban alumnos de varias religiones y creencias, excepto una: la Wicca. ¿Y eso, en una escuela de brujería y hechicería? Quedé intrigada porque la autora reveló que había hasta un mismo brujo judío en el grupo, llamado Anthony Goldestein.
Tengo mi opinión formada al respecto de la hechicería y la brujería, y no me avergüenzo de decir que está basada en lo que la Biblia dice (Deut. 18:9-13; Gál. 5:19-21; 2 Ped. 2:1-3; Apoc. 22:15). Pero, infelizmente, ya se volvió casi un patrón hoy en día que alguien sea considerado fundamentalista solo porque cree en la Biblia y eligió hacer de ella su regla de fe. Basta ir contra un sistema de creencias que se tornó popular, ¡y listo! Usted pasa a ser visto como una persona exagerada, fanática y hasta sin mucha inteligencia porque no analiza las cuestiones de forma “racional”. Medio fuerte, ¿no es así?
Bien, pero volviendo al asunto de wicca, quedé sorprendida con el número de adeptos en Brasil: 4 millones (números no oficiales), ¡de los cuales 3 millones serían jóvenes entre 15 y 18 años! No es mi objetivo entrar en detalles sobre la creencia de los wiccanos, y mucho menos juzgar sus actitudes. Pero quiero llamar la atención a un hecho interesante.
Entre los días 29 a 31 de mayo de 2015, en Paranapiacaba, región del ABC paulista, tuvo lugar la 12ª Convención de Brujas y Magos. El encuentro fue noticia en varias redes sociales y debe haber reunido por lo menos 8 mil participantes. De acuerdo con la ideóloga del evento, Tânia Gori, el objetivo era mostrar el lado humanizado y menos grotesco de los practicantes de la brujería y desmitificar el bien y el mal, además de atraer una generación de admiradores de la magia.
En entrevista a G1, Tânia dio la siguiente declaración: “Sabemos que hay personas que hacen cosas malas y otras que hacen cosas buenas. En la brujería queremos mostrar que somos las personas del bien, que buscamos la integración con la naturaleza, entre los cuatro elementos: agua, tierra, fuego y aire”. Ella enfatizó también el efecto positivo y la contribución que las obras literarias actuales, series de televisión y filmes han traído al tema de la brujería. Como ejemplo más reciente, mencionó el filme Maléfica, que, en su opinión, “muestra una reedición de la historia en que la bruja se torna personaje principal, que fue víctima del amor, de una traición por amor, que busca el bien hasta el fin del filme”.
Ha sido una tendencia en los filmes actuales basados en cuentos de hadas mostrar el otro lado de la historia. Es el caso de La Cenicienta, que se estrenó en marzo en los cines, y que tiene en el papel de la madrasta a Cate Blanchett, una de las actrices con más estilo y más elegantes de Hollywood. Vea las palabras de propaganda del filme en uno de los sitios de noticias de Brasil: “Las malvadas vienen con fuerza. En los filmes basados en cuentos de hadas, ellas dejaron de tener cara de bruja. La belleza y el glamour de las madrastas y reinas se robaron la escena y dejaron a las jóvenes heroínas mal en la foto”. ¿Es impresión o la inversión de papeles ha sido cada vez más intencional? Si los cuentos de hadas, como algunos creen, son solo ficción, que sirven como un medio eficiente de comunicación con los niños para enseñarles valores morales y despertar la imaginación, parece natural usar ese estilo como un recurso para ofrecer nuevas referencias a una pandilla predispuesta a aceptar lo superficial en vez de lo fundamental.
Creo que no mencioné cuál fue el tema general de la convención. Coincidencia o no: “Las brujas en los cuentos de hadas”. La propuesta, en las palabras de los organizadores, fue “proporcionar a los invitados información sobre energía, naturaleza humana y traer recados a la humanidad sobre cuál será nuestro camino a partir de ahora; o sea, el fin de las profecías y el inicio de una nueva era que estará surgiendo para el bien de la humanidad”.
De vuelta a lo que es fundamental, la Biblia no trae simples recados para los seres humanos (Heb. 4:12). Ella presenta la historia completa, con su comienzo, medio y fin. Somos personajes reales, y es al Autor de esta historia que todos tendremos que rendir cuentas un día. ¡Sin disfraces!