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La fe selectiva de Mlodinow

A los 15 años leí el clásico Una breve historia del tiempo, de Stephen Hawking. No entendí mucho en esa época, pero el libro fue una contribución más para reforzar mi gusto por la ciencia. Por eso la entrevista publicada recientemente en el sitio de...


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A los 15 años leí el clásico Una breve historia del tiempo, de Stephen Hawking. No entendí mucho en esa época, pero el libro fue una contribución más para reforzar mi gusto por la ciencia. Por eso la entrevista publicada recientemente en el sitio de la revista VEJA (revista brasileña) con el amigo y coautor de Hawking, Leonard Mlodinow, me llamó la atención. En los años 1980, Mlodinow trabajó como guionista en las series McGyver -Profesión: Peligro y viaje en las estrellas: La nueva generación. Lea aquí algunos trechos de la entrevista, acompañados de pequeñas observaciones mías entre corchetes y una nota al final.

En el gran proyecto, el señor y Hawking afirma que no necesitamos a Dios para explicar el universo ¿Por qué?

Algunas personas tienen manía de tratar a la ciencia como un monstruo que quiere dominar el universo. La ciencia no tiene nada contra la religión o contra la filosofía. La ciencia dice que todo sigue un conjunto de leyes. Queremos saber cuáles son esas leyes, y no creemos que haya excepciones o milagros. No intentamos negar los milagros, pero asumimos que no existen porque nunca fuimos capaces de reproducirlos en el laboratorio. [Si la lógica fuera esa, ¿qué decir de la macroevolución y del big bang, que igualmente nunca fueron, y con seguridad nunca serán reproducidos, por lo menos no de manera natural, sin la interferencia de agentes inteligentes, en el laboratorio? Si la lógica fuera esa, muchos conceptos de la ciencia deberán ser descartados por el hecho de no ser reproducibles en el laboratorio]. Si hay un Dios invisible e indetectable, dejamos eso para los teólogos. Solo queremos descubrir las leyes de la naturaleza, sin que las personas se irriten con nosotros. [De hecho no es necesario irritarse con los científicos, siendo que la mayor parte de ellos está sinceramente interesada en buscar la verdad de los hechos. Pero lo que da rabia es ver a algunos científicos que se atrevieron a ir a los medios de comunicación a hacer declaraciones que no les competen, como cuando hablan sobre teología, la Biblia o la existencia de Dios. Deberían seguir el consejo de Mlodinow: dejen esos asuntos con los teólogos].

¿Usted cree en algún Dios?

En cierto modo sí. A pesar de creer en las leyes de la Física, parece que no existe una razón para explicar por qué existen esas leyes [la cursiva es mía]. ¿Por qué las cosas no suceden aleatoriamente? Tal vez ese sea el milagro: El Universo sigue las leyes de la naturaleza. Tal vez esas leyes que rigen el Universo sean la definición de “dios”.
[Mlodinow está llegando cerca de la verdad, pero, como ocurre con frecuencia con los científicos capacitados en naturalismo filosófico, duda antes de dar el último paso. Aunque casi admita que la existencia de las leyes y la no aleatoriedad del Universo, léase en las entrelineas diseño inteligente, constituyan una idea extraña sobre el punto de vista de la casualidad y del finalismo, Mlodinow no hace la pregunta crucial: ¿Si existen proyectos y leyes, no habrá por detrás de ellos un Proyectista, un Legislador? ¿De dónde “surgieron” esas leyes que rigen el Universo? ¿Cómo la realidad podría existir antes de esas leyes? ¿Esas leyes se habrían “creado” a sí mismas?] Es una noción bien diferente de un ser que está allá arriba metiendo el dedo en la vida de las personas y haciendo milagros. [Mlodinow deja escapar su (pre) juicio equivocado de Dios, muy común también entre los neoateos como Richard Dawkins y otros. Según la Biblia, Dios no está “metiendo el dedo” en la vida de las personas. Él actúa para el bien eterno de ellas solo cuando es invitado. Mlodinow parece querer creer en un Dios, pero no lo conoce suficiente para hacerlo]. La Física busca explicaciones simples para describir el mundo que experimentamos.

¿Dios no sería una explicación mucho más simple que la compleja Teoría de las Supercuerdas, por ejemplo?

Sería excelente si la explicación de todo fuese Dios. Albert Einstein dijo que los científicos intentan hacer todo de la manera más simple posible, pero no de manera simplona. [¿Y quién dijo que creer en el Dios de la Biblia hace a las personas simplonas? Grandes contribuciones científicas del pasado, y también del presente, fueron dadas por científicos teístas]. Esa explicación, de que Dios está detrás de todo, no sirve, por ejemplo, para describir la velocidad con que un objeto caerá de un edificio y prever su trayectoria [para eso existe la ciencia y la racionalidad, por eso tenemos un cerebro planeado de tal forma que nos posibilita comprender la realidad que nos rodea]. Si sirviese, ahí sí que sería una explicación simple, pero eso no quiere decir absolutamente nada. Descartamos ese tipo de noción. La civilización no habría ido muy lejos pensando de esa forma. [La ciencia nació pensando más o menos de esa forma]

Usted habla como si la Teoría de las Supercuerdas, ampliamente discutida en el libro, ya hubiera sido verificada en la práctica, lo que no es el caso. ¿Qué distinción hace?

Nadie mostró que la Teoría de las Supercuerdas no es verificable [y nadie tampoco “mostró” que Dios no existe]. Sin embargo decimos que no sabemos cómo vamos a verificarla [cuánta inseguridad]. Estoy de acuerdo que cuanto más tiempo pasa sin que una teoría sea probada, el desinterés crece y los científicos se ocupan de otros temas.
Exigimos que las teorías sean verificables, pero no necesita ser hoy [y, aún así, continúan creyendo en esas teorías no verificables y despreciando muchas evidencias de la confiabilidad de la Biblia y de la existencia de Dios, cf. Romanos 1:20, 21]. Algunas realmente demoran. A Einstein le llevó 11 años para formular la Teoría General de la Relatividad.

¿La afirmación sobre la existencia de múltiples universos puede tener el mismo impacto que produjo descubrir que la Tierra no es el centro del Universo?

Antiguamente era natural pensar que todo el Universo estaba al servicio de los seres humanos. La Revolución Copérnica (de Nicolás Copérnico, astrónomo que formuló, en el siglo XVI, la teoría de que el Sol es el centro del Sistema Solar, contrariando la creencia vigente de que ese puesto pertenecía a la Tierra [recordando que esa creencia vigente se debía a la filosofía aristotélica y no a la Biblia, como algunos pensaban)] nos trajo la noción de que la Tierra no está en el centro de todo. De manera similar la Revolución Darwiniana nos dice que la humanidad no es la esencia de la vida [a los darwinistas siempre les gusta hacer esa asociación Copérnico/Darwin, pero se olvidan de que ambos nunca negaron a Dios; Copérnico era profundamente religioso y Darwin se hizo agnóstico, no ateo]. Si la Revolución de los Multiversos fuera verdadera, ni nuestro universo es el centro: existe una infinita variedad de cosas que suceden, y no hay lugares o seres favorecidos. [Una vez más entra en escena la fe en la ciencia, ya que la teoría de los Multiversos todavía se trata de pura especulación].

Al final del libro, usted y Hawking afirman que la Filosofía está muerta. ¿Cómo es eso?

Llegué a comentar con Stephen que no deberíamos publicar eso. Originalmente, la frase se expresó de otra manera. Algo así: “como herramienta para aprender sobre el mundo físico, la Filosofía está muerta”. Estuvo de acuerdo, pero dijo que así no causaría impacto. Efectivamente hubo impacto, pero eso también nos afectó, dado el número de filósofos que quedaron furiosos. Lo que queríamos decir era que hace muchos y muchos siglos los efectos naturales no tenían una explicación razonable, a pesar de estar determinados por la Filosofía. Hoy, los instrumentos de la Filosofía no permiten que se manden sondas al espacio, que se creen nuevas tecnologías para mejorar la vida de las personas. Con la Física podemos observar el mundo, formular una teoría, montar un experimento y hacer previsiones. Las teorías son verificables, y los milagros no. Ese fue el sentido por el que afirmamos que la Filosofía está muerta. [¿Y los multiversos y las supercuerdas que no pueden ser verificados? ¿Filosofía? ¿Y el propio naturalismo que sirve de base ideológica para muchos científicos? ¿Es también Filosofía? ¿Estaría muerto? Sabemos que no] […].

Nota: Disiento de Mlodinow cuando afirma que la creencia en Dios termina limitando a las investigaciones. En verdad, como ya dijo, los primeros científicos dieron gran contribución al avance de la ciencia justamente porque querían entender el mundo creado por Dios. La curiosidad es un don que nos dio el Creador y el intelecto debe aplicarse tanto a la investigación científica como teológica. Para mí, Isaac Newton fue uno de los mejores ejemplos de eso. Curiosamente, mientras Mlodinow en cierta forma niega la existencia del Dios judío cristiano, continúa creyendo en teorías todavía no comprobadas ni por experimentos ni por observaciones: las teorías de las supercuerdas y de los multiversos. A eso lo llamo fe selectiva.

Michelson Borges

Michelson Borges

Ciencia y Religión

Los principales descubrimientos de la ciencia en el mundo, observadas de acuerdo al punto de vista bíblico

El periodista, es editor en la Casa Publicadora Brasileña (CPB) y autor de varios libros, como La Historia de la Vida y Por qué Creo. Tiene posgrado en Biología Molecular y es maestro en Teología, es miembro de la Sociedad Creacionista Brasileña y ha participado en seminarios en diversos lugares de Brasil y del exterior. Mantiene el blog criacionismo.com.br @criacionismo