Aunque algunos defensores de la homeopatía afirman la eficacia de este método, parte de la comunidad científica la cuestiona desde que surgió, en 1796. Actualmente las críticas a esta especialidad creada por el médico alemán Samuel Hahnemann han aumentado y se han intensificado.  Órganos de salud de diversos gobiernos como Estados Unidos, Reino Unido y Australia, están posicionándose en contra y hasta levantando restricciones a esta práctica.

Universidades de prestigio en Europa desactivaron sus programas de posgrado en homeopatía. Por “falta de base científica”, la Universidad de Barcelona, en España, clausuró este mes el inicio de un posgrado en homeopatía, siguiendo decisiones similares tomadas por la Universidad de Zaragoza en 2014, Córdoba en 2013 y  Sevilla en 2009.

Según un artículo publicado en el diario Extra, “el Servicio Nacional de Salud de Reino Unido clasifica a la homeopatía en ‘científicamente implausible’ con una performance no superior a la de los placebos – aunque exista más de un hospital de homeopatía en el país.  En EUA, la Administración para Drogas y Alimentos (FDA, sigla en inglés) estudia aumentar la regulación sobre el sector. En Australia, el Consejo Nacional de Salud e Investigación Médica concluyó, luego de una extensa revisión científica hecha el año pasado,  que no existen “evidencias confiables” sobre la eficacia en el tratamiento con humanos. Paul Glasziou, profesor de la Universidad Bond, en Australia, dice que las “personas que eligen la homeopatía pueden poner su salud en peligro si rechazan o retrasan tratamientos con evidencias favorables de efectividad y seguridad”.

Extra explica que “la homeopatía se basa en el principio de la ‘cura por lo semejante’. Sus adeptos creen que una sustancia en la naturaleza, diluida y dinamizada en agua, puede curar los mismos síntomas que produce un individuo saludable. En Brasil, la homeopatía  es una especialidad reconocida por el Consejo Federal de Medicina desde 1980. El Sistema Único de Salud (SUS) ofrece cobertura para la terapia desde 2006, dentro de la Política Nacional de Prácticas Integradoras y Complementarias, que también contempla tratamientos con plantas medicinales y fitoterapia, medicina tradicional china, acupuntura, medicina antroposófica y termalismo social. De acuerdo con el Ministerio de salud, les corresponde a los municipios decidir o no por la oferta de estas prácticas”.

“Crítico de la homeopatía, el profesor de la UERJ de la UFRJ Miguel de Lemos [dice que] la dilución de los compuestos químicos en los remedios homeopáticos hace que el principio activo no exista más, pero existe el efecto placebo. [...] La homeopatía puede encuadrarse como una terapia alternativa, como las Flores de Bach. Pero el individuo mejora por el efecto placebo. Resulta difícil creer que sea por la dilución infinitesimal de los medicamentos”.

Hace miles de años, la Santa Biblia presenta “remedios” naturales cuya eficacia viene siendo comprobada año tras año, pues tienen fundamento científico y no están basados en conceptos místicos o metafísicos. El uso del agua, tanto por dentro como por fuera del cuerpo tiene efectos comprobados y científicamente explicables. La exposición adecuada a los rayos solares trae igualmente resultados benéficos. El aire puro, la alimentación lo más natural posible, el ejercicio físico y el descanso suficiente, el equilibrio y la confianza en Dios –todas estos ocho consejos del Fabricante realmente funcionan y, cuando se usan adecuadamente, no tienen contraindicación. En el siglo XIX, la escritora inspirada Elena de White ya recomendaba esta terapia natural, esta medicina preventiva.  Las terapias llamadas “alternativas”, como la homeopatía y otras, ya estaban disponibles en el tiempo de Elena (el creador de la homeopatía falleció en 1843), sin embargo, ella nunca las recomendó. Prefirió hacerse a un lado de la ciencia. La salud y el cuerpo son suyos.  Usted elige.