“Jactándose de ser sabios, se volvieron necios”
Mientras leía el capítulo 1 de la carta de Pablo a los Romanos (lectura del día 27/2/15, en el proyecto Reavivados por su Palabra) no pude dejar de pensar en la reciente noticia en relación a la publicación de un artículo científico en la revista Qua...
Mientras leía el capítulo 1 de la carta de Pablo a los Romanos (lectura del día 27/2/15, en el proyecto Reavivados por su Palabra) no pude dejar de pensar en la reciente noticia en relación a la publicación de un artículo científico en la revista Quanta Magazine. El autor, Paul Rosenberg, trabaja en el famoso Massachusetts Institute of Technology (MIT), en Estados Unidos. Pero ¿de qué trata el tal artículo y que descubrimiento explosivo es ese? Nada de nuevo, en verdad. Solo el viejo esfuerzo naturalista de intentar probar que todo habría surgido de la nada, sin la necesidad de un Creador. Prueba de eso es que Rosenberg fue corriendo a escribir en el sitio de la Fundación Richard Dawkins, del conocido biólogo ateo enemigo de los religiosos. Pero vamos al “descubrimiento”.
Rosenberg afirma que su nueva teoría podrá colocar a Dios “en la heladera” y aterrorizará a los cristianos (¡Uau!) Según él, la vida no habría surgido de un accidente ni habría sido el resultado de la suerte, en una “sopa primordial”, sino habría surgido “por necesidad”, resultado de las leyes de la naturaleza, y sería “tan inevitable como rocas rodando ladera abajo”. Es interesante notar que los científicos como él admiten que la teoría de la “sopa primordial” es frágil y quedan imaginando formas de aumentar la casualidad. Pero aquí cabe una pregunta: Si ya había leyes y materia antes que “surja” la vida, quién las creó y planeó para que sean tan finamente ajustadas a fin de mantener la integridad de la realidad y favorecer la conservación de la vida?
Rosenberg admite que el gran problema consiste en entender y explicar cómo podría haber “surgido” la vida de elementos no vivos. Y entonces viene la gran revelación, el gran descubrimiento que sacudirá la fe de los creyentes: cuando un grupo de átomos es sometido por un tiempo prolongado a una fuente de energía (deje a un lado el hecho de que ya había energía), se reestructurará para disipar más energía. Listo, resuelto el misterio de la vida. Así de simple. El científico dice: “Si usted comienza con un grupo aleatorio de átomos, si hace brillar la luz sobre él por mucho tiempo, no debe ser tan sorprendente que obtenga una planta”.
¡Yo no puedo creer que leí una cosa de esas!!! Entonces, ¿basta encender una linterna sobre un montón de cualquier cosa inanimada que, después de algún tiempo, surge vida? ¿Y yo soy el creyente? Eso me hace recordar la historia de que un montón de trapos viejos echado en un rincón haría surgir ratas… ¿Qué especie de pensamiento científico es ese que contraría a la propia ciencia, según la cual el orden y la complejidad no pueden provenir del desorden? Y hay más: el científico parece olvidarse convenientemente de mencionar que para haber vida es preciso información genética. ¿Ese rayo de luz habría provisto también toda la información necesaria para el “surgimiento” del primer ADN?
Rosenberg dice además que la idea de que la vida podría haber evolucionado a partir de cosas no vivas ha sido defendida hace algún tiempo, y fue descrita por filósofos presocráticos. ¿Será que él, percibiendo lo absurdo de su propuesta, resolvió apelar para el argumento ad hominem? Tipo: “No se olvide que los sabios filósofos griegos ya defendían el surgimiento de la vida a partir de la nada”. Sí, y muchos de ellos también creían en Zeus, Apolo y Afrodita; defendían la existencia de un alma inmortal; y muchas otras ideas “científicas”. Curiosamente, siglos después, los verdaderos fundadores del método científico: Copérnico, Galileo, Newton y otros, defendieron la visión teísta bíblica según la cual todo lo que tiene un comienzo tiene que tener una causa, y si esa causa creó todo lo que es natural, ella solo puede ser sobrenatural. Por lo visto, algunos científicos de hoy necesitan hacer la lección de casa con sus predecesores y dejar de querer aparecer en los medios de comunicación divulgando ideas estrafalarias.
Rosenberg dice que un rayo de luz habría creado la vida, pero tuerce la nariz cuando lee la frase “haya luz”.