“Mujer maravilla”
Seguramente usted ya oyó hablar de ella: la Mujer Maravilla. Creada en los Estados Unidos con el nombre de Wonder Woman, fue la primer súper heroína de las historias de cómics creadas por la DC Comics y apareció por primera vez en All Star Comics, el...
Seguramente usted ya oyó hablar de ella: la Mujer Maravilla. Creada en los Estados Unidos con el nombre de Wonder Woman, fue la primer súper heroína de las historias de cómics creadas por la DC Comics y apareció por primera vez en All Star Comics, el 8 de diciembre de 1941. A partir de ese momento se volvió una película entre otras cosas. Los poderes de la Mujer Maravilla, según los describen las películas y dibujos, son impresionantes:
Fuerza física, invulnerabilidad, resistencia corporal, capacidad de volar, agilidad, reflejos rápidos, velocidad, audición por encima de la media, empatía con los animales, factor de curación, inmunidad a lesiones y controles mentales, inmortalidad, capacidad de hablar todos los idiomas, resistencia al fuego, superior en combate cuerpo a cuerpo, habilidad con las armas, piloto, entre otros poderes increíbles y sobre humanos. Pura fantasía. Una mentira sin fin.
¿Pero sabe qué es peor? Hay mujeres por ahí con el síndrome de “mujer maravilla”. Creen que tienen que responder a todo, ser las mejores profesionales del mercado, mantenerse lindas e impecables con una sonrisa blanca y sin arrugas en su rostro durante las 24 horas del día, y ostentar un cuerpo perfecto, delgado y simétrico. ¿Por qué piensan así? Analicemos.
El mundo ha pasado por cambios radicales durante el siglo pasado y las mujeres tuvieron el papel de la mujer en la familia y en la sociedad cambió completamente. Ellas pasaron a competir al mismo nivel de los hombres por vacantes en el mercado de trabajo, permaneciendo horas fuera de casa y postergando la opción de tener hijos. Y, cuando éstos nacen, el cuidado dedicado a ellos se restringe a un poco de tiempo libre.
Aquella imagen del pasado, de la mujer capaz, buena cocinera, detallista con la limpieza y, por encima de todo, amable con el esposo y los hijos hoy se considera antigua. Es una imagen que se evita a cualquier costo y vista como un retroceso. Sin duda ese es el cuadro actual.
Y entonces, ¿esto es bueno o malo? Voy a usar un hecho que aconteció conmigo, hace algunos años atrás, y que me abrió los ojos con relación a este asunto, más específicamente en el cambio del papel de la madre en el ambiente familiar.
Fue el 31 de octubre de 2002 que Suzane Richthofen abrió la puerta de la mansión de la familia, en Brooklin, Sao Paulo, para que los hermanos Daniel y Christian Cravinhos entraran. Luego de esto, ellos se dirigieron al segundo piso del inmueble y mataron a Manfred y Marísia, padres de Suzane, con mazazos en la cabeza. El objetivo del crimen: dividir la herencia de Suzane. ¿Ya pensó cuánto se ha multiplicado este tipo de noticia en la última década? Ya perdí la cuenta de las historias, una más aterradora que la otra.
Pues bien, poco tiempo después del caso Richthofen, llevé a mi hija, que en la época tenía 4 o 5 años, para jugar en el parquecito del barrio donde vivíamos. Conocíamos una niña que, todos los días iba al parque con su niñera. Pero aquel domingo, al llevar a mi hija para sus juegos, vi a la niñita llegar con otra mujer. Resolví acercarme y preguntar si era la mamá de la amiguita de mi hija. No, no lo era. Era la niñera de los fines de semana.
¿Qué relación existe entre este hecho y el crimen mencionado más arriba? Por favor, entienda que no estoy justificando la actitud odiosa de aquellos asesinos. Pero piense conmigo: ¿qué afinidad pueden desarrollar los hijos con los padres si éstos no están presentes, no son cariñosos ni atentos? ¿Si están más preocupados en acumular una fortuna que en gastar tiempo con las pequeñas necesidades de sus hijos? ¿Qué tipo de sentimientos tendrán los hijos por sus progenitores si apenas reciben de ellos compensaciones materiales? ¿Qué tipo de hijos estamos criando si estamos totalmente ausentes en la crianza de ellos y si enseñamos, como nuestra postura, que los bienes materiales están por encima de cualquier cosa? Si continuamos con este tipo de postura, temo que el futuro nos reserve más y más historias criminales que involucran padres e hijos.
Aquella niña que yo veía todos los días en el parquecito tenía ropas de marca, iba a un excelente colegio y tenía los juguetes más modernos, más que el resto de los niños. Pero no pasaba de ser una “pobre niña rica”.
Hoy el mundo está lleno de “mujeres maravillas” que están por allí, alimentando sus “necesidades” personales de estatus, gastando tiempo demás con su apariencia física y con el poco tiempo que les resta crian “pobres niños ricos”. No sé si usted está de acuerdo conmigo, mas insisto en decir que nuestros hijos no quieren cosas, quieren nuestra presencia, nuestro tiempo, quieren nuestro amor, nuestro contacto, nuestro interés, lo mejor de nuestras fuerzas, lo máximo de nuestra sabiduría. No quieren una “mujer maravilla”, quieren una “mujer de carne y hueso”, presente, allí bien cerca de ellos.
El Día de la Madre se acerca, y es un buen momento para reflexionar sobre esto.