Ataque a los Médicos Sin Fronteras: ¿dónde está el amor?
¿Dónde está el amor? Pregunta la periodista Márcia delante de un mundo en que esa caracterísitca se enfría cada vez más.
Quedé aterrorizada el sábado de noche, 3 de octubre, cuando me conecté a Internet y supe que en aquel día un hospital de la organización Médicos Sin Fronteras (MSF) en Kunduz, al norte de Afganistán, había sido bombardeado. En el ataque murieron por lo menos 19 personas. Entre los fallecidos estaban 12 empleados de la organización, cuatro pacientes adultos y tres niños. Otras 37 personas quedaron heridas, entre ellas 19 empleados.
El establecimiento de MSF en Kunduz es un centro hospitalario importante en la región y estaba funcionando por encima de su capacidad durante los recientes combates entre el ejército y los talibanes, que tomaron el control de la ciudad durante varios días.
Si existe una organización que admiro profundamente es esa: Médicos Sin Fronteras. Qué trabajo generoso, desinteresado, verdaderamente lleno de amor. Lo que sucedió con aquel hospital me hizo pensar: ¿dónde está el amor?
La Biblia dice que Dios es amor. Y si Dios es amor y no vemos más amor, ¿dónde está Dios? Es evidente que, debido a su omnipresencia, Dios está en todas partes. Pero se sabe también que él no obliga a nadie a aceptarlo y parece que hemos seguido, a pasos rápidos, un distanciamiento de la humanidad de Dios.
Todo eso debe llevarnos a hacer una reflexión personal. Ya es hora de que recordemos que todo lo que vemos fuera de nosotros es resultado de lo que hay dentro de nosotros. Tenemos que prestar atención cuando percibimos que estamos comenzando a apreciar lo que antes era abominable, principalmente a los ojos de Dios. Es preciso prestar atención cuando comenzamos a perder los límites que nos separan de los animales irracionales, que muchas veces demuestran más amor que nosotros. Debemos percibir la luz amarilla cuando dejamos de oír y leer la Palabra de Dios y comenzamos a oír los modismos y las atrocidades del mundo. Se necesita atención cuando “todo” a nuestro alrededor comienza a parecer normal.
El alerta bíblico es claro, y nosotros los cristianos debemos estar atentos a él: “Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará” (Mateo 24:12). El texto dice que el amor de “muchos” se enfriará. Eso significa que hay un gran riesgo de que el amor se enfríe dentro de cada uno de nosotros, dentro de nuestro hogar, dentro del corazón de nuestros hijos. Confieso que tengo miedo que, de aquí a algún tiempo, yo vea una noticia como esta que relaté al principio del texto, y no sienta más nada, apenas indiferencia.
Para que eso no suceda, en el remolino de cosas que nos envuelve hoy en día y nos hace indiferentes a lo que acontece a nuestro alrededor, hagamos tres cosas básicas:
- Reconozcamos que algo no va bien;
- Prioricemos nuestra relación con Dios;
- Hagamos un relevamiento de actitudes que debemos cambiar en nuestra vida. Y ayudemos a los miembros de nuestra familia a hacer lo mismo, ¡antes que ese temido “muchos” llegue muy cerca de nosotros!