Tres deseos para su nuevo año
Algunos consejos para dejar la tristeza de lado y tener un año feliz.
Llegamos al final de un año más. Por todos lados vemos luces, fiestas de confraternización, un llamado comercial tremendo a comprar regalos, sugerencias supersticiosas para tener un buen Año Nuevo y cientos de tarjetas con mensajes que desean una serie de cosas buenas para Navidad y el año que comenzará.
Después de ver tantas notas buenas publicadas por mis amigos columnistas aquí, este mes, decidí escribir solamente sobre lo que le deseo a usted el nuevo año. Son solo tres cosas, y acabo de darme cuenta de que todas comienzan con la letra “A” (nada intencional, ¿ok?):
Amor: ¡Este es mi deseo principal! Cuando miramos a nuestro alrededor, aunque sea superficialmente, podemos notar que ya casi no queda amor. Como consecuencia, vemos constantes conflictos, historias de violencia y temor en crecimiento. La Palabra de Dios dice: "En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; […]” (1 Juan 4:18). La ansiedad y el miedo son problemas que llevan, diariamente, muchas personas a los consultorios de psicólogos y psiquiatras. La industria farmacéutica ha facturado mucho dinero con la producción de ansiolíticos. Los efectos de convivir con esos problemas, a corto o largo plazo, son críticos. Y tal vez nos sintamos tentados a pensar que, para vivir de manera más segura, con menos ansiedad y miedo, necesitamos un país con una economía más estable, con mayor seguridad pública, etc. Pero si dependemos de factores externos, siempre tendremos razones para preocuparnos. Sin embargo, cuando tenemos amor, y conocemos a quien es el Amor, podemos vivir seguros y en paz. Por eso, querido lector, yo le deseo amor, y que el verdadero amor eche fuera lo que inquieta su ser.
Alegría: ¡Cuántas cosas buenas se producen a partir de la alegría! Me doy cuenta de que las personas ven la alegría como un producto, como resultado de cosas buenas. Pero, en realidad, la alegría es productora de cosas buenas. La alegría nos deja una apariencia mejor: "El corazón alegre hermosea el rostro; mas por el dolor del corazón el espíritu se abate” (Proverbios 15:13) y es un excelente ingrediente en la prevención y el tratamiento de enfermedades. “El corazón alegre constituye buen remedio; mas el espíritu triste seca los huesos” (Proverbios 17:22). Yo podría desearle salud y felicidad, pero le deseo alegría, y ella lo conducirá a la salud y la felicidad. Nuestro ritmo de vida nos ha impedido, muchas veces, de disfrutar de momentos de alegría en el día. Con frecuencia, en mi consultorio, recibo personas que pasan días enteros sin sonreír. Las personas viven en un ritmo tan acelerado que no poseen espacio en sus agendas para disfrutar de momentos alegres, sino solamente de preocupaciones, estrés y cansancio. En todos los seminarios que hice este año, sobre control de estrés, una de mis recomendaciones prácticas a mis oyentes era: “incluya momentos alegres en su día”. Sí, necesitamos alegrarnos intencionalmente, pues ya estamos tan adaptados al ritmo de este mundo que corremos el riesgo de que la alegría sea, de hecho, esporádica. Que durante el próximo año pueda permitirse disfrutar más momentos alegres, sonreír más y disfrutar de los beneficios de desarrollar un corazón lleno de alegría.
Altruismo: es común que las personas se deseen unas a otras, éxito y prosperidad para el año nuevo. Algunas siguen rituales supersticiosos para alcanzar riquezas. Y para quienes viven en un contexto capitalista, tener cada vez más parece ser un deseo natural. Sin embargo, yo le deseo altruismo. La Biblia nos enseña que “Más bienaventurado es dar que recibir” (Hechos 20:35). Mientras nuestra mente está enfocada en cuánto más podemos conseguir, nuestra vista se reduce cada vez más y se hace más sensible a la desilusión y la depresión. Sin embargo, cuando nos concentramos en lo que podemos hacer por otras personas, aunque nuestros recursos sean pocos, disfrutamos de mejores sentimientos. Hoy en día, miles de personas sufren de depresión, y la expectativa de la Organización Mundial de la Salud para el futuro es que este número aumente aún más. Algo que veo claramente en pacientes que se encuentran en este cuadro es que poseen una mirada distinta concentrada en ellos mismos y sus problemas. ¡Y qué transformación que experimentan al aceptar el desafío de concentrarse en las necesidades de alguien a quien pueden ayudar! El sentimiento de ser útil a alguien le hace bien a nuestra salud mental. Ver la alegría de otra persona es algo de un valor inestimable. Por eso, para el próximo año, le deseo que sea más altruista.
Espero que todas las adversidades que pasó hayan sido para su crecimiento y que, el próximo año, viva menos en función de las circunstancias y tenga más intencionalidad en sus acciones. El secreto para una vida llena de salud, paz y felicidad está en las cosas simples, reveladas por Dios hace miles de años y “descubiertas” por la ciencia, que mejoran la vida de las personas.
Gracias por acompañarnos en cada texto de nuestras columnas. Ojalá los textos leídos hayan enriquecido y fortalecido su fe.