¿Por dónde anda su lista de planes para el 2014?
Algunas personas tienen la costumbre de hacer un análisis retrospectivo del año cuando se aproxima Año Nuevo. Como producto de este análisis, algunos elaboran una lista de planes para el año siguiente. ¿Usted es una de esas personas? Si es así, ¿por...
Algunas personas tienen la costumbre de hacer un análisis retrospectivo del año cuando se aproxima Año Nuevo. Como producto de este análisis, algunos elaboran una lista de planes para el año siguiente. ¿Usted es una de esas personas? Si es así, ¿por dónde anda su lista de planes para el año que está terminando?
Lea con atención la siguiente cita:
"Nuestro primer deber hacia Dios y nuestros semejantes es el desarrollo individual. Cada facultad con que el Creador nos ha dotado debemos cultivarla hasta el más alto grado de perfección, para realizar la mayor suma de bien de la cual seamos capaces” (Elena de White, Consejos sobre el régimen alimenticio, p. 15).
Es ahí que entra la importancia de la lista de planes. Ella es un medio muy útil para organizar ideas acerca de aquello en que necesitamos avanzar. Muchos cambios y reformas son frustrados porque no fueron bien planeados. Se hicieron de cualquier forma o por impulso, cuando deberían haber sido estudiados, colocados sobre el altar del Señor en oración, y orientados por el Espíritu de Dios. El proceso pleno de perfeccionamiento para la gloria de Dios y beneficio del prójimo sólo se puede realizar bajo la acción del Espíritu de Dios en nosotros.
Y no vale la pena pensar de forma derrotista que eso no funciona con usted, que usted ya se cansó de intentar y no logra vivir los cambios con los cuales viene soñando hace algún tiempo, ¡pues esto está al alcance de todos nosotros!
"Cada hombre tiene la oportunidad, en alto grado, de hacer de sí mismo lo que elija ser. Las bendiciones de esta vida, y también las del estado inmortal, están a su alcance. Puede él formar un carácter de gran excelencia, y adquirir nueva fuerza a cada paso. Puede avanzar diariamente en conocimiento y sabiduría, consciente de que el progreso le proporcionará nuevas delicias, y añadir una virtud a otra, una gracia a otra. Sus facultades mejorarán con el uso; cuanto más sabiduría obtenga, mayor será su capacidad para adquirir más aún. Su inteligencia, conocimiento y virtud se desarrollarán así para adquirir mayor fuerza y más perfecta simetría" (Ellen White, Consejos sobre el régimen alimenticio, p. 15).
Es cuestión de elección, ¡y usted puede elegir ahora mismo!
Si puedo desearle algo a usted para 2015, deseo que usted sea alguien mejor el próximo año. El mundo necesita personas mejores que representen correctamente a Cristo, su familia necesita que usted sea una persona mejor, sus vecinos, su patrón, sus clientes, su Iglesia, en fin, todos a su alrededor, “para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que están los cielos” (Mateo 5:16). ¡Dios desea que usted sea alguien mejor y Él le da las condiciones para esto!
Dedique un tiempo a reflexionar sobre cómo fue este año. ¿En qué avanzó usted? ¿En qué retrocedió? ¿Qué cambios o reformas necesitan ser hechas? ¿En qué áreas usted necesita perfeccionamiento? Haga una lista. Coloque su lista en el altar del Señor en oración. Ore sobre cada punto específico y hable abiertamente con Dios sobre cada punto, sus dificultades y sus necesidades. Presente su lista (actualizada) a Dios todos los 365 días del próximo año. Haga aquello que Él le oriente sobre los puntos de su lista, ¡y tenga un año de crecimiento por la gracia de Cristo Jesús!
“Desearía poder describir la belleza de la vida cristiana. Empezando en la mañana de la vida, gobernado por las leyes de la naturaleza y de Dios, el cristiano avanza progresivamente hacia adelante y hacia arriba, acercándose cada día más a su hogar celestial, donde lo espera una corona de vida, y un nombre nuevo, “que ninguno conoce sino el que lo recibe”. Apocalipsis 2:17. Crece constantemente en felicidad, en santidad, en utilidad. El progreso de cada año excede al del año anterior” (Ellen White, Mensajes para los jóvenes, p. 66).