Minimalismo: Cómo vivir más con menos
Aprende a poner en tu equipaje mental lo que realmente importa.
Hace 10 años, mi marido me enseñó algo liberador: viajar solo con una mochila. Yo era de esas que ponen todo lo que es posible dentro de la maleta. “Ya veo que pasa algo y necesitaré de eso”, era lo que pensaba. Pero nunca lo necesitaba.
Cada viaje la misma historia: preparar la maleta, despachar la maleta, esperar que la maleta llegara a la sala de desembarque, cargar la maleta y, al regresar a casa, vaciar la maleta. Una vez, ni siquiera llegó, y recibí mis pertenencias un día después.
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Fue así hasta que aprendí a viajar solo con una mochila. Para eso, lo primero que tuve que hacer fue abandonar la idea de que necesitaba estar preparada para absolutamente todas las circunstancias que podría llegar a experimentar.
El segundo paso fue ajustar mi enfoque para concentrarme en aquello que era realmente importante y esencial. De esta forma, todo fue más simple. En pocos minutos yo tenía la mochila lista para el viaje. No era necesario esperar en la fila para despachar las maletas, ni esperar que llegara a la cinta en la sala de desembarque. ¡Y tampoco corría el riesgo de perderla! Eso fue liberador.
No hay necesidad de tener todo en el equipaje
También es liberador pasar por esta vida y desprendernos de cargar un bagaje pesado y voluminoso. Vivimos, hoy, en un tiempo en el que cada vez más personas sufren de ansiedad, estrés, depresión. Las relaciones están fallando y vivir se ha convertido, en muchos casos, en una carga.
Podemos usar esta historia que estoy compartiendo con ustedes como una metáfora para representar nuestras actitudes ante la vida. ¿Qué cosas solemos colocar innecesariamente dentro de la maleta con la excusa que tal vez lo necesitemos, o con la excusa de que tenemos que estar preparados para cada situación? Son las angustias y resentimientos, expectativas excesivas, agenda llena de compromisos, ambiente lleno de objetos (en su guardarropa, por ejemplo, debe tener algunas prendas que no usó durante este año, ¿no es cierto?), etc. Estas cosas nos acompañan a lo largo de la vida y hacen que el camino sea más difícil y arduo.
Por eso, el primer paso para hacer que la vida sea más liviana es aceptar la idea que no tenemos necesidad de cargar tantas cosas a lo largo de ella. No hay necesidad de tener todo bajo control (y en la práctica eso no es posible). En nuestra mochila hay espacio para lo que es esencial. Y con eso es suficiente. El perdón ocupa menos espacio y pesa menos que la angustia y el resentimiento. Una mirada realista de las personas y las circunstancias es mucho más fácil de cargar que el exceso de expectativas. Decir ‘No’ puede ser desafiante al principio, pero genera estrés y enfermedades. Lo mismo ocurre con el desapego a las cosas materiales y las relaciones tóxicas.
El segundo paso es ajustar el foco, dándole importancia a lo que es realmente importante.
Seguramente, escuchó hablar sobre la decoración minimalista. También debe haber escuchado la expresión “menos es más”. Estos conceptos se aplican muy bien a una vida en la que se intenta preservar la salud mental y el bienestar general del ser. Por lo tanto, dedíquese a lo que realmente importa. Invierta tiempo, dinero, pensamientos y emociones en aquello que realmente es esencial.
La escritora norteamericana Elena de White dice que “Por doquiera prevalece la enfermedad mental. Los nueve décimos de las enfermedades que sufren los hombres tienen su fundamento en esto” (Mente, carácter y personalidad, t. 1, p. 59). ¡Las mentes sobrecargadas se han vuelto mentes enfermas que enferman todo el ser! Una vida con menos peso resulta en una mente con menos peso.