El sin sentido de una masacre en Texas y el fin del dolor
El punto de vista de la masacre a una iglesia Bautista en Estados Unidos.
Cuando recibí el alerta de una importante agencia internacional de información en mi celular ayer (5 de noviembre de 2017), confieso que mi corazón se entristeció. La noticia decía más o menos así: “26 personas son asesinadas en Texas, dentro de una iglesia bautista”. Inmediatamente hice click en el alerta y fui a ver la noticia. Solo que era tan reciente que todavía no había muchas informaciones al respecto. Me quedé pensando en este asunto.
Pocas horas después, ya se conocían los detalles escalofriantes. El autor de la masacre fue un hombre de 26 años llamado Devin Kelly que llegó vestido de negro y con una arma automática. El hombre abrió fuego en las inmediaciones del templo de la primera Iglesia Bautista, en un pequeño pueblo de poco menos de 500 habitantes, llamado Sutherland Springs. El mismo, está cerca de la gran metrópoli de San Antonio, en el estado de Texas, en los Estados Unidos. El resultado, una tragedia terrible, 26 personas muertas y más de 20 heridos.
Entre los primeros asesinados aparece el nombre de una jovencita de 14 años llamada Anabella Pomeroy, hija del pastor de la Iglesia, y que estaba oficiando el culto de las 11:30 de la mañana en el templo. Además de Anabella, personas de entre 5 y 70 años murieron. Tristeza, dolor, impotencia y cuestionamientos, se me venían a la cabeza mientras leía la crónica de la historia. Y sé que a ti también te pasa lo mismo.
Estoy escribiendo esto sentado delante de mi computadora y de verdad casi sin saber como seguir. ¿Por qué? Simple, por dos razones:
La primera es porque, cualquier intento de explicar el nivel de demencia que alguien puede tener para entrar en una iglesia y matar a inocentes y desarmados, sería explicar los inexplicable. Como tampoco tiene explicación lógica lo que sucedió algunas semanas atrás con otro "loco" que desde un piso 32 en un hotel en las vegas disparó y mató a casi 60 personas, y dejó cientos de heridos. ¿Quieres que siga? Es difícil explicar, el terrorismo, las guerras sin sentido, los carteles de drogas, el tráfico de personas, prostitución infantil, y todo lo que quieras agregar a la lista.
La segunda razón que me deja paralizado es el sufrimiento humano, me conmueve. No conozco ni a las personas que murieron, ni a sus familiares, pero me entristece. Siguiendo en esta linea, hay otra cosa que me deja más preocupado, es la indiferencia de algunos ante el dolor ajeno. Duele ver, leer o escuchar, oportunistas, que en estos momentos aprovechan para defender cuestiones políticas, intereses económicos y hasta religiosos. Fomentando la separación, los rencores y el odio.
Sin embargo, decidí seguir escribiendo, porque creo que Dios tiene un mensaje especial para ti y para mí hoy. Él quiere llamar nuestra atención y dejarnos un mensaje importante. Repito lo que dije más arriba, no voy a intentar explicar los puntos anteriores usando lógica, retórica o argumentación. Sólo quiero enumerar algunas conceptos de la Biblia para que tú mismo saques tus conclusiones, ¿vamos?
Dios creó un universo y un mundo perfecto. Sin dolor, tristeza, sufrimiento y muerte. Sin embargo, de manera inexplicable, en la mente de un ser creado se engendró orgullo, odio y egoísmo contra Dios. Quiso ponerse en el lugar que le correspondía solo a Dios. ¿Resultado? Separación de Dios, pecado. Y el pecado duele. Duele en quien sufre por su causa y en el corazón de Dios por verte sufrir.
Entonces, si Dios es Dios y tiene poder, ¿porqué no resuelve el problema del pecado? De hecho, Él ya está trabajando en este asunto y lo está resolviendo. El envió a su hijo Jesús para entregar su vida por ti y por mÍ en la cruz del Calvario. A través de su muerte, Él abrió un puente que restaura nuestra relación con el Padre y si la aceptamos nos dará una oportunidad. Pero esto no significa que el dolor, el sufrimiento y el pecado, terminó. Al contrario, el mal sigue creciendo, el odio sigue creciendo y la Biblia dice que cada vez será peor… Sí, cada vez peor.
Muy bien. Entonces, mientras esperamos la solución definitiva para el sufrimiento y el dolor, ¿vamos a seguir sufriendo? Lamentablemente, la respuesta es sí. En este mundo que nos toca vivir, los buenos y los malos, todos somos vulnerables y podemos sufrir. No hay excepción. Puede sufrir quien está en un recital de rock o el que está en la iglesia. Aquellos que se consideran buenos, y aquellos que consideramos malos. ¡Todos sufren! ¡Todos sufrimos!
Entonces, ¿Es Dios el culpable de nuestro dolor? El libro de Job es claro, léelo. Allí se nos dice que el culpable de nuestro dolor es Satanás y no Dios. Que quede claro que, si Dios permite que suframos no significa que Él está de brazos cruzados. Él está actuando. Él está al lado de todos los que sufren. ¡De todos! Y Él mismo consuela y abraza en medio del dolor.
Hasta aquí podría haber amontonado varios textos bíblicos. Pero no lo hice. Te comenté lo que creo, porque las creencias, muchas veces no se explican, se comparten. Ahora bien, volviendo al principio: duele ver el sufrimiento. Duele ver gente muriendo. Duele, y duele el alma.
Sin embargo, te lo digo con todas las letras: ¡HAY UNA ESPERANZA! El sufrimiento no será para siempre. Cristo, muy pronto vendrá y pondrá un punto final al pecado, el dolor y al sufrimiento.
Antes de terminar, déjame sólo regalarte este texto bíblico que llena el corazón, y que tú ahora tendrás que sacar tus propias conclusiones:
“Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva, pues ya el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir, lo mismo que el mar. Vi también que la ciudad santa, la nueva Jerusalén, bajaba del cielo, donde vive Dios… Y oí que del trono salía una fuerte voz que decía: «Aquí es donde Dios vive con su pueblo. Dios vivirá con ellos, y ellos serán suyos para siempre. En efecto, Dios mismo será su único Dios. Él secará sus lágrimas, y no morirán jamás. Tampoco volverán a llorar, ni a lamentarse, ni sentirán ningún dolor, porque lo que antes existía ha dejado de existir.” Apocalipsis 21:1-4 TLA
¡Quiero que esto sea pronto! ¡No aguanto más este mundo! ¿Y tú?